Concurso Semanal, "Creando Historias Semana #7" "Una Calle más que misteriosa"

in hive-185836 •  4 years ago 

Hola Amigos, es un placer compartirles esta interesante historia para el Concurso propuesto por @adeljose

¡Espero se animen a participar!

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"Una calle más que misteriosa"

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Era ya tarde cuándo llegué a aquel pueblo. Llovía y el cielo estaba lo bastante oscuro para impedir que alguna estrella iluminara el camino.
Desesperada y con frío caminé lo más rápido que pude hasta llegar a mi pequeña posada. Era acogedor pues tenía calefacción lo cual lograba bajar mis emociones negativas traídas de mi bullosa ciudad, allá todo era problemas y estrés lo que ocasionó mi repentino viaje, excusé en el trabajo que necesitaba visitar a un familiar enfermo. Con mi madre fue más difícil pero al ver lo ansiosa de mi voz decidió no detenerme -aunque se notó que no era de su agrado- y sólo se limitó a decir que volviera pronto y me cuidara.
Luego de darme una muy necesitada ducha me coloqué ropa cómoda pero lo bastante gruesa para protegerme del frío. Bajé en búsqueda de comida -hasta ese momento no había notado lo hambrienta que me encontraba- llevaba 10 horas sin probar un bocado y mi estómago me lo recordaba a gritos. En las descripciones de la posada decía que contaba con restaurante lo cual fue una de las principales atracciones para mi.
Al llegar todo era igual de acogedor, las pequeñas mesas para dos solo unas pocas mesas contaban con cuatro sillas. Dí un pequeño vistazo a todo el lugar y un interés enorme me hizo sentarme en una mesita para dos junto a una enorme ventana que daba a la calle, por alguna razón me embargó una tranquilidad que hacía mucho que no sentía. Intenté observar la calle pero la lluvia no dejaba paso a nada, solo se veía eso, lluvia.
Mientras pensaba en si así iban a ser mis próximos cinco días, sólo lluvia, una fuerte brisa pasó por la calle haciendo que la lluvia cambiara de rumbo repentinamente. Un carro pasó por allí y fue cuando me fijé en lo que parecía ser un callejón. Por la razón que fuese no pude despegar mi mirada hacia ese lugar, hasta luego de pasar el carro, mi mente se bloqueó, me sentía poderosamente atraída.

Señorita - Habló una chica de unos veinticinco años, sacándome de mis pensamientos - ¿Que le puedo ofrecer?

Algo caliente por favor - fue lo único que mi boca pudo pronunciar.

La chica se marchó y pronto ya tenía un rico café, estaba muy fuerte para mis gustos pero me ayudó a pensar en otra cosa que no fuese ese callejón. Al cabo de unos minutos volvió la camarera, pedí algo para comer y enseguida la tenía frente a mí.

¿Le puedo preguntar algo?

Si claro, lo que necesite - me dijo con una enorme sonrisa

¿Que hay allá en aquella calle - mi pregunta pareció sorprenderle por la expresión de su rostro, aquella sonrisa se desapareció de inmediato-

Esa calle ha estada abandonada por años - dijo al fin - algunos dicen que puede estar embrujada, otros dicen que es guarida de maleantes. Lo más recomendable es que no se acerque por allí. Es el único lugar así en el pueblo, del resto puede andar tranquila. - dijo devolviendo su sonrisa, quizá en busca de no espantarme.

oh, gracias - dije y se marchó muy rápido quizá para evitar que le hiciera más preguntas.

Subí a mi habitación y puede que por lo largo del viaje, solo pensaba en dormir - aunque en mi mente también rondaba ese extraño lugar- me recosté e inmediatamente me dormí.

De pronto, comencé a sentir que alguien llamaba mi nombre. Era muy extraño, ¿quién sabía mi nombre allí, tan lejos?

Lyla, Lyla- sonaba más como un susurro.

Quería despertar pero mi sueño era superior a mi. Puede abrir los ojos de golpe para comprobar que no había nadie en el cuarto. Estaba sudando y totalmente como me había acostado: La luz encendida y totalmente vestida.

Me levanté de la cama y busqué algo para beber. Solo era un sueño. ¡Acá ni señal de teléfono tengo! y nadie sabia que venía hasta acá.

Volví a acostarme con la total certeza que era sólo producto de mi imaginación.
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Me desperté al día siguiente con mucho más ánimo aunque al mirar afuera noté que seguía lloviendo. ¿Es que acá llueve a diario? quizá debí comprobar eso antes de venir.
Decidí salir de compras, la lluvia no iba a impedir mi propósito que era despejar mi mente de la ciudad y sus problemas. Recorrí varias calles sin entrar en ningún sitio en especial, había de todo un poco: cafeterías, tiendas de ropa, librerías y hasta un pequeño cyber que me tentó a entrar pero esa sería la peor decisión.
Estaba observando unos dulces en una tienda muy pintoresca cuando de pronto escuché de nuevo aquel raro susurro: Lyla, Lyla -esta vez no estaba soñando, ¿o si?

Miré a todos lados y nadie parecía fijarse en mí, pero cuando volvía a concentrarme en que elegir, aparecía esa extraña voz. Salí asustada de allí, ¿será que ya estaba enloqueciendo? ¿Será el clima lluvioso? en la ciudad la mayor parte del tiempo era soleado.
Caminé unas cuantas cuadras pero cuándo iba a cruzar una calle una brisa fría perturbó mi tranquilidad. Decidí doblar en la misma acera. Así sucedió unas cuantas veces y ya estaba al roce de la desesperación, en serio ¿que me pasaba?. Cuando no eran brisas frías, eran susurros. Sin darme cuenta que de esquivarlos, ya estaba llegando cerca a la posada ¿me estaban guiando? ¿querían que volviera a la habitación? Quizá era mejor obedecer. Pero cuando iba a pasar frente al callejón los susurros se hicieron más fuertes, ya no parecía una sola voz ahora parecían varias personas.
Me llamaban por mi nombre. Miraba a todos lados pero nadie más parecía escuchar lo mismo que yo.

Noté que iba caminando casi hipnotizada hasta el callejón cuando me detuve de golpe casi a la entrada.

Pararon los susurros, las brisas, Todo.

Miré lo mejor que pude pero todo parecía normal: cajas, gatos, basura, mucha basura, en definitiva estaba totalmente abandonado. Ni siquiera tenía pinta que allí se quedase algún indigente.
Regresé a mi habitación, me duché y me senté en la cama a pensar mientras comía un bocadillo que llevaba en el bolso. Intenté calmarme pensando que de seguro estaba loca pero con tantas preocupaciones en el trabajo no me había fijado.

Shhhh

¿Qué? - Me asusté - ¿Quién eres?

Shhhhhh

¿Que quieres de mí?

Sólo enfrentate a tu destino

¿Mi destino? - ahora estaba más asustada que antes - ¿Que destino?

Pero no hubo respuesta. ¡Ahora si me había vuelto loca! ¡Hablando con voces imaginarias?
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Así pasaron mis siguientes tres días, ya casi me tocaba volver a la ciudad pero ahora tenía más preguntas que respuestas, escuchaba frecuentemente esa voz susurro que me decía que buscara mi destino y con mucha frecuencia me dirigía hasta la entrada del callejón. ¿Que había allí?

Lo extraño que no podía entrar, ¿mi miedo, quizá? es posible.

Ya poco a poco me había acostumbrado a la idea de estar escuchando voces y de sentirme cada minuto más atraída por el misterio del callejón.

Pregunté a muchas personas del pueblo pero nadie decía algo más que estaba abandonado, que allí nada entraba, que era refugio de maleantes o indigentes -pero lo había vigilado y nunca vi a nadie entrar o salir - nunca había sucedido nada malo allí, ningún muerto, ni brujos. No había NADA.

Sólo una voz que me hacía ir hasta allí para luego desaparecer.
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La tarde antes de mi viaje, todo pasó igual, una voz, me dirigí ciegamente hasta el callejón y luego me frené allí. Tomé todo el valor que pude reunir y di unos pequeños pasos de pronto sentí como si me hubiesen empujado al fondo de ese callejón y hasta allí tuve control de mi cuerpo.

De pronto escuche muchas voces diciendo mi nombre y como si fuese una pantalla todo a mi alrededor vi pasar muchas escenas de mi vida: mi trabajo, mi familia, mis frustraciones, mis llantos a media noche. Era demasiada información, no podía concentrarme en nada en especial.

Sentía mucha desesperación así que grité. Todo desapareció y no pensé en otra cosa que en huir.

Corrí hasta la habitación y me encerré debajo de las sábanas. Esto no podía ser real. ¡Y no podía volver loca a la ciudad!
Dormí lo mejor que pude -no más de dos horas- recogí mis cosas y estaba lista para irme. Loca y todo debía marcharme, dentro de dos días debía volver a mi realidad en el trabajo en la ciudad.
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Comencé a caminar pero no pude evitar ir a aquel callejón.

No habían voces, ni brisas, ni ruidos raros. Todo parecía muy normal.

¿Qué había pasado?

Me despedí mentalmente de aquel lugar y prometí volver. Debía volver a averiguar que pasaba allí y sobre todo, que quería decirme.

Cinco días llenos de miedo pero ahora que era el final de mi viaje sentí algo de nostalgia por no saber que fue todo aquello.

Debía averiguarlo algún día.
O quizá ese susurro me seguiría hasta la gran ciudad...

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Imágenes creadas con Canva

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Saludos amiga @angiede

Interesante historia sobre el callejón de los susurros, llamando a cada visitante y arrastrandándolos hacia el. donde todo comienza a dar vueltas en la cabeza.

Gracias por su entrada al concurso.

Participante #46