Pero un día estando compartiendo en la celebración de un cumpleaños, el de Carlos Raúl, otro inseparable del grupo, noté que una nube de tristeza se había instalado sobre él. Me guiñó un ojo, se apartó y se dirigió a un parque cercano, como buscando un respiro en la naturaleza. Preocupado y conociéndole tan bien le seguí sin que notara mi presencia, porque algo le sucedía a mi hermano Esteban.
Mientras caminaba como sin rumbo fijo, observó a un grupo de niños riendo y jugando. Se detuvo a observarlos como envidiando aquella felicidad de los pequeños ajenos de cualquier preocupación. Prestó especial atención a uno de ellos que estaba soplando burbujas de jabón. Aquellas burbujas danzaban en el aire, reflejando los colores del arcoíris bajo la luz del sol. Esteban se detuvo y una sensación de nostalgia lo invadió.Tomo un respiro se acercó al niño y le pidió un poco de su solución de burbujas. El niño sorprendido, por ser un desconocido y ya un hombre, le miró por unos instantes y encantado, le entregó el tubo y le mostró cómo soplar. Esteban tomó una profunda respiración y, con un ligero soplo, una burbuja se elevó lentamente hacia el cielo. Observó cómo flotaba, libre y ligera, y por un instante, sus preocupaciones parecían disolverse en el aire.
A medida que jugaba, comenzó a recordar aquellos momentos felices de su vida: risas compartidas, abrazos cálidos y sueños por cumplir. Cada burbuja que creaba era un pequeño recordatorio de la alegría que aún podía encontrar en el mundo. Los otros niños, igualmente sorprendidos por el personaje lo rodearon, riendo y animándolo a seguir soplando. Pronto, el parque se llenó de burbujas brillantes que danzaban como si celebraran el renacer de su espíritu. Esteban Jesús sintió una chispa de felicidad florecer dentro de él. En un giro que realizó mientras corría con los pequeños detrás de las burbujas de jabón, notó mi presencia y me invitó a que me acercara, extendió su brazo sobre mi hombro y me dijo estás palabras: ”acabo de comprender que, aunque la tristeza a veces parecía abrumadora, siempre había espacio para la alegría, especialmente en los momentos más simples”. Y con una alegría renovada, se unió nuevamente a los niños en su juego, dejando que las burbujas lo llevaran, una por una, hacia una nueva esperanza. Y así en aquel parque, mi amigo, aquel hombre triste redescubrió la alegría de vivir a través de las burbujas de jabón, recordando que la felicidad puede encontrarse incluso en los días más grises. Me complace en invitar a: @beatrizleon57 / @gemamedina. Este es el link del Concurso NOTA: Todas las imágenes con Licencia Creative Commons
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Una historia muy bonita con una muy buena reflexión.
Me encantó leerte, éxitos en el concurso.
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Hola @aleisbertblanco, gracias por pasar a leer mi historia y que te haya encantado me satisfizo mucho.
Saludos y buen fin de semana!!
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Hola querido amigo, muchas gracias por participar en el concurso, definitivamente ser siempre niño debería formar parte de nosotros, por ser adultos supuestamente coherentes con la sociedad nos olvidamos de nuestro niño o niña interior, se nos olvida ser felices y disfrutar de las pequeñas cosas como unas simples burbujas, pero son momentos que nos llevan a otro escenario, como nuestra infancia por ejemplo.🙂
Saludos, que tengas una bonita tarde!
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Saludos apreciada amiga, gracias por leerme y me satisfizo que te haya gustado mi historia.
Hasta la próxima..
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