Una imagen una historia

Yo tenía 11 años, y solía andar en bicicleta por mi barrio; me gustaba hacerlo cada día, ya que iba a la escuela o a hacer los mandados de mi mamá y eso me permitía ir y volver más rápido para jugar a los videos juegos en casa.

Un día, como a las siete de la noche, mi mamá me mandó a comprar una cosas a una tienda de comestibles que quedaba a pocas cuadras de la casa. La tienda realmente quedaba cerca y todo estaba bien iluminado por esa zona y con buena afluencia de gente; por lo que ir y venir de allá en bicicleta era muy rápido.

Pero al llegar a la tienda me la encontré cerrada; y como estaba determinado a hacer la compra de cualquier manera, tomé mi bicicleta y circulé varias cuadras más adelante. Pero nada, todas estaban cerradas, por lo que seguí buscando varias cuadras más adelante nuevamente. Parecía que no iba a encontrar ninguna tienda abierta, porque rodé mucho y no encontraba ninguna

Debo haber rodado como treinta cuadras, cuando al fin conseguí una tiendita de comestibles. La zona era solitaria, pero no me asusté; así que detuve mi bicicleta afuera y pude comprar las cosas que mamá me había encargado. Una vez que terminé, salí de la tienda y me dispuse a arrancar de nuevo para mi casa. La alarma de mi reloj digital de pulsera (muy de moda por aquellos días) sonó; y entonces vi que la hora era la 10.58 pm.

En aquellos años no existían los celulares, así que solo pensaba en lo preocupada que estaría mi mamá por no haber regresado a casa a tiempo. Así que me subí a mi bicicleta, puse las cosas en el canasto de la misma y empecé a pedalear lo más rápido que pude para llegar a casa. Como a las pocas cuadras (dos o tres), se fue la luz en todo el barrio; y ni siquiera en los postes de electricidad había luz, aquello eran las más oscuras tinieblas. Mi bici tenía unas pequeñas lucecitas, pero no me daban para ver bien el camino, así que iba prácticamente a ciegas, tratando de conducir por el borde de la calle para llegar hasta mi casa.

En un momento, calculo mentalmente que había recorrido unas 13 cuadras, cuando en medio de la oscuridad vi una casa con luz. Era la única casa con luz por allí, y no había ni un alma en la calle, así que me dio curiosidad y paré para tocar la puerta para solicitar que me prestaran el teléfono para llamar a mi casa; pero nadie respondió ni salió ante mi llamado. Entonces quise asomarme por una de las ventanas, pero eran oscuras, así que no se distinguía nada tampoco.

Por lo que decepcionado, me di la media vuelta con la intención de montarme en mi bicicleta y seguir deambulando hasta llegar a casa. Pero estando a pocos metros de la casa donde acababa de tocar, cuando ya me dirigía de nuevo a la bici, sentí un aire frío y algo me impulsó a voltearme a ver hacia la ventaja donde había tratado de mirar hacía poco rato. No vi sino la sombra de un niño que apareció de repente al otro lado, como mirando desde afuera y tocando la ventana como con rabia.

Me asustó la emergencia con que parecía tocar los cristales, pero más me asustó que mientras yo veía la ventana, desapareció instantáneamente, como si de un espejismo se tratara.

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Un miedo muy grande recorrió todo mi cuerpo de arriba abajo, y comencé a temblar de miedo, al punto de que salí corriendo, me monté en mi bicicleta y huí a toda prisa de allí.

El terror invadía mi mente, y no sé exactamente cuantas cuadras recorrí, pero sentí como si hubiesen sido miles. Repentinamente, volvió la luz al barrio y allí fue cuando me di cuenta de que estaba a siete cuadras de la casa, y para entonces me había calmado un poco. Yo solo pensaba en lo preocupada que estaría mi madre, y que estaría afuera esperándome y buscándome desesperada por intuir que me había perdido debido al apagón.

Pedalée lo más rápidamente que pude hasta llegar a casa, y me sorprendió no ver a mi madre ni a nadie en la calle; y mientras bajé de la bicicleta y me dirigí hasta la puerta de mi casa, otra vez se fue la luz por el barrio y todo fue oscuridad nuevamente, pero me sentía aliviado de haber llegado a casa, por lo que busqué mis llaves para entrar, pero en lo oscuro, no veía cuál era la llave correcta para abrir, así que toqué y llamé con voz fuerte a la puerta para que mi madre me abriese; pero no respondió, ni acudió a mi llamado.

Toqué durante un buen rato fuertemente, y ya cansado, me asomé a tocar desde una de las ventanas de mi casa, que ahora parecían como las de la casa donde había pasado el susto hacía ya un rato.

Yo, no podía ver nada adentro, era como si una bruma, además de la oscuridad, había invadido el interior de mi casa.

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De golpe, vi la sombra del niño otra vez que ponía las manos en las ventana y las comenzaba a deslizar sobre el cristal, y me aterroricé a tal grado que comencé a gritar, a llorar y a llamar a voces a mi mamá.

De pronto, comencé a sentir que me llamaban y entonces, en medio del terror que sentía, me desperté en mi cama, y vi que todo fue una pesadilla. Yo estaba sudando frío y por los gritos que di mientras soñaba, mi mamá fue a mi habitación a verme y despertarme. Creo que nunca antes, ni después volví a tener una pesadilla tan perturbadora en mi vida.

Invito a participar a @albanna y @prosperamente.