En ocasiones, cuando estoy molesto y agobiado; conmigo mismo; puede pasar, la poesía –de la nada- se lleva todos esos disgustos, no sé cómo sucede y cómo es que acabo enredado entre los brazos y sábanas de dicha mujer, pero está bien saben, me siento curado de cualquier mal. Puede que no sea lo que necesite y lo que esté pidiendo, pero ella siempre está ahí, nunca
se desaparece, no rompe sus relaciones con un servidor. Se ha vuelto un vicio; como tanto otros. Y bueno, cuando el encuentro termina, hay un poema neonato dando sus primeros lloros, clamando por alguien que le preste atención. Todo es tan infinito pero a la vez, tan efímero, que no creo estar cuerdo ya.
Salgo de esa fantasía irrealmente real, y me vuelvo a llenar de lo mismo de siempre tarde o temprano, sea lo que sea, el ciclo vicioso se repite, los adictos son así, no tenemos remedio
absoluto, ¿verdad? Estamos muy dañados, como para escapar de la enfermedad. Desde que la conozco, ha sido y es, mi verdadero desahogo, de todas las formas imaginables e
inimaginables. Sabe más de mí que yo de ella, de qué me quejo, no podía ser perfecto. Yo tengo que buscar y rebuscar en su cuerpo las formas y caminos, ella solo me ve, y contempla todo, a veces, hasta lo que ni yo me veo y sabía de su existencia; ella es toda una experta en esto; yo soy un principiante que no logra
mantener su ritmo.
Estoy loco, hablo con una hoja, creo que la
poesía es una señora, le quiero dar vida, pero no, no es así, ¡recapacita, hombre! solo estás tú, nadie más. Siéntete peor de cómo estabas cuando llegaste aquí, anda a estudiar a esa jodida carrera que no te interesa en lo más mínimo, deja de lamentarte, se real, confiésalo, tú quieres seguir adelante por no fracasar, quieres tener ese logro, quieres una victoria, aunque no te apasione ni un ápice lo que haces. Esto es solo el lugar donde vienes a llorar, allá es donde te entristeces, ¿cruel? No tanto, hay peores situaciones, ¿por qué no te conocí antes? “¿Qué hacías y dónde estabas? Pero, tú y yo, no nos quedaremos viendo por el cristal de las lágrimas”, porque yo soy demasiado inconstante, bipolar, alter ego o… ya no sé lo que soy, un día estoy bien, y en cuestión de segundos es todo lo
contrario, tengo una personalidad, y por arte de quien sabe qué, se esfuma y termino siendo otro diferente, a cada momento, no hay descanso, ¿cómo se puede vivir así? Optimista y pesimista,
romancista; cursi, y realista; seco, supersticioso y escéptico, asocial y amigable, culto e ignorante, diestro e inútil, inteligente y torpe, enamorado y hastiado, me gustan y no me gustan, convencido e indeciso, expresivo y callado, maduro e infantil,
amante de las palabras y del silencio, inspirado y ofuscado. Eso de verdad me enfurece, ella me calma. No me presten atención ni sigan mis palabras, porque yo las abandono cuando ya no
pienso igual. No consuman de esta droga, esto es para los que no tienen escapatoria, así que huye, ¡largo de aquí! ... Ya encontré mi definición: contradicción, pero que más da, a los humanos les encanta. Simplemente que yo no gozo de su simpatía. Pero, ¡qué más da! Seré un grande. ¿Cómo lo sé? simplemente lo sé, quiero y puedo, el problema es cuándo, espero que sea pronto, estoy cansado de estar dedicándole tiempo a algo que no merece mi sacrosanta pasión, en vez de a esto que me hace hablar, corrijo, me hace escribir sin parar.