El amor es un cigarrillo encendido, que comienza con fuego y termina con cenizas.
El amor es un sentimiento extraño que, por un lado, llena a las personas de alegría y, por el otro, las ahoga en una profunda tristeza. Mucha gente compara el amor con otras cosas de la vida. Pero si se compara el amor con un cigarrillo encendido, adquiere mucho significado.
Un cigarrillo comienza con fuego, lo que genera un calor intenso. De manera similar, el amor comienza con una emoción emocionante. El corazón está fresco, los sentimientos están frescos. Esos primeros días del amor son los momentos más felices del mundo. Todo alrededor es nuevo, todo parece hermoso.
Pero poco a poco, como un cigarrillo, el calor del amor también disminuye. A veces surge la tensión, surge el malentendido, surge una dura realidad. Estas realidades poco a poco van cubriendo todo como humo. Una vez que esa dulce relación se convierte en solo un recuerdo.
Así como hay ceniza en la punta de un cigarrillo, así el final de muchos amores es el vacío. A veces la relación pierde sentido como cenizas. Quizás ambas personas permanezcan en la vida del otro, pero la intensidad de ese fuego ya no está ahí.
Sin embargo, así como los cigarrillos son dañinos, el amor también puede serlo a veces. La pérdida de confianza en uno mismo, el dolor emocional o la pérdida de autoestima son todas consecuencias de un amor mal dirigido. Entonces, antes de enamorarte debes respetarte a ti mismo.
Pero no es que el amor siempre se convierta en cenizas. Algunos amores incluso arden durante toda la vida, consolidando la relación en la calidez del amor. Así que disfruta del amor, pero no fumes tu vida como si fuera un cigarrillo. Toma el control de tu vida.
Si el amor es un cigarrillo, disfrútalo mientras arde el fuego. Pero no lo olvides, el final puede ser cenizas. Entonces, sé responsable y comprende el valor de tu amor.
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