The Diary Game || 29-12-24 || Asistir a reuniones cristianas y poner en práctica mi nuevo entendimiento.

Amaneció el domingo y me desperté sintiéndome agotado, cortesía de una noche que se había agudizado por mi condición de salud. A pesar del cansancio y la incomodidad, estaba decidido a asistir a nuestras reuniones cristianas de fin de semana. Estas reuniones siempre brindan oportunidades invaluables para profundizar mi comprensión de Jehová, nuestro amoroso Creador. Después de las reuniones, tuve el placer de volver a conectarme con mi dedicado mayor. Pasamos tiempo de calidad juntos, compartiendo risas y camaradería.

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En la entrada del diario de hoy, reflexionaré sobre las lecciones reveladoras que aprendí durante las reuniones cristianas y el gozo de vincularme con mi mayor.

ir a planchar mi ropa

Me levanté con el amanecer, despertándome a las 6 am con el sonido familiar del canto de nuestro gallo. Con mi ropa del día ya lavada, la doblé y empaqué rápidamente, luego me dirigí a la tintorería de mi confianza para plancharla. Afortunadamente, lo encontré justo cuando estaba a punto de salir para el servicio religioso. Como cliente habitual, atendió amablemente mi petición, planchándome la ropa en el acto. Aprecié su cortesía y le pagué 500 naira (aproximadamente 0,97 STEEM) por sus servicios.

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Al regresar a casa alrededor de las 9 a. m., comencé el día con un desayuno nutritivo, seguido de un estudio exhaustivo de La Atalaya. Esta preparación me permitiría hacer comentarios significativos durante la reunión, que estaba programada para comenzar a las 10:30 am. Sintiéndome renovado y vestido con mi traje cuidadosamente planchado, salí y llegué al lugar de la reunión con tiempo de sobra. Fue un alivio haber llegado temprano y me sentí listo para participar plenamente en la discusión.

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La reunión de ayer fue verdaderamente esclarecedora y obtuve ideas valiosas sobre cómo demostrar mi aprecio por los ancianos de nuestra congregación. Aprendí la importancia de ser sumiso a su guía y mostrar gratitud por sus esfuerzos desinteresados. Algunas formas prácticas en las que puedo expresar mi agradecimiento incluyen:

• Recordándolos en mis oraciones.
• Visitarlos periódicamente para mostrarles su apoyo.
• Invitarlos a cenar como gesto de amabilidad.

Al realizar estos actos sencillos pero reflexivos, puedo demostrar mi amor y aprecio por el trabajo incansable de los ancianos en nuestra congregación.

solo después de la reunión	Con mi dedicado mayor después de la reunión

Inspirado para poner en práctica mi nuevo conocimiento, decidí mostrar agradecimiento a un anciano dedicado de mi congregación. Este joven es un pilar de apoyo, manejando incansablemente diversas responsabilidades, incluyendo asesorar y guiar a los oradores para perfeccionar sus presentaciones. Como primer paso, expresé mi gratitud simplemente diciendo "gracias" después de la reunión. También nos tomamos un momento para capturar una foto juntos, un pequeño pero significativo gesto de agradecimiento por su servicio desinteresado.

sopa de melón	continuar

Aprovechando mi gesto inicial, decidí mostrar aún más mi agradecimiento invitando al anciano a mi casa para comer juntos. Fue una cena humilde, pero ambos disfrutamos la calidez de compartir una comida juntos. Me emocionó que la sopa de melón que preparé fuera recibida con deleite, y ver la sonrisa en su rostro me llenó de alegría. En ese momento, me sentí agradecido por la oportunidad de poner en práctica las lecciones de la reunión y me conmovió el corazón al ver el impacto positivo que tuvo en alguien a quien respeto y admiro.

La película que vimos juntos.

Cuando terminamos de comer, encendí la televisión y pasamos el resto de la noche viendo una película divertida juntos. Este fue sin duda el punto culminante de nuestro tiempo juntos, la conversación fluyó sin esfuerzo y la comedia contribuyó a la cálida atmósfera. Mientras reíamos y disfrutábamos de la compañía del otro, no pude evitar pensar: "Ojalá pudiera quedarse conmigo el resto del día y la noche".

Esperando para abordar un taxi

A medida que se acercaba el anochecer, mi invitado se preparó para partir, pues necesitaba reunirse con su familia. Lo acompañé hasta la carretera, donde esperamos un taxi para llevarlo a casa. Después de una espera de 15 minutos, finalmente llegó un taxi y el conductor accedió a llevarlo a casa por 500 Naira (aproximadamente 0,97 STEEM). Al despedirme de él, me sentí contento al saber que había puesto en práctica las lecciones que aprendí en la reunión cristiana. Fue un pequeño acto de bondad, pero me hizo feliz mostrarle agradecimiento por su arduo trabajo y dedicación.

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Y así, mi domingo llegó a su fin, un día lleno de crecimiento espiritual, conexiones significativas y actos de bondad. Fue realmente un día fructífero y satisfactorio, que me dejó agradecido y contento.

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Todas las imágenes son mías

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