Concurso Coti-amigo: Edición especial | Faltan 5 pa' las 12| por @cruzamilcar63

in hive-188619 •  3 years ago 

Qué tal, amigos de Comunidad Latina. Ya a este año le falta poco para llegar a su fin y, por esa razón, la amiga @marialexandra nos invita a recordar, a través del concurso Faltan 5 pa' las 12, alguna anécdota en la que nuestro sagrado deber de recibir el año en familia, haya estado en riesgo en ese breve y decisivo lapso. Espero haber cubierto tales expectativas.

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Fuente Modificada con PowerPoint

Sucedió lo inesperado


Era el último día del año 1998. La parranda había comenzado desde el 15 de diciembre y todavía no había llegado el momento de detenerse. El cuatro, la tambora y las maracas los teníamos siempre a mano porque en cualquier momento y en cualquier parte podíamos comenzar a cantar. Además de la tradicional parranda aguinaldera que llevábamos, de casa en casa, a todos los amigos y conocidos de nuestro pueblo, Mucoelrío, nos invitaban de las emisoras, de algunos negocios y en cuanto sitio en que nos deteníamos, siempre había alguien que nos conocía y pedía que cantáramos algo; mis hermanos y yo, en aquellos tiempos imparables de divertida juventud, no dudábamos nunca en complacer a quien solicitaba que entonáramos nuestro repertorio.

Ese 31 de diciembre, sin embargo, habíamos decidido, a través un tácito acuerdo, pasarlo sin mucho ajetreo para esperar, lo más sereno posible, la hora de recibir el nuevo año junto a la familia. De manera que ya a las ocho de la noche todos estábamos bien vestidos, como debe ser, y tomando unos tragos con mucha cautela para mantener alejados a los inquietos espíritus de la diversión.

Pero a las nueve de la noche llegó el amigo Rigoberto que venía desde Macarapana a buscarnos para que fuéramos a cantar a su casa. “No, señor, hay que esperar que entre el año y después que venga lo que sea,” dijo, con un tono contundente, Jaime José. Sin embargo, Rigoberto no estaba dispuesto a devolverse sin conseguir lo que había venido a buscar. Nos explicó que no se trataba solo de un bochinche cualquiera, sino que su mamá se encontraba ese día de cumpleaños y había manifestado, con hondo pesar, que este año no había escuchado una buena parrandita, así en vivo, como a ella le gusta, y que entonces él le había prometido que como se trataba de un doble día especial para ella, iba a llevarle un buen grupo de aguinaldos para que quedara complacida. “Ustedes cantan y se vienen; todos sabemos que hoy a las doce cada quien debe estar en su casa,” remató el amigo para convencernos definitivamente.

En el viejo volkswagen de Jaime José nos fuimos los seis hermanos para Macarapana. Como siempre sucede en estos casos, el buen ambiente de la fiesta, el entusiasmo de la gente que se suma al canto y piden sus temas preferidos, además de la atención excelente de la cumpleañera que demostraba una sincera emoción cada vez que interpretábamos una melodía, la hora fue pasando, casi sin darnos cuenta, hasta que Eduardo vio el reloj y se dio cuenta de que ya eran las 11: 20. Nos despedimos precipitadamente y arrancamos para Mucoelrío, sin ninguna preocupación porque había tiempo de sobra para llegar a nuestra casa.

Íbamos frente al aeropuerto cuando el volkswagen tosió tres veces y se apagó. “Ese es un fusible -dijo Jaime José- se lo cambio y seguimos.” Pero no era un fusible, sino una bendita correa que se había deshecho para dejarnos el 31 de diciembre de 1998, a las once y treintaicinco minutos de la noche varados en aquella solitaria carretera, en una época en que el teléfono celular no era un artículo común y corriente como en la actualidad.

Ninguno pronunciaba una palabra, mientras Jaime y Martín intentaban una solución mecánica providencial para seguir adelante, solo la preocupación dibujada en cada rostro parecía reverberar en medio de la noche. Unos diez minutos más tarde, miramos, de repente, a lo lejos, las luces de un carro y nos preparamos para hacerle señas de que se detuviera. Se trataba de un camión que se desplazaba a gran velocidad y sin ganas de pararse en ningún lado. Solo cuando Eduardo gritó, comenzó a aminorar la velocidad, debido a que su voz nasalizada es inconfundible y un amigo de él que viajaba en la parte de atrás reconoció su característica manera de hablar.

A las once y cincuentaidós llegamos a Mucoelrío y cuatro minutos después estábamos en casa listos para el feliz año e intentando ponernos a tono con la alegría y despreocupación de toda la familia.




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Nota: La publicación está configurada con el 15% para esta comunidad.




Invito a los amigos: @carmenyuv, @felixgarciap y @lita2021

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@cruzamilcar63
Hola amigo, por una buena accion por poco reciben el año en la carretera, Dios que todo lo sabe les mando ayuda. Son tantos los casos que por los apuros de uitima hora han pasado tragedias lamentables, por eso siempre recomiendan no salir de casa hasta horas despues de entrar el año. Emocionante historia y lo mejor un final feliz . suerte en el concurso. gracias por la invitacion. saludos.

Hola, amiga. Tiene toda la razón: no se debe estar inventando a esas horas inadecuadas porque siempre ocurre algo lamentable.
Gracias por leer, comentar y por sus buenos deseos.

Excelente publicación bien buena de principio a fin, gracias a Dios lograron recibir su año en casa.

¡Bendiciones amigo @cruzamilcar63!

Éxito en el concurso.

Gracias, amiga @asersuarez, por tomarse unos minutos para leer y comentar esta publicación. Saludos y éxitos.

!upvote 30

Holaa, aquí Alejandro. Paso por aquí para decirte que te he dejado un voto a través del proyecto de curación de Steem Seven, el cual es una de las cuentas de soporte para la Comunidad Latina. Sigue con el buen trabajo. 😊

Nota adicional: ninguna.

#onepercent #venezuela #affable

Gracias por considerar nuestra publicación. Aquí seguiremos. Saludos.

Saludos 😊

Hola amigo, la verdad tu historia me pareció muy entretenida, gracias a Dios por lo menos recibieron ayuda y no les pasó nada malo. ¡Suerte en el concurso!

Gracias, amiga, por comentar la publicación y por sus buenos deseos... Saludos y éxitos.

Saludos. Me gusto tu publicacion. Uno se mantiene bien concentrado de principio a fin con ganas de saber como termina la historia. Exitos en el concurso.

Gracias, amiga. Me alegra de que te haya entretenido mi historia, cuyo final, gracias a Dios, fue feliz. Saludos.

Tremendo susto y disgusto me hubiera llevado yo si anduviera con ustedes, pero en ese entonces solo tenia 6 meses de nacia y aun no conocia la magia de la navidad.

Gracias por esa anecdota jaja muchos exitos.

No recuerdo, sin embargo, que había susto, solo la preocupación por no encontrarnos en el momento de recibir el año nuevo. Eran otros tiempos, teníamos más o menos tu edad.
Gracias por comentar.

Hola amigo @cruzamilcar63, me imagino que ese día tenían el corazón súper acelerado.... Gracias a Dios llegaron a tiempo y todos sanos y salvos.

Recuerdo que lo peor de todo era la posibilidad de no recibir el año con la familia... Menos mal que siempre Dios mete la mano por nosotros. Saludos, muchos éxitos y gracias por comentar.

Me gustó mucho tu historia amigo, lo mejor fue que no pasó nada, ya que esas son horas tremendas saludos y bendiciones

Sí, menos que hubo un final feliz, pero era una situación incómoda. Muchas gracias por sus comentarios. Saludos y felicidades.