Poema # 109 – Millones de veces
No sé cómo me pudo suceder. Quise traer lo inexistente hasta lo existente. Alguien hermoso, incomparable con quien crecer y envejecer con los hilos y piruetas que forman los lápices y delinean de colores; mis correcciones.
En esta vida rara, llena de cosas que te hacen excepcional, como si cada canción en medio de esta música interna te interpretara. Te fuí formando en mi realidad; como si te inventara: “Amarte niña hasta olvidarte anciana” y te fuí buscando, siempre; encontrándote en mí.
En esta vida rara, llena de cosas que te hacen excepcional, como si cada canción en medio de esta música interna te interpretara. Te fuí formando en mi realidad; como si te inventara: “Amarte niña hasta olvidarte anciana” y te fuí buscando, siempre; encontrándote en mí.
Más que ser un buen amante o un Don Juan, fuí un escritor aprendiéndote a dibujar, a dibujarte en prismas y tonos que nadie puede imaginar, con la luna dentro del coctel haciendo lo mejor que se hace en estos casos: Enamorarme de una mujer.
Te fuí explorando en esos sucesos sentimentales de diciembres enteros, que solo caben en los eneros de meses que parecen años. Procurando alcanzarte en letras para expresar párrafos decentes que te falten el respeto, haciéndote el amor. Puliéndome cada vez mejor las capacidades insaciables de los cuerpos; que espero alguna vez se acerquen y se amen en una esta gran explosión.
Amor secreto, casi mi dios personal y entre lo fiel y lo infiel, rostros distintos y un mismo ideal, para caer rendido en orgasmos y ganas de perecer en tus brazos, lo suficiente como millones de veces se puede dejar de vivir.
Te fuí explorando en esos sucesos sentimentales de diciembres enteros, que solo caben en los eneros de meses que parecen años. Procurando alcanzarte en letras para expresar párrafos decentes que te falten el respeto, haciéndote el amor. Puliéndome cada vez mejor las capacidades insaciables de los cuerpos; que espero alguna vez se acerquen y se amen en una esta gran explosión.
Amor secreto, casi mi dios personal y entre lo fiel y lo infiel, rostros distintos y un mismo ideal, para caer rendido en orgasmos y ganas de perecer en tus brazos, lo suficiente como millones de veces se puede dejar de vivir.