Conocerse y aceptarse a uno mismo son también herramientas psicológicas fundamentales que ayudarán a alcanzar el propósito de la vida. No existimos por el mero hecho de existir, sino que existimos con fines valiosos para dar sentido a la propia vida.
Tener siempre una buena opinión de uno mismo nos permitirá desarrollar un importante grado de confianza para lanzarnos al éxito de conquistar el sueño de nuestra vida. Quererse a uno mismo nos ayuda a estar siempre motivados para dinamizar los planes que nos hemos marcado para nuestra vida. Sin embargo, ocurre que no todas las personas se gustan tal y como son y mucho menos se aceptan tal y como son.
Algunas personas han tenido una vida infantil muy dura, como abusos sexuales, que les han marcado mucho y psicológicamente se han visto afectadas por el autorechazo y el odio a sí mismas. Si este problema no se trata a tiempo, la persona puede llevar una vida adulta de desprecio hacia sí misma y hacia los demás.
Las relaciones humanas se orientan generalmente con la experiencia de las personas. Hay personas que son muy seguras en sus relaciones y hay otras que son reacias a dar confianza, simplemente porque traen un fuerte trauma de su vida temprana.
Conocerse a uno mismo también ayuda a comprender situaciones vitales muy personales y a relacionarse con los demás. Llevar una vida compleja nos encierra en el autorrechazo, la inseguridad y el aislamiento social.
No podemos llevar una vida con tantos traumas porque, al final, perjudicaremos a los seres que tendrán que compartir una familia con nosotros. Debemos encontrar la manera más viable de curar las heridas del pasado que nos han hecho daño y empezar a dar sentido a la vida y llevar una vida sana de relación con nosotros mismos y con el entorno.
El amor propio se nutre precisamente de la gran capacidad que tenemos para conocernos y aceptarnos.
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