Hola a todos en la comunidad de Steemit, estuve un tiempo ausente. Hoy 06 de Julio del 2024, deseo compartir con ustedes la crónica de un día que ha dejado una profunda huella en mi corazón.

La jornada comenzó temprano, al alba, motivada por un trágico suceso que sacudió las raíces del Municipio Montes, Venezuela el 02 de julio del 2024. Un fuerte aguacero desencadenó la furia de un río, cuyo caudal creció exponencialmente, arrasando a su paso hogares y corazones.

Con el propósito de brindar ayuda y consuelo, me uní a un viaje junto a familiares para llevar suministros a mi tío y a otros seres afectados en El Maco, así se llama el publito donde por más de 20 años vivió mi tío con su familia.

Ya les dije me levanté muy temprano para ser exacta a las 5 :00 de la mañana luego de preparar el desayuno que no fue más que unas arepitas con mantequilla y queso, mi tío Alexander y su esposa pasaron por mí para llevar a las niñas a casa de mi hermana mayor Eileen, ella las cuido.

De allí fuimos rumbo a nuestro destino. El trayecto estuvo marcado por el impacto visual de la destrucción causada por el impetuoso río Manzanares, cada escombro y cada suspiro de tristeza amplificaban la magnitud de la devastación.

Al llegar a la dolorosa escena, nos recibió la desolación plasmada en los ojos de mi tío Benjamín y su esposa, que se encontraban bajo la sombra de un árbol, cerca de donde yacía la que alguna vez fue su morada. Sus relatos, entre lágrimas y sollozos, relataban las duras experiencias vividas al ver desvanecerse su hogar y con ellos, parte de su historia y sus más preciados recuerdos.

Acompañarlos en el censo por la pérdida fue un acto de solidaridad que nos dejó con el corazón apretado al tener que retornar a casa, dejando a mi tío aferrado a las ruinas que, a su pesar, siguen siendo su única morada. De vuelta en la ciudad, pase nuevamente por casa de mi hermana para buscar a mis hijas y regresar a nuestro hogar, una vez allí compartimos una cena que, a pesar de la sencillez de los alimentos, estaba impregnada de un valor incalculable: la compañía y el amor de la familia.

Mientras me sumía en un mar de pensamientos, bajo el manto de la noche, una certeza se grababa en mi mente con tinta indeleble: la vida es frágil y efímera, y cada instante debe ser apreciado y celebrado con gratitud. Este día, cargado de emociones y enseñanzas, me dejó el firme recordatorio de valorar y agradecer por todo lo que tenemos.

Espero que estas palabras resuenen en sus corazones y despierten la reflexión sobre la importancia de la gratitud y la apreciación de cada momento. ¡Gracias por permitirme compartir esta experiencia con ustedes!