Hoy en la escuela aprendí a usar Microsoft Word. Al principio pensé que este programa era simple, pero resulta que hay muchas funciones interesantes que pueden facilitar el trabajo. En clase, el profesor explica las formas básicas de configurar las fuentes, el tamaño de escritura y cómo hacer que los documentos se vean prolijos. También aprendí a usar viñetas y numeración, lo que resultó muy útil a la hora de hacer listas o puntos importantes en documentos.
El profesor también nos presentó la función Insertar para agregar imágenes y tablas. Es interesante ver cómo un documento normal puede parecer más profesional simplemente añadiendo estos elementos. También nos enseñaron cómo utilizar la función Estilos para mantener la coherencia del formato.
Durante la práctica, me confundí con algunos de los menús, pero después de probarlo varias veces, me sentí más fácil. Los amigos en clase también se ayudan entre sí y eso hace que estudiar sea más divertido. Finalmente, me siento más seguro usando Microsoft Word. No puedo esperar para crear documentos más creativos y ordenados en el futuro.
Dividimos los equipos y empezamos a jugar con ilusión. Hubo varios momentos divertidos, como cuando el balón estuvo a punto de salirse del campo pero fue detenido en el último segundo, o cuando los amigos intentaron un nuevo truco que vieron en vídeo. Aunque estábamos cansados, todos nos divertimos y reímos durante todo el juego.
Jugar al fútbol esta tarde realmente fue el complemento perfecto después de un día completo de estudio en la escuela. Se siente genial poder pasar tiempo con amigos y relajarse en el campo.
Esta noche finalmente tuve la oportunidad de tomar un café con amigos después de un día bastante ocupado. Después de estar ocupado en la escuela, esta tarde tuve tiempo de jugar al fútbol en el campo con algunos amigos. Cansado, pero se siente muy bien poder reunirnos, reír y relajarnos juntos.
Cuando cayó la noche decidimos seguir charlando en nuestra cafetería favorita. Sentarse mientras disfruta de un café caliente es realmente un momento especial, especialmente con viejos amigos que rara vez se reúnen. Nuestra conversación fluyó, desde historias del pasado, planes para el futuro, hasta pequeños chistes que nos hacían reír sin parar.
Esta noche, aunque sencilla, se sentía preciosa. Tomar café con ellos es un recordatorio de que, en medio del ajetreo, estar con amigos es, de hecho, la mejor medicina para aliviar la fatiga.