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Tengo un amigo de la infancia, que hace poco me preguntó qué tiene que ver la homeopatía con la nutrición, desde el punto de vista de la ciencia.
Y antes de contarle lo que le respondí, quisiera decirle que es muy común que la gente considere a la homeopatía como algo sin fundamento, ya que visualizan detrás de ella a brujos y nigromantes haciendo extraños preparados con plantas y otros ingredientes.
Sin embargo, también debo aclarar que no hay nada de cierto en ello, ya que la homeopatía es un sistema de medicina alternativa que se utiliza desde el siglo XVIII y cuya base está orientada a la curación a través de remedios personalizados, generalmente diluidos, capaces de activar la capacidad curativa del organismo.
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En otras palabras, son estimulantes para que el cuerpo logre la autocuración, algo que suena extravagante en un mundo tan avanzado tecnológicamente pero que ha dado frutos positivos para muchas personas.
Volviendo a la pregunta de mi amigo, le expliqué que la Nutrición se basa en investigaciones y evidencias científicas acumuladas a lo largo de los años y que no sólo se centra en la elaboración de dietas, sino también en otros factores como el equilibrio de micronutrientes entre otros.
Aquí es donde entra la homeopatía como auxiliar de la ciencia, ya que los medicamentos suelen tener reacciones secundarias e incluso intoxicaciones o posibles daños en órganos como el riñón, el hígado o el páncreas, y sustituyendo estos remedios por sus bases naturales, se puede conseguir el objetivo deseado.
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No es que yo sea herbolaria ni nada parecido, sino que intento devolver al organismo su capacidad curativa ante el estímulo de dosis no procesadas o medicamentos que se utilizan para tal fin.
Un té negro es más eficaz para quemar grasa que un medicamento para adelgazar que inhibe el apetito y por lo tanto reduce la ingesta de alimentos pero esta acción puede tener consecuencias indeseables en muchas personas.
Este es sólo un ejemplo, otro podría ser los diuréticos naturales que no solo producen la micción o el orinar sino que también reducen la inflamación, disminuyen la retención de líquidos y alcalinizan el cuerpo, algunos de ellos son la patilla, la piña, el perejil, el limón, el té verde y el agua de coco entre otros.