Cuando veo la imagen de este reto me recuerdo cuando acompañaba a uno de mis tíos a moler maíz, lograba hacer bastante masa para mis niñas cuando estaban pequeñas.
Era agradable verlas comer sus arepas rellenas de queso y mantequilla, el molino lo teníamos en el campo y nos turnábamos para moler diariamente hasta regresar a la ciudad, las arepas la hacía delgadas para que nos rindiera la masa.
Muchas veces tomamos el agua resultante de sancochar el maíz, siempre había agua de maíz para el que quisiera tomar, en realidad es un deleite para todos, una vez ligué esa agua con jugo de limón y es algo diferente al paladar pero igual de sabroso.