Sentir miedo es una sensación natural que experimentamos las personas y los animales porque, esta emoción forma parte de nuestras necesidades fisiológicas por ello, es imposible que exista un ser vivo que no experimente dicha sensación durante el transcurso de la vida.

  Es importante tener presente que, a pesar de que el miedo forme parte de nosotros, debemos hacer lo esencial para aprender a gestionarlo porque, si no hay un control, esta sensación nos puede obstaculizar nuestro crecimiento en los diversos contextos del día a día.

  No soy una persona muy miedosa porque, constantemente estoy trabajando en mantener el control de esta emoción. Sin embargo, existe uno que cuando llega a mi mente inmediatamente me bloqueo y, más de una vez he terminado en momentos incómodos. Este miedo es al odio que se ha acentuado en nuestra sociedad y, a raíz de este mal sentimiento, se cometen malas acciones en nombre de la Justicia cuando debemos tener en cuenta que, en una pelea o guerra, aunque alguien se declare victorioso, realmente nadie gana porque en ambos bandos hubo perdidas y, soy creyente de que, mientras el odio crezca, la sensibilidad humana se desvanece.

  Cuando pienso en el odio que algunas personas han destilado hacia algún contexto en particular, inmediatamente comienzo a transpirar de una manera exagerada. Para que tengan una idea de mi sudoración, ni siquiera caminando 5 kilómetros bajo un inclemente sol sudo tanto y, si nos enfocamos en un sentido literal, mi ropa queda moja con el sudor.

  Además de la transpiración, comienzo a temblar y me bloqueo tanto que, no coordino al momento de hablar. Les cuento que, este miedo no siempre estuvo presente en mi y, de acuerdo a lo que me dijo mi psicóloga, esto forma parte de un shock traumático que se generó por las diversas emociones que me llevaron a la depresión ya que, en esa etapa de mi vida le abrí la puerta a ese sentimiento y, me hice mucho daño.

  En mi infancia hice una travesura con mis primos ya que, durante un paseo al campo nos escapamos y, al perdernos quedamos en una zona donde el único sonido que se escuchaba era el del viento. Debido a esta situación, no tolero estar en un lugar silencioso y, esta fobia está tan acentuada en mi que, para dormir tengo que tener un ambiente musical porque, si hay silencio, me siento aturdida al igual que me descontrolo y por supuesto, no concilio el sueño.

  El miedo y una fobia son sensaciones que bajo ningún concepto podemos minimizar porque, tal como lo mencioné al inicio; nos pueden obstaculizar nuestro avance en la vida y, debido a esto es que, diariamente trabajo en adquirir las herramientas necesarias que me permitan neutralizar el miedo. Aunado a ello, me gusta conversar con personas que han superado o, en su defecto, controlado esos temores porque, gracias al nivel de resiliencia que proyectan, me motivo a seguir las indicaciones necesarias para vencer el miedo porque, el control lo debo tener yo.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación fueron elaboradas por mi en la herramienta de diseño Canva y tienen exclusividad para esta publicación.}

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