La dicha de el camino | Prosa Poética

«La vida es un viaje no una estación»

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Ganas de caminar y dejar atrás lo infernal. Me asusta la fuerza con la que recorro cada sendero. El camino es estrecho, simple pasajero. Encuentro viejos conocidos por cada lugar donde me detengo. No puedo parar, lo siento, es necesario, es como si me obligara a mi mismo no detenerme jamás. Sigo sin prisa, lento y seguro de que algo va a suceder, algo va a pasar, algo que tal vez no me vuelva a ocurrir jamas, aprovecharé esto.

En la vía encuentro recuerdos de un pasado pesado, pesado, que ya he pisado, con carga de olvidos, pecados y tristezas incompletas. Encuentro resultados a las metáforas incompresibles de libros sagrados, maestros de vida enseñando lo que anteriormente debí aprender, y encuentro respuestas a las preguntas mil veces hechas. De a poco, sin detenerme, sin pararme.

A veces tropiezo y caigo, duele el golpe, pero no cedo. Me levanto otra vez y sigo caminando, porque ahora comprendo que en este basto mundo, existen las barreras, los muros y las piedras. Por eso voy y aprendo, aprendo de ese mismo error. Esta vez, caminaré con cuidado, ya que tengo el conocimiento casi suficiente para no volver a cometer dicho embrujo.

Camino y por haber esquivado las barreras, encuentro placeres y pequeñas metas cumplidas que en aquellos tiempos fueron descuidadas. Oportunidades en el camino, oportunidades casi invisibles, era como ponerme anteojos para volverlos a mirar mejor.

Me doy cuenta de algo: veo larga la pista, pero por algo más. Veo largo el camino porque no he podido mirar más allá, o mejor dicho, no miro a mi lado. Volteo y me doy cuenta que hay mucho más de lo que no me había imaginado antes de empezar este viaje.

A los lados de este camino también había lo que ya había recogido en mi recorrido. A los lados de este camino había rostros, gustos, placeres, oportunidades -de nuevo las casi invisibles-, logros, espécimen incoherentes pero al mismo tiempo encantadores. Había aprendizajes y nuevas memorias, había un sinfín de bellezas naturales. Oh, que precioso es este camino, que sendero tan gustable, que bellezas hay en lo más simple.

La dicha es el camino, no el destino.

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