PRESAGIO.
DEL SUSURRO DE LOS FANTASMAS.
La noche era fria, como lo era siempre este espeluznante pueblo, mis vellos se pusieron de punta cuando un relámpago iluminó los tres rostros que tenia de frente. Temblé ante la expectativa, jamás me acostumbraria a esto, tal vez jamas lo haría.
—ya-a...de-eberiamos...irnos— Tartamudió Caleb a mi lado, él era el único que no le agradaban estas cosas y aún asi venia a acompañarnos, porque no tiene mas amigos.
Esto era un error, estar aqui lo era pero no podia flaquear ahora, me dirán cobarde y jamás permitiría que me tacharan de gallina, solo buscaba la manera de encajar y si la única manera era esta, pues lo haría.
Hazel encendió cuatro velas alrededor de un libro, la portada de este era de cuero negro con unas letras plateadas. Que solo decia: Demon.
—No seas miedoso, Caleb — replicó Dylan, sus ojos miel reflejaban tranquilidad.
—Ok, necesito que se tomen de las manos — pidió Hazel, uniendo sus manos con las de caleb y la mia.
—¿Como funciona todo esto?— pregunté curiosa con el sospechoso libro dentro de las velas.
— Para entrar a este juego debemos susurrar "Abre las páginas" tres veces— explicó Hazel, al parecer era una experta en esto— Si el libro se abre es que ya estamos en el juego, la página que veremos nos mostrara unos nombres, cada uno debe elegir uno y susurrarlo cuando dé las doce, también hay que decirlo tres veces.
Esto me inquietaba, demasiado pero seguí sin saber las consecuencias.
— Esta bien, comencemos— asentí dando el visto bueno a este juego.
—¿No vas a preguntar que pasa después?— inquirió Caleb sudando frío.
— Si susurras su nombre y no pasa nada, ganas, solo escucharemos ruidos, y solo estaremos a salvo si nos mantenemos tomados de las manos y cerca de la luz— volvió a explicar Hazel, ella era la mas serena de los cuatro.
Asentimos, creyendo que esto era un simple juego nada más. Tomados de las manos y con la mirada fija en la luz de las velas comenzamos a susurrar el primer paso:
—Abre las páginas, abre las páginas, abre las páginas — decíamos al unisónio.
Al principio creí que nada iba a pasar, el libro no se movia ni la llama de las velas, esto era una farsa, pensé, hasta que el libro lentamente abrió su tapa y las páginas se movian lentamente. Se detuvo exactamente en la página veintitrés y veinticuatro.
Habia tres nombres de cada lado. Las páginas eran tan amarillentas que creo que si las tocaba se harian polvo, y la tinta era diferente, aun era plateada pero tenia algunas salpicaduras rojas, tal vez era sangre.
—Elijan con sabiduría— habló Hazel sacándonos del trance. Dylan tragó saliva sonoramente intercalando su mirada del libro a Hazel.
Los nombres eran super extraños:
Tared.
Hilek.
Salem.
Corum.
Acett.
Nuru.
— Elijo al tercero — dije sin pensarlo, todos me miraron sorprendidos, Salem era el nombre que mas me llamaba la atención.
— Yo quiero al último — siguió Dylan apretandome muy fuerte la mano.
Caleb temblaba ante la expectativa.
— No se, es muy difícil — excusó, su cabeza se movia a todos lados y sus rulos cafe se movian con él—... Ah... El cuarto.
Solo faltaba Hazel por elegir.
— El segundo. Ahora nos toca susurrar al mismo tiempo los nombres — le dió un vistazo a su reloj que tenia en la mano izquierda sin soltarse— segundos para las doce en punto.
Cuando marcaron las doce los cuatro susurramos sus nombres, al primer susurro se escuchó un fuerte ruido, al segundo; pasos subiendo la escalera, me asusté y dudé en seguir pero debia hacerlo. Al tercer susurró unas risas nos hicieron sobresaltar.
Las velas se movian frenéticamente y no entendía el por qué si las ventanas estaban cerradas. Si esa luz se apagaba todo se acabaría, quedaríamos en plena oscuridad, expuestos a lo que sea que merodeaba la casa abandonada en la que estabamos.
La piel se me puso de gallina al sentir una presencia a mi espalda, tal vez era la única que sentia eso porque los demás solo miraban a los lados sin ver nada, muy ajenos a mi situación.
— Es hora de salir, ya hemos terminado el juego — recitó Hazel con una mirada oscura — Susurramos sus nombres y ninguno está perdido. Las consecuencias no las sufrimos, porque jugamos limpio.
El libro se comenzó a cerrar. Lentamente.
La presencia que sentia a mi espalda, estaba cada vez más cerca, mi respiración se entrecortaba al escuchar una respiración en mi oido y luego una voz espeluznante.
— ¿Quieres jugar? ...Es momento que yo juegue contigo — murmuró lo que sea que estaba trás de mi— Serás mía.
El libro se cerró por completo, y pude volver a respirar, ya no tenia nada atrás. Nos soltamos las manos. Pero mi cuerpo temblaba.
—Vieron, no pasó nada, bobitos — se burló Hazel recogiendo sus cosas.
— Se escucharon pasos— alegó Dylan apretando la mandíbula — no me vengas a decir que no pasó nada, algo si pasó.
— Ya lo dije, nada pasó, ni pasará — repitió Hazel con su cara indignada.
— Por cierto, Hazel ¿Como se llama el juego? — pregunté levantandome del polvoriento piso, aun nerviosa por lo que pasó.
La antes nombrada me dio una sonrisa torcida, me dio miedo ver esa expresión. Respondió mostrando mas sus dientes.
— Se llama: El susurro de los fantasmas.
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Gracias por preferir está historia.sigueme para el leer el primer cap :)