En el silencio de un mañana incierto,
se detuvo el eco de tu voz en vuelo.
En ese día, sin rumbo, se perdió,
el canto que en preguntas floreció.
Tus palabras, como hojas al viento,
cesaron su danza, su movimiento.
Y un día dejaste de preguntar,
el mundo enmudeció al callar.
En el vacío de aquel adiós callado,
se perdió el diálogo, el susurrado.
Mas el eco aún busca resonar,
en el misterio de aquel día al dejar.