Automóvil para repartir una entrega de colchones.

Juan había heredado la mueblería de su papá, los primeros años el negocio estaba en el mejor punto económicamente, las ventas se habían disparado, lo que animó a Juan hacer nuevas compras para surtir el negocio, eso significaba estar en una posición cómoda para defender las ventas y pago de las obligaciones.

Llegó la pandemia y junto a esto la crisis, las ventas comenzaron a bajar, los empleados a exigir los pagos, las obligaciones a terceros estaban atrasadas, todo era un caos en la mueblería, ni la sombra de lo que era antes. Eso tenía a Juan contra la pared, incluso para poder saldar algunas cuentas tuvo que salir de algunos carros, quedando solo el automóvil de la familia.

Trató de reinventar el negocio, buscó nuevas estrategias para mantener el negocio activo, eran medidas que daban pocas ganancias, pero Juan tenía la fe de que la situación tenía que mejorar.

Así que dispuso del carro familiar para hacer un traslado de mercancía y colocó en el techo del automóvil 5 colchones atados con una cuerda y comenzó a bajar por la carretera por el canal lento, porque no quería que los colchones se estropearan con el viento, Juan estaba contento porque ésta venta sería la primera que salía en cantidad. Dichos colchones tenían destino seguro y por supuesto el pago también, una entrada para el negocio, Juan contento por la venta, pensó: "valió la pena hacer la entrega de los colchones, era un pedido que no podía quedar mal, estoy seguro que vendrán nuevas ventas y el negocio se activará de nuevo, ademas compraré una camioneta para hacer la entrega de mercancía".