De las muchas cosas que amo está el vivir en el campo. Para mí es importante pasar temporadas en la zona rural, ya que me permite renovar energías y mantener el cuerpo y la mente sanos, toda vez que aquí se respira la pureza de su aire, y se vive con la tranquilidad y la paz que este espacio nos brinda con sus animales, plantas, pàjaros, mariposas, cielos azules, ríos y lagunas.
Y es que entre el campo y la ciudad hay muchas diferencias. Mientras que en la ciudad todo es agitación, movimiento, sonidos fuertes, en las áreas rurales, todo esto se minimiza, cambia. Una vez que se tiene la posibilidad de pasar una temporada en el campo, nos podemos dar cuenta de que en este espacio hay muchas cosas por descubrir. El campo alimenta el espíritu toda vez que nos hacemos parte de él a través del amor con el que nos relacionamos con los elementos que le son propios.
Las plantas se hacen parte de nuestro día a día. Vemos cómo van creciendo si las plantamos nosotros mismos, sean estas ornamentales o frutales. Y en esa observación diaria, con el esmero y el cuidado que les brindamos al regarlas, podarlas, mantenerlas libres de insectos y de fuertes vientos o exceso de sol, vamos estableciendo una relación que se torna vital para ambas partes. Es maravilloso ver la manera cómo una pequeña semilla que plantamos una vez va adquiriendo tamaño y se va desarrollando plenamente. Su fuerza me estimula a sembrar otra y otra, y a querer seguir protegiéndolas hasta verlas crecer plenamente.
Sabemos que si cuidamos las plantas como debe ser, obtendremos de ellas belleza con sus flores, y sombra con su follaje; además de los frutos, granos, tubérculos, hortalizas que luego servirán como complemento necesario para nuestra alimentación..
Por eso, es imprescindible preservar las áreas campestres. Se debe mantener la pureza de sus cauces de agua, eliminando la práctica de la tala y la quema, que alteran los ciclos de agua y por ende la fertilidad de los suelos; evitar el derrame de productos contaminantes como combustible o químicos en los ríos y cuerpos de agua que puedan comprometer su consumo. Por otra parte, es de suma importancia proteger el ambiente de la contaminación que se puede ocasionar si no disponemos de una manera adecuada de los desechos sólidos, y si no cuidamos del ruido que pueda ejercer un efecto negativo en los hábitos de los pueblerinos y de la fauna del lugar.