The Diary Game Season III ||| Aprendiendo a Vivir

Si algo he aprendido en esta vida de sueños, fracasos y muchas oportunidades, es que solo alcanzamos la verdadera felicidad cuando somos nosotros mismos. A veces tratamos de hacer felices a otros, y en el camino olvidamos que también necesitamos albergar sonrisas haciendo lo que más nos gusta hacer. Nos preocupamos por demostrar que debemos ser reconocidos como los mejores seres humanos de la existencia, sin embargo, no tomamos en cuenta que desvelarnos por placeres plásticos no nos llevará a encontrar esa armonía que tanto necesita nuestro ser. Muchas personas desean, anhelan o quieren que seamos de una determinada manera, e insisten tanto que terminan convenciéndosenos. Pero alguna vez te has preguntado ¿Qué deseas ser tú?

A veces nos limitamos a las exigencias de la sociedad, sí te dicen que saltar es malo, pues tu no saltas por miedo a que te critiquen. O sea, el mundo es un lugar libre donde todos podemos ser lo que queramos, siempre y cuando no lastimemos a otros en el proceso. Cuando somos niños, nuestros padres sueñan con que alcancemos el éxito, tal vez inculcándonos los sueños que ellos no alcanzaron. Eso suele ocurrir, incluso, a veces como una exigencia. Pero, no vivimos por otros, vivimos para nosotros mismos, y cada decisión que tomemos solo necesita ser consultada con nuestro sentido común. Quizás tengamos miedo a demostrar lo que realmente somos, aunque vale la pena pensar en lo siguiente: “¿Viviré para los demás o para mí mismo?” Vale la pena reflexionar la respuesta.

Alguna vez leí un libro llamado “El caballero de la Armadura Oxidada”, del escritor Robert Fisher, en esta historia un Caballero tiene el afán de salvar a todo el mundo de los peligros más prominentes ¡imagínense! incluso salvaba a los que no querían ser salvados por él. Y aunque ganaba grandes proezas intentando ser un héroe, estaba olvidando lo más importante: “su familia” y aun peor, se olvidaba a él mismo. A esto me refiero con desvelarnos por aparentar ser algo con la única razón de ser aclamados por todos, mientras que vamos perdiendo poco a poco la esencia que nos identifica como personas verdaderas. La humildad es un valor indispensable para saber vivir realmente, pero sobretodo el reconocimiento que le demos a nuestros propios sueños.

Lo peor que podemos hacer es imponernos límites, cuando lo que necesitamos es vivir sin limitaciones. Que el miedo no te detenga nunca, ni tampoco las críticas o la intimidación. Somos libres de decidir ser lo que más nos gusta, y precisamente elegimos ser felices porque así lo dicta nuestro corazón. Debemos confrontar a aquellos que quieren imponernos sus propios sueños, y aclararles que en esta vida toda tenemos el derecho de seguir a nuestros propios propósitos, y ¿Cuáles son esos propósitos? Pues aquellos que nos conllevan a suspirar, sonreír y abrazar la prosperidad. Este mundo está lleno de posibilidades y cuando nos proponemos amar lo que somos, con todo y defectos, encontramos la verdadera esencia de la razón de vivir.

Imagina que irás a tomar unas vacaciones porque o sea, necesitas algo de playa para broncear tu cuerpo y olvidar el estrés. Tienes muchas opciones vacacionar, y obviamente deseas ir a las islas caribeñas. Ahora, ¿aceptarías que inesperadamente un amigo tuyo que también vacacionará te imponga ir a el polo sur solo para ver las auroras boreales? Quizás para no arruinarle sus anhelos a ti se te ocurra acompañarlo, mandando a la basura todas tus intenciones de relajarte frente al sol, la playa y el mar calientico. Al sacrificar tus propios deseos por complacer a otros estás condenando tu propia felicidad. A veces nos esmeramos tanto para brindar sonrisas que muy poco sonreímos. Llega ese punto, ¡porque llega! En el que, recostados bajo el agua de la regadera nos preguntamos:

“He vivido para otros ¿pero cuando he vivido para mí?”

La razón de vivir es, por supuesto, tomar la elección que más hará feliz a nuestro corazón. Piensa en ti, en eso que te hace sonreír y bailar de alegría. Claro que puedes ayudar a otros, pero también acuérdate de que tú también necesitas de tu ayuda para alcanzar tus anhelos. Date un tiempo, respira, reflexiona, y atrévete a ser tú mismo. Puedes ser lo que quieras ser, no hagas caso a lo que otros opinen. Si deseas teñirte el cabello ¡hazlo! Si deseas ser bailarín o bailarina ¡hazlo! Si deseas hacer pasteles ¡hazlo! Si deseas invertir en criptomonedas ¡hazlo! Recuerda que cuando de prosperidad se trata, solo tu opinión es la que importa.

Si realmente quieres vivir de verdad, entonces hazlo porque así tu corazón lo dicta y no porque alguien más así lo desea. Quizás te aterre ser tú mismo, pues estamos en mundo intolerante y por demás de crítico. ¿Te esconderás siempre bajo la sombra de otros? No te estanques en tus miedos o inseguridades, atrévete a brillar y a hacer lo que más desees. La vida puede darte limones, ¿por qué conformase con limonadas cuando puedes hacer un delicioso coctel? No encuentras la felicidad en lo que otros te dictan, ni muchos menos intentando complacer sus intereses. Vale la pena armarse de valor y desafiar a los que solo nos quieren ver como sus esclavos. Recuerda que la oportunidad que nos obsequia la vida no se vuelve a repetir, así que haz que tus decisiones realmente valgan la pena.

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No podemos ser como otros quieran que seamos, para eso existe algo que se llama “libertad”. No mayor amor que el que damos a nuestro ser, y para ser felices solo necesitamos que ese “amor” se proyectó en nuestra única manera de pensar, elegir, valorar y creer. A la vuelta de la esquina está el dolor, la crítica y el fracaso intentando arrastrarnos a las sombras, no obstante, la razón de vivir es luchar, batallar y doblegar contra todo aquello que intente destruirnos. Recuerda esto a donde quiera que vayas: “para ser felices, solo necesitamos de nosotros mismos”. La armonía y la prosperidad llegan en el instante en que empezamos a vivir por lo que somos, más no por lo que otros desean que seamos.