La historia de estas monedas virtuales comienza con una persona: el criptógrafo David Chaum. Este estadounidense desarrolló en 1983 un sistema criptográfico al que denominó eCash. Doce años después, desarrolló otro sistema, DigiCash, que usaba la criptografía para que cuando una persona realizara transacciones económicas, estas fueran confidenciales.
No obstante, la primera vez que se acuñó la idea o el término de «criptomoneda» fue en 1998. Ese año, Wei Dai empezó a cavilar la idea de desarrollar una nueva forma de pago que utilizara un sistema criptográfico y cuya característica principal fuera la descentralización.
¿Recuerdas la crisis económica mundial que comenzó hace ya más de una década? Sí, en 2008, estaba en pleno auge una crisis financiara que afectaba a todo el mundo, incluso a la superpotencia de Estados Unidos. Los efectos de un desastre económico tan grande estaban latentes y las monedas perdían valor cada vez más rápido.
En 2009, una persona cuya identidad todavía es secreta, pero que se hace llamar Satoshi Nakamoto creó la primera criptomoneda, Bitcoin. Como ya has podido leer, no fue la primera persona a la que le surgió la idea de crearla. ¿Con qué intención? Con la de crear una nueva forma de pago que se pudiera utilizar internacionalmente, descentralizada y sin que tuviera a ninguna entidad financiera detrás que la controlara.
Lo que le impulsó a crear su criptomoneda fue esa gran crisis económica que afectaba a millones de ciudadanos. También la necesidad de hacer ver a las personas que hay otro tipo de dinero, que no es el convencional, que también se pueda utilizar y beneficiarse de él.
El uso y la inversión en criptomonedas cada vez aumenta más. Sus comienzos no fueron buenos, la sociedad no se fiaba mucho de esta nueva forma de pago, sin embargo, con el paso del tiempo ese concepto ha cambiado. Muchas empresas ya la utilizan, permiten el pago de sus productos y servicios con estas monedas virtuales, incluso crean las suyas propias.