Muy buenas tardes, gente linda de Steemit. Quiero compartir con ustedes una de las primeras cosas que escribí, de eso ya unos cuantos años.
Mi primer objeto fue llamar a la reflexión sobre una situación que me parece realmente atroz. Esto lo escribí para el concurso de cuentos cortos "Pocas palabras son mucho cuento", iniciativa de mi querido profesor Juan Manuel Ortiz para incentivar a la lectura, escritura y creatividad.
Nunca he sido buena pensando en nombres para poemas o cuentos y es por ello que mi escrito simplemente se llama "19 de febrero".
Así que sin más preámbulos, aquí mi cuento:
Jamás perdí la esperanza de que se detuvieran, fui crédulo, lo sé... Desarrollé una especie de síndrome de Estocolmo, pensé que en algún momento la culpa los atacaría.
No conozco nada distinto a esto, puesto a que nací cautivo, pero cuando escucho la agonía en los gritos de mis hermanos, que acaba en un silencio rotundo, estoy convencido de que esto es enfermizo.
Vi teñir el piso con su sangre inocente, sus pieles siendo arrancadas sádicamente, fui espectador de envenenamientos, electrocuciones, cuerdas vocales cortadas, torturas con químicos... ¡Han lucrado con nuestro dolor!
Algunos pudieron escapar del epicentro de tales atrocidades, a otros nos tocó fantasear con una supuesta libertad.
¡Me rehúso a comer de las entrañas de mi madre, así muera de hambre!... Impiedad, angustia, crueldad, tensión e impotencia impregnan ésta área.
Nuestra vida es incierta, es más, dudo que "vivir" sea un término adecuado... Nuestra felicidad es relativa y fugaz: depende de si nos dan de beber o no.
En todo momento estuve abierto a quererles, y lo que más me hiere es que no fuera recíproco... Si hubiéramos juntado pertenencias seríamos ricos.
Hoy es nueve de febrero del 2016 y me resulta irónico que aleguen que nosotros somos los salvajes. Aunque ya esas cosas no importan...
Puedo ver mi cuerpo desnutrido tendido debajo de mí, no sé qué está ocurriendo pero siento un toque de ligereza que me proporciona alivio. Ya no siento dolor, ni siquiera en mi corazón y presiento (o quizás espero) que ahora todo estará bien...
(Bitácora de un cachorro cautivo, destinado a la vivisección... Un "conejillo de indias").