Decías que marcaba una diferencia,
y que era un punto de referencia.
Hoy de ti no tengo más que tu ausencia,
¿para qué te digo que no me pesa?
¿Pero de qué sirve recordar una noche de junio, donde sentí por un momento que quizás eramos uno?
¿Qué sentido tiene pensar en cómo tus palabras rozaban con mi cuello, o cuantos lunares tienes en un brazo, o cómo se sentía mi mano dentro de tu mano?
¿De qué sirve recordarte si tus eternidades son fugaces, pero las mías aún pueden palparte?