Recuperar al niño que dejamos hace tiempo
Diría que el equilibrio es como cuando un barco llega a la costa y las aguas están calmas, y el terremoto o tsunami ha cesado. Es como tener paz, estar tranquilo, sin estrés ni sobresaltos emocionales. Sin una tendencia a estar triste, enojado, insensible o desganado. Creo que los sentimientos son como un círculo de 360 grados, donde siempre hay alguno que puede hacernos caer en esos estados negativos que nos perjudican y nos hacen perder tiempo. Salir de esos estados, además, no es fácil, y suele quedar alguna huella o residuo del dolor o pensamientos negativos.
Por eso, es importante reconocer nuestras falencias, porque aunque no somos una falencia, todos tenemos algún punto débil más complejo. Así empieza el proceso, reconociendo la falla que queremos corregir. Una vez que podemos identificar qué nos sucede en ciertos momentos, podemos anticiparnos y evitar quedarnos atrapados ahí. Por ejemplo, si me siento triste, trato de empezar a dar gracias por lo que tengo y que a veces no valoro cuando estoy mal. Eso me ayuda a concentrarme en cosas buenas. Algo que también me anima es escuchar música y bailar. Además, hago ejercicio, limpio la casa, lavo la ropa, y todas estas actividades me levantan el ánimo.
He descubierto que, siguiendo una rutina de cero daño colateral, se consigue una paz inaudita. Por eso, cuido mucho lo que veo. No quiero que mi cuerpo se descontrole, así que no miro contenido como sexo, violencia, zombis, mentiras, conspiraciones o cosas inútiles. Cuidar lo que consumo también cuida mi mente a futuro, ya que la protejo de cosas que pueden hacerme perder mis buenas costumbres y mi paz. Trato de leer la Biblia todos los días; por ejemplo, en el libro de Números, se destaca lo puro, limpio y santo, y eso me inspira a ser mejor. Leer cosas buenas y no consumir cosas malas, o personas tóxicas, hace que mi paz sea algo raro hoy en día. Que no pase nada malo me sorprende, y así vivo los días de manera positiva. Cuando siento tristeza, no me quedo mucho tiempo en ese estado, y salgo rápidamente de él. Así logré dejar de caer en tendencias hacia la depresión, que es el riesgo de permanecer mucho tiempo triste. Estas son mis ayudas para mantenerme sano mental y físicamente.
La paz de dios no falla,solo hay que pédirla