Hoy desperté con intenciones de hacer nada, mucha pesadez en el cuerpo aun, pero como dice: “el deber llama” y me levanté a preparar las arepitas del desayuno cuando ya eran las 7:30am.
Luego de desayunar me senté un rato en la cama pensado en si ir o no hoy a donde mi suegra, pero en eso los ojos se me desviaron hacia la cesta de ropa sucias y con el hecho de mirarla respondió a todos mis pensamientos y decidí ir para poder lavar las ropas, rogando que no me pasara lo mismo de la ves pasada.
Agarré las ropas y las metí en un bolso, junto con mi esposo a mi hija nos fuimos a donde mi suegra. Al llegar mi cuñada me había ganado de mano y estaba lavando, peeero como ella tuvo que salir no pudo seguir lavando y en eso aproveche yo para meter a lavar mis ropas.
Mientras la lavadora hacia su trabajo me puse hacer el almuerzo, hice una sopa de granos chinos y arroz no me quedo muy rica porque tenía muy pocos ingredientes, pero doy gracias a Dios por darnos la bendición de tener un plato en la mesa el día de hoy.
Luego de almorzar tendí las ropas en el balcón del apartamento de mi suegra y respiré profundo con esa sensación de paz y de despreocupación porque pude lavar las ropas y el sol estaba súper caliente y sabía que con el sol así de caliente todas las ropas se me secarían, creo que eso es algo que solo las mujeres entendemos.
Ya pasada las 3:30pm recogí las ropas y las doble para meterlas nuevamente en el bolso y llevármelas a casa limpiecitas. Me quedé esperando un rato que el sol bajara un poco para poder regresar a casa porque de donde mi suegra a mi casa hay que caminar un tramo más o menos largo y bajo el sol no me provoca caminar, entonces me puse a redactar mi post para el diario.
Ya listo me despido de ustedes como siempre agradeciéndoles por su tiempo y que Dios los bendiga.