Tal como cuando se pelean los miembros de una familia y se "sacan los granitos al sol" sin saber que hay una vecina atenta a los señalamientos, la reciente desavenencia entre la empresa Avianca y sus pilotos, ha dejado a la vista de todos un hecho que termina siendo mas noticia que la mismísima "operación tortuga" de parte de los insatisfechos aviadores.
El desenmascarar a Efremovich como usuario de lotes baldíos, lleva a hilar delgado sobre la influencia del empresario en el proceso de sustitución de tierras, el uso de recursos legales (al menos el lo alega) contra el estado colombiano, resulta al menos inquietante e invita a reflexionar sobre la necesidad imperiosa de regulación de inversión extranjera. Soy partidario del progreso y este se da mediante el estimulo a la competitividad, pero no puede ser a cualquier precio, no puede ser "pisoteando" el orden jurídico.
Mas allá de que las instituciones del Estado carezcan de credibilidad debido a los inmanejables niveles de corrupción, deben estar para el servicio público y no para servirse del público; es menester del ciudadano aumentar su compromiso con la vigilancia, presionar desde su condición y hacer valer su voto mediante control político. Todas estas herramientas están al alcance de todos, la decisión unilateral debe transformarse en diálogo común y de ahí tratar de impactar como resolución asociativa. Habrá que insistir en una cultura ciudadana integral...