FUENTE
VILLA DE CURA, LA TIERRA DE LOS ESPECIALISTAS EN TALABARTERÍA
Una de las cosas que distingue a nuestro pueblo, Villa de Cura, capital del municipio Zamora, estado Aragua, Venezuela, es la alta calidad de productos que se realizan en nuestras talabarterías. Las mismas tienen fama a nivel internacional y desde muy lejanos países llegan pedidos de sillas de montar, fustes, correas, alpargatas, carteras y otros artículos de cuero.
Ya que la finalidad de este concurso es pasearnos por las diversas facetas de nuestra localidad para darlas a conocer al mundo, quise compartir aquí con ustedes algo acerca de la historia de las talabarterías villacuranas.
Don Juan Cabrera fue el primer villacurano que trabajó el oficio de talabartero. Él comenzó a aprender la talabartería bajo la dirección del maestro Pedro Zúñiga, un barquisimetano a quien don Juancho El Viejo trajera de Barquisimeto a La Villa con la finalidad de que enseñara a su hijo el arte de trabajar el cuero. La primera talabartería villacurana nació de este aprendizaje siendo inaugurada en el año 1925. Por supuesto, era propiedad de Juancho, verdadero artífice de la noble labor talabartera.
Se puede decir que además de comercio fue una escuela ya que por ella pasaron para aprender la mayoría de los artífices del cuero de nuestra Villa quienes recuerdan con admiración y respeto a su maestro hoy desaparecido de la vida física pero nunca del recuerdo.
Juan Cabrera no solo fue el iniciador de la primera talabartería villacurana sino que a él se debe la fabricación del primer fuste americano hecho en Villa de Cura. Esto ocurrió en forma anecdótica: Un pariente del General Juan Vicente Gómez (Para la época Primer Mandatario de Venezuela), trajo un fuste estadounidense para que se lo repararan (En esa época los fustes eran traídos de Estados Unidos), esto lo aprovechó Juan Cabrera quien juntamente con Hermógenes Rodriguez, Amelio Pacheco y el maestro Jorge Albert, tomaron el fuste (Es decir, la armazón de madera de la silla de montar) y lo desarmaron para confeccionar un modelo igual.
Toda una noche pasaron confeccionando el modelo, rearmando el fuste y procediendo a cubrirlo. Por miedo a Gómez no los sacaron a la comercialización sino que guardaron los modelos y sólo después de la muerte del dictador en 1936 se comenzaron a producir fustes en Venezuela. Fue, por supuesto, Villa de Cura, el primer centro de fabricación de estos fustes y puedo decir, con gran orgullo, que sigue siendo el principal punto de esta actividad en nuestro país.
Espero les haya interesado esta breve crónica.