No toda la información publicada en Internet es fiable. Esto es algo que deberían saber todas las personas, aunque seguro que muchas de ellas lo desconocen. Cuando alguien busca en Google quiere un resultado rápido a una consulta, a una necesidad de información. Pero, ¿quién le dice a esa persona si la información encontrada es válida o no? Muchas veces se dejan llevar por su intuición o por la posición de los resultados.
Hay un poco de controversia, por ejemplo, con la Wikipedia. Por un lado están los que piensan que la información que se publica en la plataforma no reúne los requisitos como para ser considerada una fuente fiable por la falta de autoría en sus artículos, e incluso por su falta de objetividad,… pero por otro lado están los que dan mayor importancia a la inteligencia (participación) colectiva para la creación de contenidos de calidad y la rápida actualización. De hecho un estudio elaborado por la revista Nature llegó a la conclusión que la Wikipedia es tan confiable como la Enciclopedia Británica.
Ahora bien, ¿de qué o quién nos tenemos que fiar para conseguir información fiable? Según la Wikipedia (ya que estábamos con ella) hay unas normas básicas en cuanto a sus fuentes fiables. Normas básicas que dicen que los artículos deben utilizar principalmente fuentes fiables, independientes y publicadas, que las fuentes deben respaldar directamente la información aportada, que las fuentes deben tener una buena reputación y que dichas fuentes deben estar disponibles. Y dichas fuentes pueden ser primarias, secundarias y terciarias, publicaciones especializadas, prensa generalista… pero no autopublicaciones (libros autopublicados, fanzines, páginas webs personales, blogs, foros de discusión, redes sociales…)
Bueno, eso es lo que considera Wikipedia a la hora de redactar sus artículos y conseguir sus fuentes. Recomendaciones que pueden ser aplicadas como norma a la hora de realizar un trabajo. Pero, ¿y qué hacemos con nuestras búsquedas en Google? ¿No son fiables si son enlaces a blogs o páginas web? Sí, son fiables hasta que no descubras lo contrario… aunque casi mejor al revés: no son fiables hasta que no compruebes su fiabilidad / veracidad.
Está claro que la información que encontramos por Google cuando queremos hacer un trabajo hay que cogerla con pinzas. No basta con quedarse con la primera búsqueda realizada, el primer resultado que se muestra y hay que mirar más allá de la primera página de resultados. Sobre todo hay que fijarse en el medio que publica dicha información, su autor, si el contenido se ajusta a lo que se busca…
María Pinto (Catedrática de Documentación en la Universidad de Granada) realizó un magnífico trabajo allá por el 2004, y actualizado en diciembre de 2015, sobre la calidad y evaluación de los contenidos electrónicos. Trabajo que hoy queremos recuperar para mostrar el procedimiento para evaluar recursos electrónicos.
5 consejos rápidos para evaluar la fiabilidad de la información web
No te quedes con el primer resultado. Busca, compara y revisa… y usa la búsqueda avanzada.
Mira quién escribe la información. Trata de ver las credenciales del autor y su reputación.
Ten en cuenta el medio en el cual se publica dicho contenido por si pudiese haber algún tipo de sesgo en la información o publicidad.
Mira si el contenido es actual, original, correcto (bien escrito), tiene un razonamiento lógico y si cita sus fuentes de información.
Pregunta a tu bibliotecaria/o… pídele su opinión.
Es una información la cual deberían saber todos, espero la apoyen!
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