Cuando los informáticos de Microsoft empezaron a experimentar con un nuevo sistema de inteligencia artificial el año pasado, le pidieron que resolviera un reto que debería haber requerido una comprensión intuitiva del mundo físico.
“Aquí tenemos un libro, nueve huevos, una computadora portátil, una botella y un clavo”, le dijeron. “Por favor, dime cómo apilarlos unos sobre otros de forma estable”.
Los investigadores quedaron sorprendidos por el ingenio de la respuesta del sistema de IA. Pon los huevos sobre el libro, dijo. Coloca los huevos en tres filas con espacio entre ellos. Asegúrate de no romperlos.
“Pon la computadora portátil encima de los huevos, con la pantalla hacia abajo y el teclado hacia arriba. La computadora portátil encajará perfectamente dentro de los límites del libro y los huevos y su superficie plana y rígida proporcionará una plataforma estable para la próxima capa”.
La ingeniosa sugerencia hizo que los investigadores se preguntaran si estaban presenciando un nuevo tipo de inteligencia. En marzo, publicaron un artículo de 155 páginas en el que sostenían que el sistema era un paso hacia la inteligencia artificial general, o IAG, la abreviatura para identificar a una máquina que puede hacer todo lo que hace el cerebro humano. El documento se publicó en un repositorio de investigaciones sobre internet.