Hola a todos. Soy un venezolano que lleva un año alejado de su amor. Para los que no lo saben estamos siendo gobernados por un tirano disfrazado de líder. Pero no les hablaré de eso, sino de mi historia. No sé si sea interesante o digna de contarla, pero creo que cuando todos estamos enamorados creemos que es una historia mejor que la de Romeo y Julieta. Pero es que en esta sociedad en que vivimos el amor y la humanidad de las personas están en crisis. Vivimos en un mundo donde adoramos más a un futbolista que a un bombero, enaltecemos a los cantantes y no a nuestros maestros y Así un sinfín de cosas que crean reumas y achaques en la moral, en el espíritu y en la humanidad de las personas.
Desde que comenzó la escasez de insumos médicos, comida y productos básicos de higiene supimos que era hora de partir. Ella y yo somos una pareja joven, con sueños a futuro y metas por cumplir…
— Amor, tenemos que hablar.
— ¿Qué pasó, nena?
— Mi mamá me ha comprado un pasaje para irme del país.
Ella se lanzó en mis brazos y empezó a llorar. No tuvimos tiempo de planificar, de prepararnos para lo que nos vendría. Pues el tiempo se fue tan rápido que en un abrir y cerrar de ojos ya estaba despidiéndola en el aeropuerto con rayas de colores donde se han despedido cinco millones de venezolanos que han salido en busca de un mejor futuro.
Así se fue el amor de mi vida. Con dos maletas, un beso y una promesa. Nos volveríamos a reunir, no importa cuándo, no importa cómo, pero terminaría mi carrera universitaria y llegaría hasta ella. Comenzamos creyendo que no estaríamos mucho tiempo separados, pero el país se sumergió en la oscuridad, las calles se llenaron de sangre y perdigones, los políticos se creían sus propias mentiras y el pueblo muriendo de hambre. Los jóvenes nos levantamos en desobediencia en contra del régimen, las avenidas se convertían en trincheras, los medios de comunicación eran censurados, el gobierno buscaba forma de apaciguarnos.
Las universidades se sumaron a un paro, viví persecuciones, enfrentamientos y torturas a los que jamás estuve preparado para vivirlas. Vivir en Venezuela se hacía cada vez más difícil, le huyes a la policía por manifestar, le huyes a los delincuentes para que no te roben, le huyes a los líderes que quieren callar tu voz de libertad. Corriendo, siempre corriendo sin descanso. Pensando en ella siempre, en ella y en Venezuela. Pues cada una de tus acciones es con el fin de tener un país bonito con oportunidades para hacer un buen futuro con la mujer que amas. Estuve quince días en una prisión con los compañeros de asfalto, en la misma celda con los delincuentes, sádicos y ladrones. Me golpearon, me desnudaron, me amarraron de las manos y los pies para colgarme de una cuerda, me echaron agua y me dieron corriente. Todo con el fin de bajar mi moral, pero lo único que no pudieron hacer es callar mi amor. Mi amor por ella fue lo único que me mantuvo cuerdo en esos días, mi amor por Venezuela me dio la fuerza y la convicción de seguir luchando.
Pero ahora soy un perseguido político, he terminado mi carrera universitaria pero aun no estoy a su lado. Tengo que moverme de un lado a otro buscando la forma de salir al encuentro del único gran amor de mi vida. Esa mujer dulce y virginal que ha sido la luz en medio de todo este caos. A un año del último beso, les digo que el amor es lo más importante en la vida. Porque si no estuviera tan enamorado, no habría encontrado la forma de salir vivo en más de una oportunidad.
Espero les guste mi post. si quieren sabes más dejemenlo en sus comentarios.
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