Salman Rushdie: víctima …
El escritor inglés fue apuñalado el viernes, en el estado de Nueva York
Él es el reconocido novelista y ensayista anglonorteamericano Salman Rushdie (Bombay, 1947) quien fuera apuñalado cuando estaba a punto de dar una conferencia en la Institución Chautauqua en el estado de Nueva York (Estados Unidos) el día viernes. Como se sabe los libros de Rushdie, especialmente su novela Los versos satánicos (1988) han sido considerados “blasfemos” por muchos musulmanes, y han provocado amenazas de muerte por parte de Irán desde la década de 1980, cuando el ayatolá Ruhollah Khomeini emitió una fatwa pidiendo su muerte.
Las imágenes del video muestran que Rushdie estaba conversando con un entrevistador cuando un desconocido –que según testigos oculares llevaba una máscara negra– y lo apuñaló repetidas veces en el cuello, los brazos y el cuerpo. El video también muestra que varias personas de la audiencia subieron al escenario para ayudar al escritor, y que el entrevistador también sufrió una lesión menor en la cabeza. Salman Rushdie fue inmediatamente llevado a un hospital, donde actualmente está conectado a un respirador. Es una pena que luego de este brutal y salvaje ataque muy probablemente pierda un ojo, además de haber sufrido daños severos en el brazo y el hígado. Justamente que fue aparentemente la intención de este acto de agresión sistemático y advertido.
Escritores y políticos han condenado inmediatamente el ataque a Rushdie, que es un grave atentado contra la libertad de expresión. Aunque muy particularmente creo que debemos ser conscientes de que la llamada libertad de expresión tiene límites claramente marcados que no somos conscientes de salirnos de los mismos en occidente.
Justamente olvidamos que el proceso de los derechos humanos, fueron en gran medida un logro como profesión y proceso final de los genocidios a los que nos llevaron la razón utilitarista luego del empoderamiento de los totalitarismos.
Y frente a los cuáles también aparecieron como claros esquemas de asimilar como normales estos procesos lo que se llamó la banalización del mal, por parte de los estados totalitarios.
Por eso, aunque entiendo que el acto fue criminal y violento. “Me parece que hay una lección importante aquí, que es que nadie en ninguna parte debería ser amenazado de muerte por escribir una novela. Sin embargo, parece que vivimos en un mundo en el que, a pesar de la lucha de Salman, eso todavía es una posibilidad”, dijo la novelista Lisa Appignanesi, ex presidenta del PEN inglés y activista por la libertad de expresión.
Pero hemos olvidado que el proceso de laicismo y de secularismo, no sucede fuera de la misma Europa, en otros lugares del mundo de la misma forma.
Y el presente mundial, evidenció que con todo lo que le acusamos a los orientales musulmanes, ellos respetan mucho las diferencias con nosotros.
Pero nosotros mismos no hacemos la situación de la misma forma. Si bien autores como Rushdie, quien es un autor reconocido mundialmente, y ha recibido distinciones tan importantes como el Premio Booker (en 1981 y 1993). Ha escrito 14 novelas, pero es más conocido por su cuarta novela, Los versos satánicos, inspirada en parte en la vida del profeta islámico Mahoma, que obtuvo elogios de la crítica en el Reino Unido y ganó el premio Whitbread a la novela del año en 1988. En 2007, Rushdie fue nombrado Caballero por la Corona Inglesa, por sus servicios a la literatura. Radica en Estados Unidos desde el año 2000.
Y siendo críticos y honestos, ninguno de estos premios, hubieran sido logrados si hubiera atacado la corona británica y el esquema anglicano. O si cuestionara las políticas imperialistas abusivas, genocidas y terroristas de EE.UU., de hecho, tal vez, los ataques no hubieran sido ni físicos ni tan personalizados, sino invisibilizados.
No obstante, la novela Los versos satánicos también causó una gran controversia, ya que algunos musulmanes acusaron el texto de blasfemo y de burlarse del islam. Todo un tema básico de respeto y dignidad que el autor no solo parece no tener en cuenta, sino de una innecesario y provocadora forma.
Porque justamente, todos tenemos derechos a la forma de expresión válida y de una consecuente forma responsable al estilo de lo expuesto muchas veces por personajes como Jean Paul Sartre, o muchos autores políticos, que en su afán por escribir no buscan la ofensa ni la confrontación absurda e innecesaria.
Justamente es que esta es la publicación que logró en cuanto a los acontecimientos en torno de la novela, que provocó una serie de protestas en todo el Reino Unido, a las que asistieron miles de musulmanes británicos, muchas de las cuales involucraron la quema pública del libro.
Así, que pensemos que esa gente durante su vida jamás realizó este hecho ni mucho menos estas protestas. Viven pacíficamente y con respeto a una cultura de la cual están perfectamente integrados como millones de europeos y el resto de personas del mundo.
Así que, como el sujeto causante de estos actos, durante un año después, el difunto líder iraní ayatolá Ruhollah Khomeini prohibió el libro en Irán y emitió una fatwa, o edicto, pidiendo la muerte de Rushdie. La fatwa decía:
Informo a todos los musulmanes celosos del mundo que el autor del libro titulado Los versos satánicos –que ha sido compilado, impreso y publicado en oposición al islam, el Profeta y el Corán–, y todos los involucrados en su publicación que tuvieran conocimiento de su contenido, serán condenados a muerte. Hago un llamado a todos los musulmanes celosos para que los ejecuten rápidamente, dondequiera que se encuentren, para que nadie más se atreva a insultar las santidades musulmanas. Quien muera en este camino es un mártir.
Así expresado, puede decirse y explicitarse que hay todo un tema de política de odio, pero seamos sinceros, esta obra es el culmen de años de provocación, ofensas y mentiras de una gran cultura que nos enseñó y aportó como historia del pensamiento y cultura de la humanidad cosas invalorables. Especialmente para los herederos de la España que llegó a lo que será luego Latinoamérica.
El autor se vio obligado a esconderse bajo protección policial durante nueve años; pero después descartó la amenaza, afirmando que "no había evidencia" de que las personas estuvieran interesadas en matarlo. Y claro que tenía razón, los musulmanes como muchas millones de personas, no son violentas, pero ofenderlos, a su cultura, a su religión y a lo más sagrado que poseen que es su fe, no es más que una provocación inútil que no puede buscar más que en la cabeza de un correcto personaje por lo menos ciertas disculpas o como producto literario una conciencia de ausencia de toda necesidad del embarazoso momento que le generó a su propio autor y lo que desencadenará como evidencia de sus propios hechos y su obra ofensiva, retrógrada y ausente de todo respeto a la dignidad de lo más sagrado de forma innecesaria y grotesca.
En 2012, una fundación religiosa iraní semioficial ofreció US$ 3,3 millones a quien matara a Rushdie. Más tarde, en 2019, una cuenta de Twitter conectada con el ayatolá Jomeini fue prohibida temporalmente después de que tuiteara: “El veredicto del imán Jomeini sobre Salman Rushdie se basa en versos divinos y, al igual que los versos divinos, es sólido e irrevocable”.
Ha habido varios intentos fallidos de asesinar a Rushdie, así como ataques a los traductores del texto. En 1991, Hitoshi Igarashi, quien había traducido Los versos satánicos al japonés, fue asesinado a puñaladas, por un desconocido, en su oficina en la Universidad de Tsukuba. La novela ha sido prohibida en India, Pakistán, Bangladesh, Sudán, Sudáfrica, Sri Lanka, Kenia, Tailandia, Tanzania, Indonesia, Singapur y también, cómo no, en Venezuela.
Veremos y esperemos pues, que la belleza y la riqueza de la literatura no se ensucie jamás, porque estos libros morales son en sí, formas y manifestaciones de grandes tradiciones de valores y culturas.
Que cualquier persona ofenda y sea un antipolítico que ofenda a millones y millones de personas, además de crear un producto con una contingencia totalmente y radicalmente innecesaria, solo logra entenderse desde el planteamiento más ausente de la empatía de quien en nombre de la libertad y los sistemas democráticos ofende a una rica cultura y tradicional manifestación del mundo y la humanidad.
Verdadero es que condenamos cualquier fundamentalismo asesino, que generó los atentados del autor. Pero debemos reflexionar que fueron años de ofensas y advertencias. Tal vez, como inicié el artículo, una pena el acto que aconteció de agresión; pero no sé si fue más penoso que sabiendo, advertido y expresado por varios años de lo que le pasaría si sus trabajos que eran en muchos casos obras de ofensas a la moralidad de un pueblo muy tradicional y musulmán, es decir, fiel, en sí mismo. Era necesario que alguno llegara a un cambio o evitar ciertas cosas.
Si ud. Como individuo quiere tirarse sobre la tradición de toda una cadena de montañas y se lanza de cabeza y desde miles de metros sin protección ni paracaídas algunas. Nadie más que ud. Con toda la sensibilidad del mundo es el irresponsable y culpable de que la cadena montañosa no se retire del lugar.
Porque esperar ello, era ser por lo menos tener demasiada fe, una fe que no movería una montaña, sino millones de montaña. Siendo tú que no quisiste evitarla por más de 10 años.
Una pena este desenlace, pero la sociedad como lo explicaba Hegel en la libertad misma del individuo no puede ser superior a la de los demás sujetos en la sociedad. Y esta narrativa que el autor de la fenomenología del Espíritu ya tenía claramente en el siglo XIX a sus 36 años aproximadamente, nuestro autor actual, carecía totalmente y remotamente.
Como colofón final, me pregunto cuántos miles de personas y miles de veces le dijeron que evitara seguir en este camino espinoso. Al final las espinas lograron alcanzarlo, luego de años de evitarlas.
