Novela Mate del Alpha capítulo 1 - Carolina y Kayler - Joyread Español

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Mate del Alpha
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Karol se muda a una nueva ciudad con su madre sin saber qué en el pueblo al que llegan está gobernado por sexy hombres lobo que la acecharán y la asustaran. Pero el sexy Alpha es su mate y la protegerá con su vida.

Mate del Alpha es una novela romántico, los protagonistas son Carolina y Kayler, puedes leer esta novela en línea en la página web de Joyread Español.

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Capítulo 1

Esa sensación tan extraña que tienes al saber que no volverás a ver el lugar en dónde creciste, el patio en donde alguna vez jugaste cuando eras niña. Mi habitación. Siento cierta nostalgia y tristeza. Una parte de mí no se quiere ir, pero otra parte de mí grita que no debo de ser egoísta, a mi mamá le han ofrecido un muy buen trabajo en el norte del país. Tendré que ir a una escuela nueva, conocer personas nuevas, dejar a ... Will —Mi ex novio - En cuanto le di la noticia se enojó mucho y terminamos. Creo que era lo mejor.
Terminé de meter mis maletas al auto y abrí la puerta, pero antes le di una última mirada a mi antiguo hogar, era una casa color blanca, pequeña y de dos pisos. Estaba un jardín lleno de flores amarillas que mamá había sembrado en su tiempo, aún estaban allí.
El día estaba soleado. Cerré los ojos por unos pocos segundos y me subí.

  • ¿Lista? —Preguntó mamá, en un susurro.
    No, no lo estoy. Esto es demasiado para mí. No quiero irme.
    —Sí —mentí.
    Ella sonrió de lado y arrancó el coche, nos esperaba mucho por recorrer. Hoy era miércoles, por lo que significaba que mañana tendría que ir a la escuela.
    Dios, estoy tan nerviosa.
    Mamá era de mi tamaño, medíamos 1.69 por ahí, ella tenía buenas piernas y también era rubia. A veces nos confundimos con hermanas, era realmente gracioso, pero supongo que también lo hacen porque el modo de mamá no es serio ni nada de eso, al contrario, es alegre y divertida. Yo soy todo lo opuesto a ella.

—Carolina, quita esa cara, no vamos a meternos a la boca del lobo —intentó subirme el ánimo, envió un escalofrío cuando dijo eso último. —Mira esto ... —hizo una pausa - Como una nueva aventura, conocerás nuevos amigos, quizás algún chico. -Sonrió.
¿Chico? Yo no quiero conocer a ningún chico, hasta hace poco terminé con Will y aún duele.
No respondí, solo miré por la ventanilla el bosque, había niebla, era realmente hermoso. Los árboles eran muy grandes, podíamos ver el interior del bosque ... No tenía ningún animal ni nada.
—Ya estamos llegando. —Anunció ella, señalando el letrero que indicó el nombre de este pueblo. Su nombre era Lewiston.
No me emocioné ni nada, habíamos viajado por ocho horas y sinceramente no había mi trasero. Las casas se empezaron a ver, las personas, los bares, el cine, tiendas y también miré el colegio. Era un enorme edificio de dos plantas.
—Mira, ese es tu nuevo colegio. —Señaló el enorme edificio que estaba frente a nosotras. Habían algunos chicos afuera, quizás los que se quedan a molestar después de que salen porque ya está oscureciendo.
Mamá siguió conduciendo hasta tomar un camino en el que ya no había casas, solo árboles.

  • ¿A dónde vamos? —Pregunté, mirando por la ventanilla un tanto apurada.
    —A nuestra casa, no te había dicho que era la única propiedad que estaba disponible, los antiguos dueños se mudaron hace unos meses y quedó vacía. —Me miró rápido.
    Genial, voy a estar sumida en este bosque yo sola. Mamá se pasará el tiempo trabajando. Estoy sintiendo un poco de miedo, no sé qué clase de animales hay en este bosque, o peor aún, si son salvajes.
    —Esta es una manera muy efectiva para socializar. —Dije con sarcasmo.
    Ella negó riendo.
    Estaré sola en el bosque.
    —Mira —llamó— al fin y al cabo no somos las únicas que vivimos por aquí. —Miró por el espejo retrovisor.
    Volteé a ver, atrás de nosotras venían tres coches, todos eran caros y de color negro, los vidrios eran oscuros por eso no se podía ver a través de ellos para ver a los supuestos "vecinos". Lo que se podía escuchar era la música alta que traían.
    —Genial, —volví mi vista al frente, formando los labios en una sola línea.
    Todo iba bien, hasta que escuchamos un ruido proveniente del motor. ¡Hay no! Esto no puede estar pasando.
  • No me falles ahora ... —murmuró mamá, haciendo lo posible para que el pobre coche siguiera en marcha. Pero no fue suficiente dado que el coche se fue deteniendo poco a poco hasta que nos detuvimos por completo.
    Maldito coche.
    —¡Demonios! —Exclamó mamá, golpeando con fuerza el volante pero rápidamente se sobó la zona con dificultad haciendo una mueca de dolor, reí en el proceso.
    Los coches que venían atrás de nosotras empezaron a tocar el claxon desesperados.
    —Creo que tenemos que caminar el resto del camino. —Empezó a abrir su puerta. Abrí mi boca del asombro, no quería caminar. - No falta mucho. —Me calmó, mientras bajaba del auto.
    —Está anocheciendo ... —murmuré.
    —Lo sé, así que mejor nos apuramos. Ayúdame con las maletas, ¿quieres? —Cerró la puerta y se fue a la parte de atrás.
    De mala gana salí del auto yo también, cerrando la puerta tras de mí. Lo primero que hice fue ver a los tres coches que estaban allí, pitando desesperados. Llegué donde mamá que busca algo en uno de los bolsos, pero no le puse mucha atención ya que mi mirada estaba fija en el auto de frente. Aunque no podría ver a la persona que iba manejando podría sentir su mirada puesta en mí. Era una de esas camionetas cerradas que son super caras y bonitas. Era color negro y en frente tenía la palabra Jeep en un color plateado.
    —Carolina, dile a esas personas que dejen de pitar, me están empezando a exasperar. —Ordenó.
    Fruncí el ceño y la miré. No queríamos hablar con ellos, no sabíamos si eran amables.
    —Mejor saco las maletas. —Me negué, mientras buscaba mis maletas y las ponías en el suelo.
    Mamá sospechó y se giró para ver a esas personas.
    —¡Lo siento mucho ... —comenzó diciendo— Pero mi auto murió, si quieren pueden pasar a la par ¡Gracias! —Finalizó, dándose la vuelta y volviendo a lo nuestro.
    El primer auto arrancó rápidamente, pasando al lado, mientras que los demás lo siguieron.

—¡Esto no habrá pasado si ese auto no fuera una basura! —Exclama, sintiendo mis piernas pesadas. Mi vestimenta se basaba en unos vaqueros desgastados, unos converse negros y una camiseta color blanca. Sin olvidar mi chaqueta negra que siempre la usaba.
Llevábamos caminando más de una hora, estaba oscuro y la luna ya había salido. Sólo ella nos iluminaba. Mamá iba más adelante, yo me iba quedando un poco más atrás, las dos maletas que llevaban eran muy pesadas. El clima se encontró helado, cuando hablaba salía humo de mi boca, no sabía que en este pueblo era así de frío, y yo que solo tengo ropa corta y floja.
No me culpen, en mi ciudad era soleado. Lo único que me abrigaba era mi chaqueta. Había amarrado mi cabello en una moña floja pero unos cuantos cabellos se habían soltado y estaban en mi cara.
—¡Ya estamos llegando! —Exclamó mamá desde más adelante.
Cuando íbamos caminando miré otro camino a la derecha, supongo que las personas de los autos siguieron ese camino. Pero ese camino era de tierra, la carretera pavimentada terminaba aquí. Dejé las maletas en el suelo para descansar un poco.
—Dios ... —murmuré, respirando profundamente.
Inconscientemente miré el bosque, el tenebroso bosque que tal parecía llamarme. No se porqué, pero me sentí observada. Una sensación nueva.
—¡Carolina, apúrate! —Gritó mamá.
Salí de mis pensamientos, cogiendo mis maletas y corriendo un poco hasta alcanzarla.
—¡Llegamos! —Exclamó, dejando caer las maletas al suelo.
Era una casa de dos pisos un poco grande, pero no era la casa lo que me llamó la atención, sino el enorme lago que estaba frente a ella. La enorme luna lo iluminaba, se veía tan ... Hermoso. Algo bueno salió de todo esto. Caminé hasta el pequeño muelle que yacía allí y me senté. Quité mis zapatos para que mis pies tocaran el agua. Estaba un poco helada.
Miré la luna, se veía tan grande y hermosa.
—¡Carolina, ayúdame aquí!
Cerré los ojos por un segundo. No puedo ni tomar un descanso. Me puse en pie pero algo llamó mi atención. Del otro lado del lago había una casa, también era de dos pisos. Juraría que está a la misma distancia que la mía. Me imagino que los chicos del auto viven allí. Después de todo sí tenemos vecinos.
Iba a dar vuelta para regresar dónde mamá, pero un aullido me puso en alerta, hizo que mi piel se estremeciera y me llenara de miedo.
¿Lobos? ¡¿Hay lobos aquí?!
No me jodas.

......

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