Pacten verse una o dos veces por semana, y si coincidir se les dificulta demasiado, véanse al menos una vez al mes, no se vuelvan una voz lejana en el teléfono, reúnanse, ríanse de estupideces, recuerden viejas anécdotas, hablen de su vida íntima, comenten esa vez que se fueron de un baile con un hombre guapo del que no sabían ni el nombre...
Inventen historias graciosas, hablen de probabilidades, barajen posibles futuros o cuenten sus secretos; disfruten el tiempo compartido, beban hasta que las narices y las mejillas se les pongan rojas o tomen café mientras comentan sus planes a corto plazo.
Vívanse, entre risas y abrazos; entre gritos de euforia y silencios de comprensión. Quiéranse mucho, y no dejen de decir lo que piensan la una de la otra, acompáñense durante la vida y piensen que el mañana siempre es incierto, como una lotería.
Buenas noches