Estimados steemianos; ¡Les prometo no escribir nada desagradable!
¿Por qué subrayo esta afirmación?, simplemente porque la mayoría de las cosas son ásperas, los noticieros internacionales ni mienten, ni exageran. La vida cotidiana se ha transformado y se convierte a diario en angustia y calamidad, nadie conoce exactamente qué esperar, cotidianamente pueden cambiar las circunstancias, regularmente para mal o para peor. Cuando se le da un saludo a un amigo normalmente la respuesta es; “Aquí llevando la pela”, es decir; sufriendo los males de estos tiempos.
¿Pero que pasa aquí dentro?. Quizás lo primero es que muchas personas dilatan lo que parece ser la única salida “IRSE DEL PAÍS”, la gran mayoría lo ha pensado, muchos se han marchado, ya no importa profesión u oficio, intenciones (buenas o malas), ciudad (interior o la capital), no importa se tienes documentos o no, si te puedes ir en avión, en autobús, en carro, o simplemente caminando, ejemplo: (http://www.caraotadigital.net/internacionales/jovenes-venezolanos-son-grabados-mientras-emigran-a-pie-por-cucuta-video/ ).
No hay una calle o un barrio que no haya despedido a alguien conocido. Y lo peor es que se sigue haciendo, porque se siguen marchando. Tanto los que estamos acá, como los que se marchan vivimos entendiendo para sobrevivir deberá innovar diariamente, hemos perdido la capacidad de asombro, la lógica no existe, mucho menos la norma. Los que se marchan deben aprender, costumbres, muchas veces idiomas, entender el combate con los climas, cambian profesiones, se lanzan a lo que parece el azar de la vida, con muchas esperanzas e ilusiones, pero también miedos e incertidumbre. Pero con una fuerza de buscar un CAMBIO y no siempre es una garantía sin ecua non.
No es muy diferente a los que vivimos acá desde muchos puntos de vista, puesto estamos sometidos a cada vez nuevas condiciones y necesariamente se deberá recurrir al desarrollo de la adaptación inmediata a los cambios (y ya sabemos que no todos son buenos), al desapego y la creatividad, puedes entrar a una farmacia que toda su vida económica vendió obviamente medicamentos; ahora vende desde golosinas, hasta cartones de huevos, o lo que pueden vender en el momento, una panadería sin pan pero ofreciendo almuerzos y detergentes. Se han generado nuevas formas de comercio, igualmente buenas y malas.
Otros que tienen hasta tres profesiones, están aprendiendo un oficio bien sea de peluquería, soldador, electricidad, panadería, lo que sea para modificar o ampliar su labor bien sea porque necesitan encontrar más de un trabajo, o porque previamente se prepara para marcharse.
Hemos aprendido a comunicarnos con nuestros seres queridos por un teléfono, por Spype, WhatsApp, Instagram, Facebook, todo sirve.
Hemos aprendido que no somos ni los primeros, ni los únicos en tener que soportar este tipo de tragedias, de hecho, muchos de nosotros somos descendientes de inmigrantes recibidos en nuestro país a lo largo de los años.
Hemos aprendido a disfrutar desde un simple pan, un café con leche o con azúcar, una merienda o un buen almuerzo, porque ahora notamos su ausencia.
Hemos aprendido que nada es fijo, que podemos innovar hasta en lo más elemental de nuestras vidas.
Hemos aprendido a soñar más allá de lo posible. Como aprender de criptomonedas y escribir en STEEMIT.
Alguien podría suponer que mi criterio es favorable hacia el duro camino recorrido en este tiempo de turbulencias, la respuesta es simplemente NO. Pero, en medio de tanta incongruencia, la única forma de supervivencia es aprendiendo a mirar más bien que al mal.
El venezolano ya no se vive limitado a un territorio, ya no somos exclusivos de un país, ya dejaron de ser exóticos están en todos lados, en otros lugares ahora conocen nuestras arepas, nuestros profesionales salieron de su país para demostrar lo que aprendieron bien en sus escuelas, colegios, universidades y en sus hogares.
Doy las gracias a todos los que han abierto las puertas a los que se han tenido que marchar de Venezuela, por favor si es posible recuerden que son nuestros hijos, nietos, sobrinos, etc., pido disculpa que todos aquellos que no han podido dar su mejor respuesta en un país ajeno, recuerden que “en la villa del Señor, hay de todo”. Los que estamos acá con todas las penurias no soltamos la fe y la esperanza, siempre soñaremos con verlos entrar por la puerta de sus casas y entregarles una enormidad de besos y abrazos.
Traerán a quien les han recibido, todos aquellos que se han convertido en sus nuevos familiares y amigos, que ya dejaron también a diario de ser extranjeros en nuestra tierra, porque muchos ahora tenemos más hijos y amigos a lo lejos, les entregaremos todo el reconocimiento y la gratitud, y serán tan bienvenidos como nuestros siempre venezolanos. Amén, que así sea.
Querido amigo lector, agradezco mucho tu compañía, pido para ti bendiciones y nos seguiremos encontrando en tu portal favorito en Steemit@elartedelavida.
SOY VENEZOLANA
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