Escribo poesía y otra líneas que sean agradables para lectores ocasionales de Steemit.
Continúo este hilo de poesías para darles un refresco de lectura en su día agotador.
Esencia
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Agua ha aparecido, y lo advierten las raíces muertas percibiendo el olor a vida derramándose. Impía es el agua de los temores del terreno yermo, mueve su líquida e incontenible integridad, translúcida invade la tierra tan imperturbable, va despacio y marcándole silente el pulso en las venas que se tuercen nuevas en su cuerpo deshabitado.
Está mojada la tierra, y emana de sí misma el anhelo del verde color para que sus futuras hojas hablen de su energía viva, que jamás se había ido, y así demostrarle a los vientos que de su naturaleza viviente tienen a quien visitar, para cuando deseen alimentarse de los ruidos que nacen fuertes mientras pasan por entre sus ramas y verdes. Son estas caricias y roces, ternuras que la tierra goza y vive, tal como el incandescente deseo que asemeja al júbilo inyectado en las pupilas de un niño alborozado. Brillantes como cuentas de ónix, sus ojos cuentan a la noche que todas las lumbreras del cielo, le han avisado de una señal, y que este abrazo hirviente del líquido que ha vuelto, tocando su interior, se vuelve un aciago desvelo al mismo tiempo.
Llora y destila pesar la tierra por ver aún árido su ser, le contó a la noche con mucho sentimiento que era desvanecido en el aire lo que llenaba su esencia, secando rápido al sol, que es dueño de los días, a la tierra le parecía este astro, un ser implacable y egoísta por quitarle el fresco y sabroso líquido, que él procuraba con fascinación. Ese sabor que el agua tenía, le permitía a la tierra desprenderse en fantasía del mismo suelo, olvidar incluso los sonidos que rodean su espíritu. "¡Recuerdo!", le dice a la noche, "Esta materia preciosa fluía sobre mi carne, como si corriese tibia y delicada". Y la tierra supo adorar el lugar que es fuente de donde brota el elixir, y adoró ciego al agua, pues sus ojos eran durmientes ante su presencia.
"Déjame su esencia, que yo sé que tú puedes traerla hacia mí", la tierra hablaba con vehemencia a la noche, y ésta impasible se negaba a responder alguna cosa, "y no me entretengas, que las nubes allá arriba deben enterarse de lo que canta la tierra. Quiero su voz, el ruido de su derramar, el líquido precioso es lo que me contenta, es todo lo que me interesa". Está la tierra hoy enceguecida con los luceros de la noche, y se pierde en el deseo de amanecer, su afán apremia el deseo en las noches y siempre al momento de decirle adiós a su consciencia.