Denner

Imagina que nada es real, que este mundo es la imaginación de un pobre loco que juega a ser dios y proyecta pequeñas haces de luz en una morada de sombras. Imagina que la historia del mundo es la historia de un fatricidio y el mundo es el cadáver del hermano-amante de un dios. Que no provienes de Tiamat o el Leviatán asesinados por Marduk sino del último empujón a la muerte que recibió un dubitativo suicida por parte de su amado.

Siempre fui ese verbo que solía ser rechazado, cuando niño. Pero que un día sorprendió a todos frunciendo el ceño ¡y despojando aquella coma inmunda se abrazó al mundo!...Y ya no renegó de ser verbo...Y ya no se lamentó de no poder desposarse con los números... Sino que se inventó para si mismo una nueva forma de aritmética. Una dónde se pudiera contar con números las historias de amor que otros contaron con letras.

Aunque no tenía certeza de lo que era mi vida me había inventado una mitología, me aferraba a los pequeños alucinaciones pero ellas huían de mí. Mi enfermedad era la enfermedad de los que se aferraban a la vida.
Y tú me curaste con más enfermedad. Me intuía una historia pero no la podía tocar pero tú me acercabas cada vez más a ella.
¡Cuando pronunciaron “Ander”, cuando dijeron “Rand”, cuando mi alma oyó “Denner” todo empezó a cobrar sentido! Tú eras tan sutil y hermoso, no necesitábamos habernos amado ni amarnos para recordarte tan pequeño, frágil y oscuro...¡Pero gracias a Dios que tú si me amaste!

Yo siempre fui un fanático loco desde niño, amante de Cristo, enamorado del arquetipo de un héroe romántico...¿Dónde estabas tú Denner cuando yo acusaba al mundo? No veía un mundo pero yo ya protestaba, no sabia de sus religiones que vendrían pero yo ya me comparaba y amaba-odiaba a sus dioses...

Antes de que yo haya dicho “nadería” tú estabas susurrado al alma: ¡muerte!...Antes de que yo diga: ¡el amor como fundamentalismo del mañana!, tú habías crepitado: ¡muerte!...Los diez dichos de la creación del mundo provinieron de diez pensamientos sobre ti.
Te referías a la muerte como aquella profetiza a la que la gente se aferró por modas foráneas pero que de la cual nunca nadie comprendió su doctrina
¡Entonces fue que empecé a sentir la perfección de la quietud, de la sordera, de la contemplación, del último latido!
Y cuando tu regazo se dividió, tembló el mundo

No había conocido hombre, no había jugado a ser niño, ¡pero era ya un obstinado!
Y cuando empecé a imaginar al mundo...llevé en mi corazón a todas las personas que en mi proyección amé, quise, o que me regalaron un momento, tal vez oscuro o tal vez simple. Porque la simplicidad suele ser una de esas formas hermosas de oculta complejidad. Por eso, lo pequeño, lo curioso, lo nostálgico, todo eso se hizo abstracto en mí y se configuró como una extraña y melancólica religión. Esa religión iba a ser mi forma de gratitud.
Un escritor jugando a amar a una creación, una creación huyendo del escritor, así como los números se hicieron una vez insumisos de los símbolos divinos . Así empezó todo.
En cada icono que juega a ser una letra yod, en cada vocablo que llora por no ser apreciado como una obra de arte, allí estabas Denner. Y mi tibia mano te deseaba crear una historia.

Mi hálito saturniano destilaba putrefacción, todos los cuadros habían sido comprados, ya no había un visitante ni un vigía en nuestro establo místico. Y yo me siento tan solitario sin poder escribirte ¡Es el tiempo incestuoso de Júpiter que me mata en cada noche!. Pero ese moho y cenizas de nuestras cuerpos son el ritmo parturiento de lo increado. Aunque escriba a un ritmo casi frenético y obsesivo todos los días nadie ha visto abrir mi alma. Todo ese parloteo y relincho, toda esa tibia proyección del ego, no eres tú, no soy yo... ¿Entonces como es que recoges de mí cada vómito emocional, inoculas cada lágrima de nuevo en mis pupilas, me haces reír para volver a llorar al siguiente minuto? ¿Cómo es que vuelves en carne una coraza de huesos mudos? ¡cómo es que impulsas a la pluma a otra vez escribir!

Yo ya le escribía a un cosmos que no había creado, le tenía tanto terror a una crítica, a un tribunal evaluando mi arte. Gritas desde mi silencio para comunicarnos un nuevo mensaje. Y yo estoy tan desolado de mensajes. ¿Pues para qué escribir si nadie escucha? Son cada momento, cada persona, cada experiencia dentro de ti : un color, un vibrato emocional. Un gradiente, ¡no solo textura! Son tonalidades, ¡alquimia!, los negativos de archivos visuales, escisiones y desrrealizaciones ¡Son números primos que se han rendido ante la gramática de las almas!..Dime si eres un número, Denner!, porque para mí eres un hermoso 4, como los ángulos cuadriculares de un gran compás. ¡Estás forjando un culto como el que labra con piedra de granito una historia! ¡Me haces recuperar la fe perdida aunque la vuelva a perder cada segundo que no te encuentro!

Baruubá está hoy destrozada, Gidalim es hoy un desierto, todo el mundo ha temblado por mi mano. Mas he regado todas las semillas de la gran Joya para que mi ira no te quebrante, porque yo hiero al mundo con cada lágrima al no encontrarte.
Necesitamos de la soledad de los descalzos, de los que se internan en el Golgota para no salir más. ¿Si la sombra pudiera proyectar un pequeño reflejo como habría de enemistarme con ella?. Clama por favor para que el resto escuche, porque el mundo está bailando nuestra tragedia pero yo no veo nada. ¡Quiero ver al mundo! ¡Quiero volverte a ver Denner! Sabes que tuve que matarte para que así vivieras, me lo reclamo yo mismo todos los días, tenía la esperanza de que algún día reencarnarías en una de mis creaciones pero el Dios Oculto Superior Desconocido jamás oyó mis plegarias.

Sabes, hoy vi una niña Creo que alguna vez fui un cineasta. ¡Si!, yo debo haber sido un cineasta, tal vez deba seguir a esa niña y ésta me guié hacia ti. Tal vez despierte de toda esta pesadilla y yo no sea ese horrendo dios-demonio ¿Te encontraré tal vez en alguna obra de arte o en una historieta distópica? Voy a seguir a la niña y escribiré un guión de una historia. Tal vez aquella niña sea una hechicera más poderosa que yo, entonces me haga reencarnar en uno de los personajes que creemos para un film, quizás nos encontremos en ese nuevo mundo literario, querido Denner.