APRECIADO LECTOR, ESTE ES UN RESUMEN DE LA SEGUNDA PARTE DE MI LIBRO: LAS VIRTUDES EL CAMINO HACIA LA PERFECCIÓN MORAL Y ESPIRITUAL DEL HOMBRE
Abnegación.
Virtud derivada del amor y se refiere a la fuerza que nos impulsa a renunciar de lo propio, demostrando buena voluntad para unirnos al necesitado o que sufre. Despojarnos de todo lo que nos perjudique para servir a otro o satisfacer sus deseos y propósitos. La abnegación nos impulsa a actuar con voluntad amplia y decidida para agradar con plena satisfacción de causa, generalmente por motivos religiosos o por altruismo. La renuncia implica desprendimiento, desapego voluntario de una cosa o bien que se posee, o buscar medios para obtenerla con el fin de poder servir con ella. Ese desprendimiento no solo es físico sino que también, se debe manifestar en sacrificio personal y entrega total a una causa, dejando atrás malos sentimientos que no compaginen con quien desea le sirvamos. Hay que tener en cuenta que vale mucho el sacrificio y la disposición de ánimo para convertirse en adjutor. Se denomina con este atributo a la persona que se empeña en ayudar a otros.
Encontramos en Cristo el ejemplo claro de abnegación, se entregó a si mismo por cada uno de los hombres y nos invita a nosotros a hacer lo mismo:
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará” Lucas 9.23–24.
Parece ser una contradicción, pero según nos dicen las escrituras para salvar la vida hay que perderla; y para ello, solo hay que tratar de salvarla.
“A los que están vivos espiritualmente se dice: habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios Colosenses 3.3.”
La vida eterna es sola para aquellos que se niegan a sí mismos, crucificando al primer Adán el hombre viejo para que el segundo Adán Cristo reine en su vida.
Muchos otros ejemplos encontramos en la Biblia sobre la abnegación, como vemos lo que el Señor Jesucristo dice en mateo:
“Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí, Mateo 10.39;”
“Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo aquel que pierda su vida por causa de mí, la hallará, Mateo16.25 “
La carne y el Espíritu Santo son enemigos. No podemos vivir en los dos a la misma vez.
“Romanos 8.1–2 ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
“Gálatas 5.17, “porque el deseo de la carne es contra el espíritu, y el del espíritu es contra la carne; estos se oponen entre, sí para que no hagáis lo que quisiereis.”
Es inútil pensar que uno puede vivir una vida agradable a Dios sin tener al cuerpo bajo sujeción, o sea, crucificado. Satisfacer los deseos de la carne corrompe a uno mismo y a otros.
Siguiendo las concupiscencias de la carne, los hombres se han hecho esclavos a toda forma de pecado. Satanás llega a los hombres y les tienta a ceder a los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida: 1 Juan 2.16. Aunque el pecado les parece deseable, su fin es corrupción. El mismo destruye a los que lo cometen. A sus hogares y a sus comunidades. Por nuestro propio bien y por el bien de los que están a nuestro alrededor, tenemos que negarnos a nosotros mismos a diario.
Los que practican la abnegación pueden gozarse aun en medio del sufrimiento. Pablo dijo:
“Las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse “Romanos 8.18
Las personas que hacen uso de la abnegación para conservar su valor moral y espiritual, gozan de buena salud, tienen libertad espiritual, prosperan y son felices.
El hombre que no practica la abnegación, es desenfrenado en sus pasiones y deseos; lo seducen fácilmente y es de voluntad débil. Sobre este caso el proverbista recomienda:
“Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas “Proverbios 1.10.
Gálatas 5.24. “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma.”
La persona abnegada tiene marcada una meta de servicio a Dios y al prójimo con plena convicción y seguridad.
Cuando Dios llamó a Abraham él dejó su hogar, su parentela y sus amigos. Pasó el resto de su vida en el extranjero, y murió sin recibir lo que le fue prometido. Abraham hasta estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo cuando Dios se lo pidió. Por fe él llegó a ser el padre de la fe, y en su simiente son bienaventuradas todas las naciones de la tierra -Gálatas 3.8-
Moisés sacrificó una buena carrera Hebreos 11.24–26 a fin de cumplir el propósito de Dios para su vida. Él dejó la gloria y las riquezas pasajeras de la tierra, ganando así la gloria y las riquezas eternas.
Cuando Cristo llamó a los pescadores de Galilea ellos dejaron todo y lo siguieron. Al dejar sus redes, estos pescadores estaban dejando su medio de ganarse la vida. No conocían el futuro, pero lo dejaron todo para seguir a Jesús.
Adorar
Adorar es reverenciar con sumo respeto a un ser manifestándole sentimientos de obediencia, sujeción y estima. Hay adoración verdadera, la que se hace a Dios, el único ser digno de adoración. El hombre se ha desviado dando culto y adoración a otros seres originando sentimientos de adoración llamado paganismo e idolatría. Muchas personas confunden el termino adorar con honrar, conceptos con significado bastante diferenciados en su origen y etimología, la palabra adorar se refiere a la intimidad y entrega espiritual a un ser que consideramos superior a nosotros, postrándonos de rodillas ante Él porque esperamos en su poder sobrenatural. En cambio la honra se refiere al reconocimiento que se le hace a una persona o ser por su desempeño, valores y significado.
Desde la creación del hombre sobre la tierra, ha inclinado su corazón a rendir adoración a un ser superior. Siempre el primer hombre y demás generaciones que habitaron el planeta pusieron su mirada en adorar a Dios, Creador del universo.
Si nos detenemos en la observancia del concepto adorar, según leemos en la Biblia, podemos encontrar tres clases de adoradores:
Los verdaderos son aquellos que adoran a Dios, siguiendo el ejemplo de Cristo, profetas y apóstoles, es decir adoran a Dios con el espíritu, en espíritu y en verdad: Juan 4:23
Tomando en cuenta el principio anterior que determina a un verdadero adorador, identificar a un falso adorador no sería difícil, basta con conocer hacia quien dirige su adoración. Todo adorador que no dirige y rinde toda su adoración total al Padre y a Cristo simplemente es un falso adorador. Aunque el que adora, invoque el nombre de Dios, pero si no lo hace como Dios ordena y como el ejemplo que dejo Jesucristo, es falso adorador. Los que dirigen su adoración a falsos dioses y si lo hacen, aparentemente, a Dios, lo hacen a su manera. El Señor dijo:
“este pueblo me sirve de palabra y me honra con la boca, pero su corazón está lejos de mí, y el culto que me rinde son cosas inventadas por los hombres y aprendidas de memoria”. Isaías 29.13”
También quiero comentar de aquellos que conociendo la forma como se debe adorar a Dios no lo hacen. En este concepto nos podemos apoyar en aquellas personas que haciendo parte del pueblo de Dios, no se congregan, pues viven una vida relajada ante las cosas de Dios. Dicen ser del pueblo del Señor; pero no lo adoran como Él ordena.
Los que conocen la adoración son como la mujer samaritana, quien en cierto momento de su conversación con Jesús dijo que sus ancestros habían enseñado que era en ese monte donde se debía adorar, pero que al mismo tiempo los judíos decían que era en Jerusalén donde se debía adorar.
“No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos unos a otros; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca,” Hebreos 10. 25
El problema con aquellos que conocen la adoración pero que no viven en ella, es que son ese tipo de personas que no han definido su estilo de vida, se encuentran alternando entre lo que el mundo dice que es bueno, pero a la vez se limitan, pues tienen los suficientes conocimientos sobre la doctrina. Conocen lo suficiente de Dios y la Biblia como para no ser considerados como extraños, pero a la vez no intiman lo suficiente como para ser considerados como hombres y mujeres ejemplares.
Afecto fraternal.
Virtud que nos impulsa a manifestar amor y sentimientos de aprecio y servicio a alguien, bien sea espontáneamente o por gratitud de servicios recibidos. El afecto impulsa a la comprensión, tolerancia, servicio, respeto para causar siempre alegría a la persona que brindamos estos sentimientos.
Romanos 12:10. “Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros.”
El afecto fraternal no lleva la contraria al ser que se le tiene amor, porque ve en el ser o persona esa complementación de su felicidad personal, sintiendo plena satisfacción de compartir sentimientos buenos.
“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros.” Juan 13:34
Con la persona llena de afecto fraternal es amoroso y siempre siente atracción y aprecio por sus semejantes, esmerándose siempre en servirle, sin condiciones o pretextos. Jamás existe en la persona afectiva, rencillas y resentimientos ante cualquier indiferencia con otra persona, siempre está atento a servir, sin interesarse en el pago de ese servicio, porque lo hace siempre con el corazón.
Juan 13:34 “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros.”
Agradecimiento (Ver gratitud.)
El agradecimiento es una actitud de reconocimiento por algo que se ha recibido, un beneficio, un gesto o un favor. La gratitud es una emoción, que expresa aprecio a otra persona de quien se recibió ayuda. Hay muchas personas que no expresan gratitud. Si alguien hace algo por ellos, no lo agradecen, creen que se merecen no solo eso, si no más y es una forma de expresar orgullo.
Para tener una actitud de agradecimiento, necesitamos dejar que nuestros pensamientos sean honestos, puros, amables, y dejar fuera el orgullo. La Biblia nos habla de una ocasión cuando Jesús sanó a 10 hombres leprosos y solo uno regresó para dar las gracias a Jesús. Lucas 17:11-19
Mostrar agradecimiento no solo es bueno para los demás, sino también para nosotros porque libera el gozo interno en nuestra conciencia. Cuando no hay un corazón agradecido, las personas se cierran las puertas para recibir bendición y apoyo; pierden grandes oportunidades de gozo y satisfacción. Dios pide que lo honremos Dad gracias en todo.
“Yo honro a los que me honran, los que temprano me buscan, proverbios 8.17
Agradecimiento no implica, solamente, devolver el favor con otro similar, sino también recordar el acto de generosidad de la otra persona. El agradecimiento pondera la amabilidad del gesto del otro, más que la utilidad misma del favor o servicio recibido. El apóstol pablo habla de esto y recomienda:
“Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento.” Colosenses 4:2
El agradecimiento o el ser agradecido es apreciar en cada instante lo que otros hacen por nosotros, ser conscientes de su actitud y ayuda creando un compromiso de confianza y reciprocidad con ellos. Yo no olvido a las personas que aquellos tiempos de mi floreciente juventud, me recibieron en sus casas, cuando mis padres me enviaron a estudiar fuera de mi pueblo, por su trato simpatía y empatía para conmigo.
No olvido a mis nobles padres que dieron todo por mí. Agradecimiento implica estar dispuestos a responder con idéntica actitud cuando se requiera nuestra ayuda. Cuando aumenta la confianza en el vínculo se crea el compañerismo, la amistad, el compartir emociones, dificultades, problemas donde fluye la ayuda recíproca. El apóstol Pablo es muy enfático cuando dice:
“Hermanos, siempre debemos dar gracias a Dios por ustedes, como es justo, porque su fe se acrecienta cada vez más, y en cada uno de ustedes sigue abundando el amor hacia los otros.” 2. Tesalonicenses 1:3
El agradecimiento es un sentimiento que se experimenta cuando se recibe apoyo en una circunstancia difícil, lo que lleva a corresponder con una acción de gratitud. Puede expresarse con una simple declaración oral de agradecimiento, sonrisas, unas gracias por determinada situación, o nota conceptuosa con manifestaciones de aprecio por su apoyo, llamada telefónica, un obsequio, un apretón de manos, un abrazo cálido. Esta es la recomendación del apóstol Pablo en:
Colosenses 3.15. “Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos.”
El agradecimiento es un valor que nos distingue como personas, ya que todos necesitamos de los demás. Si bien no somos generosos para obtener una recompensa, ella llega sola cuando elegimos el camino correcto, el camino del bien. Reconocer al prójimo que es mi próximo, pensar en él y en su felicidad, nos devuelve felicidad a nosotros mismos.
Alabanza.
Valor que consiste en honrar y engrandecer a un ser o persona ponderando sus atributos o condiciones espirituales, morales, materiales e intelectuales, dándole el reconocimiento debido y adecuado. Hay que hacer énfasis que la alabanza primordial y por excelencia le corresponde a Dios, pero la alabanza de acuerdo a su connotación etimológica se puede rendir a cualquier persona que tenga un grado especial y con derechos a honores y reconocimientos. Alabar es sinónimo de reconocer o valorar los favores y beneficios recibidos de alguien. Alabar es elogiar.
“Las mujeres cantaban mientras tocaban, y decían: “Saúl ha matado a sus miles, y David a sus diez miles.” 1 Samuel 18.7”
Hay marcada diferencia entre alabanza y adoración. Las personas comunes y, aun, hasta los mismos estudiosos de la Biblia, tratan de confundir estos dos términos, como que se tratara de palabras homófonas, es decir, aquellas que se escriben de diferentes maneras, pero con el mismo significado; pero en la connotación profunda de estas dos expresiones, en su trasfondo, hay una diferencia marcada. En líneas generales la alabanza es el resultado de enunciar afirmaciones positivas sobre alguien, ya sea en privado o públicamente.
La palabra alabanza significa hacer espectáculos en favor de alguien y celebrar. Típicamente la alabanza viene como forma de gratitud realzando los dones, tanto materiales como espirituales de un ser, bien sea espiritual o corporal. Los religiosos comunes creen que Dios es el único digno de alabanza, pero no es cierto. Como lo expreso en la definición de este concepto, la alabanza es el resultado de enunciar afirmaciones que ponderan la labor, favores y servicios de un ser divino o humano. Entre otras palabras podemos decir, que la alabanza es un reconocimiento a alguien por los favores de su mano recibidos.
El apóstol Pablo alababa a la iglesia de Corintos, al ver que están guardando sus mandamientos como él se los había entregado.
1 Corintios 11.2. “Y os alabo, hermanos, que en todo os acordáis de mí, y retenéis las instrucciones mías, de la manera que os enseñé.”
Proverbios 31:28-31 “Sus hijos se levantan y la llaman bienaventurada, también su marido, y la alaba diciendo: la mujer virtuosa es alabada por el marido y sus hijos,”
• Alma.
Valor espiritual del hombre, concebido como un principio interno vital que regula los actos razonables del hombre y permite a los seres vivos realizar actividades vitales, y, en el caso del alma humana, como el principio divino e inmortal que nos faculta para el conocimiento y la vida buena.
Según los pensadores el alma humana está compuesta de tres partes: la parte racional, considerada como el principio que anima los cuerpos de los seres vivos, que les da vida y movimiento, principio de racionalidad y dotada de carácter divino. Es la parte más excelente del hombre, gracias a ella podemos alcanzar la ciencia y realizar acciones buenas; se identifica con la razón y nos faculta para el conocimiento y la realización del bien y la justicia.
El alma es un principio divino dotado de inmortalidad. Y según algunos pensadores esta consta de Alma irascible parte del alma humana en donde se sitúan la voluntad y el valor. En el alma irascible se encuentra la voluntad, el valor y la fortaleza. Alma concupiscible parte mortal del alma humana responsable de las pasiones, placeres y deseos sensibles. Es la parte del alma humana más relacionada con el cuerpo y en ella se encuentran los placeres sensibles y los apetitos o deseos sensibles: deseos sexuales, apetitos por la comida, la fama, la riqueza.
Por estar tan íntimamente ligada al cuerpo se destruye cuando este muere. La sitúa en el hígado. También se habla de alma intelectiva que es la parte más elevada del alma humana, gracias al cual el hombre puede realizar los distintos tipos de actividades vitales. Las facultades que tiene como propias son el entendimiento y la voluntad; es inmaterial e inmortal.
Aristóteles define tres clases de almas que son: Alma vegetativa la cual ejerce las funciones de asimilación y de reproducción y es el tipo de alma propio de las plantas. El segundo tipo de alma, superior al alma vegetativa, es el Alma sensitiva, el alma propia de los animales. No solo está capacitada para ejercer las funciones vegetativas o nutritivas, sino que controla la percepción sensible, el deseo y el movimiento local, lo que permite a los animales disponer de todas las sensaciones necesarias para garantizar su supervivencia, tales como las derivadas del gusto y el tacto.
El tercer tipo de alma, superior a las dos anteriores, es el Alma racional que además de las funciones propias de las almas inferiores, la vegetativa y la sensitiva, el alma racional está capacitada para ejercer funciones intelectivas; es el tipo de alma propia del hombre. Las funciones racionales o intelectivas, son el conocimiento de la verdad en sí misma, la capacidad del conocimiento científico y el conocimiento de la verdad, con fines prácticos. Este tipo de alma, es la que entra en comunión con Dios, a través de la virtud de la fe y el amor.
“Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre.” Salmos 103:1
Los términos relacionados con alma son: Espíritu, hombre interior, corazón.
Altruismo.
Virtud que consiste en prestar servicio desinteresado a las otras personas, voluntad de sacrificar al bien ajeno los intereses personales o propios. El altruismo se contrapone al egoísmo. Esta virtud se considera como la unidad y armonía entre los intereses personales y los sociales, ya que nos impulsa a amar al prójimo, ser caritativa, amante del desarrollo y de la ayuda mutua.
Romanos 15:3 “Pues ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito:” “los vituperios de los que te injuriaban cayeron sobre mí.” Esta es la máxima demostración del altruismo de Jesucristo, su interés fue agradar a Dios para beneficio de los hombres.
Es esa la gran bondad del ser altruista, despojarse del beneficio propio para entregárselo a su prójimo. Esto también lo podemos ver en el evangelio de san Mateo, cuando Jesús tuvo compasión de los que le escuchaban, una multitud muy grande, sintió que debía protegerlos y les dio de comer.
Mateo 15:32 dice: Entonces Jesús, llamando junto a sí a sus discípulos, les dijo: “tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos sin comer, no sea que desfallezcan en el camino.”
El altruista, prototipo del generoso, no le importa las críticas que se pueda ganar por servir, se despoja de lo propio y se siente feliz, porque su objetivo único y definido, es alegrarse en servir a los que considera necesitados de sus servicios.
Hay un ejemplo muy claro que aquella mujer que al pie del Maestro, derramaba sus lágrimas para cumplir con un profundo deseo que había en su corazón: ungir los pies del Señor con un perfume costoso y aunque sus críticos lo veían como un desperdicio, para ella era una satisfacción hacer esta obra.
Marcos 14:3-9 “Y estando El en Betania, sentado a la mesa en casa de Simón el leproso, vino una mujer con un frasco de alabastro de perfume muy costoso de nardo puro; y rompió el frasco y lo derramó sobre la cabeza de Jesús. Pero algunos estaban indignados y se decían unos a otros: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque este perfume podía haberse vendido por más de trescientos denarios, y dado el dinero a los pobres. Y la reprendían.”
El altruismo es un sentimiento de la generosidad.
El hombre altruista, no se considera superior a las demás personas que le rodean, siempre su humildad lo debe llevar a considerarse servidor de los demás. Filipenses 2:3 “Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, si no que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro más importante que a sí mismo.”
Hay muchos líderes que se consideran el epicentro de la mirada de su grupo o comunidad y siempre procura ser servido y no servir, porque tienen una percepción errada de lo que es deber, frente a la gente que necesita de sus servicios y orientación. Cristo nos enseña claramente cuál debe ser la posición y sentimientos de la persona verdaderamente altruista.
Mateo 20:26-28 “No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor, y el que quiera entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo; así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.”
Amabilidad.
La amabilidad es una cualidad muy propia del género humano, pues ser amable significa ser digno de ser amado, lo cual es un producto cultural del hombre exclusivamente. Ser amable es ser cariñoso, afectuoso, gentil, cortés, agradable, servicial, afable, incluso gracioso y risueño, cualidades todas que son imprescindibles formar en los niños desde la más temprana edad. También es ser atento, brindar respeto a todas las personas, sin condición social, sobre todo a los menos aptos o desvalidos.
La amabilidad no nace con el individuo, este es impulsivo por naturaleza, y a ser amable y cortés se aprende en las más diversas actividades de la vida cotidiana.
“Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.” Colosenses 3:12.”
La amabilidad es una virtud que facilita, de tal modo, las relaciones interpersonales, que cuando ella está presente todo se hace fácil y grato. La amabilidad es fruto de una buena educación, que consigue con el tiempo moldear el carácter, haciéndolo capaz de conciliar lo que se le presenta como hostil. La amabilidad se va extendiendo indistintamente entre los hombres y mujeres. No es fácil ser siempre amable; esta virtud exige un auto control que no es fruto precisamente de una actitud débil, sino por el contrario, de una decisión firme de no querer dejarse dominar por los estados de ánimo.
Hay personas que en ese ámbito de amabilidad, se circunscribe a las personas extrañas manteniendo con los suyos un comportamiento que, lejos de situarse en esta amable cortesía, muchas veces raya en la mala educación.
Una persona amable debe tener las siguientes características:
Dominio propio, Actitud pacificadora, ser respetuoso, ser honrado, ser alegre y gozoso, ser servicial, ser de consideración y autoestima.
Amable es el que se comporta de un modo determinado, con el objetivo de inducir a que le amen. Que trata por tanto de una conducta que no se agota en sí misma, sino que tiene como finalidad mover a los demás comportarse proporcionalmente al trato recibido.
“Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno”. Colosenses 4:5-6
La amabilidad la podemos realizar cuando nos interesamos en el bienestar de la personas, cuando prestamos un servicio, sin que se nos pida. Ser amable es ser respetuoso, cariñoso, tratable y siempre dispuesto a colaborar.
Amor.
Virtud que consiste en sentimiento intencional entre dos seres, bien sea espiritual y materialmente. Este sentimiento se conjuga entre Dios y el hombre y de este con Dios. Del mismo modo entre humanos, que a través del encuentro han sentido la atracción del uno por el otro tanto en su dinamismo físico como en el espiritual y deciden una entrega mutua.
El amor es considerado como el conjunto de sentimientos que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar inteligencia emocional.
Cantares 8:6- “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte es como la muerte el amor; duros como el seol los celos; sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama.”
“Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, de cierto lo menospreciarían.”
Las Sagradas Escrituras nos presentan al amor como la esencia principal de los dones, el don que convalida todas las otras virtudes, porque si tenemos muchas y no tenemos amor, de nada nos sirve. Así lo expresa el apóstol Pablo en 1 de Corintios 13.3, expresa con mucha claridad.
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.”
“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”
Esta virtud puede proyectarse a diferentes fenómenos, manifestaciones y sentimientos que consisten en darle el sentido pleno a la relación moral entre dos personas, para crear libertad entre ellos y superarse constantemente, frente a la existencia humana y sus conflictos, viviendo motivado por el impulso creador, para apagar tristeza y soledad.
En mi libro titulado MORALEJAS PARA LA VIDA, encontramos varios ejemplos, donde pondero el amor como en centro de toda compresión y crecimiento moral, no solo entre la familia, sino también en toda la sociedad y grupos afines
En el amor intervienen unos elementos y son ellos que caracterizan lo regulan algunos sentimientos en su desarrollo, enseguida veamos algunos:
.Pasión. La pasión es el estado de excitación física y mental. La atracción entre dos cuerpos y el deseo sexual son sus partes básicas. Algunos científicos, como Bratslavsky y Baumeister, definieron la pasión en el amor como un agregado de sentimientos de gran intensidad enfocados a la atracción hacia otra persona, caracterizados por la activación bio- fisiológica y la aspiración de unirse a ella, a todo nivel sexual y sentimental. Sin embargo, hay que señalar que, en caso que la persona sea deseable como pareja sexual, la pasión incorpora dos elementos: la atracción y el apetito sexual. En cambio, pueden existir sentimientos de pasión carentes de estos dos elementos, como la pasión hacia un hijo.
Intimidad. Se expresa como un sentimiento de unión, proximidad y afecto hacia la otra persona, así como la preocupación para incrementar su bienestar, para proporcionar y recibir apoyo sentimental y comunicar las opiniones y emociones personales, así como escuchar y atender a las del otro. Los investigadores reportaron que este elemento del amor engloba una concepción de empatía mutua, actitudes amables y benévolas hacia la otra persona, y la comunicación permanente del afecto compartido.
Compromiso. El compromiso puede expresarse a corto plazo como la decisión explícita de querer compartir tiempo y espacio, o a largo plazo como el compromiso de cuidar y alimentar ese amor. Estos dos componentes no tienen por qué darse siempre conjuntamente. El compromiso es un elemento que puede manifestarse a pesar de que intimidad y pasión hayan desaparecido. Algunas veces, la relación que hay entre dos personas puede ir progresando a lo largo del tiempo, y la pasión y la intimidad ir deteriorándose.
En este caso, solo permanecería el compromiso, entendido como la voluntad de proseguir en la relación. En el caso de culturas en que se llevan a cabo matrimonios de conveniencia pactados entre dos familias, el componente del compromiso se manifiesta al inicio de la relación, y el tiempo dirá si pasión e intimidad también aparecerán.
Según los estudiosos, existen tres tipos o clases de amor y que a la vez se entrelazan y se combinan entre sí, dando lugar a diferentes clases de amor, o formas de amar que le muestro enseguida:
Amor romántico. Se constituye a partir de la combinación entre intimidad y pasión. Este tipo de amor surge cuando los amantes tienen una atracción tanto física como emocional, a pesar de que este sentimiento de vinculación no viene de la mano de compromiso.
Amor compañero. Se basa en la combinación de los elementos de intimidad y compromiso. En este caso, es un amor cuya ambición es la preocupación por la felicidad y el bienestar del otro. Es un cúmulo de necesidades como el apoyo social, el apoyo emocional, la comprensión mutua y la comunicación. Las personas que viven este tipo de amor se sienten íntimamente unidas y comparten tanto sus emociones, sus conocimientos o sus posesiones.
Amor fatuo. Se fundamenta en la mezcla de compromiso y pasión, sin que haya podido transcurrir el tiempo necesario para que aflore la intimidad. Este tipo de amor se expresa cuando, por ejemplo, dos personas contraen matrimonio al poco tiempo de haberse enamorado, y todavía no ha surgido el componente de la intimidad.
Amor perfecto. La combinación de intimidad, pasión y compromiso desencadena lo que Sternberg definió como amor completo o amor perfecto. Según el autor, es la clase de amor que casi todas las personas aspiran tener y se les torna, a algunos, imposible. Pero, después de todo, si existe personas muy dichosas que disfrutan o viven ese amor perfecto.
1 Juan 3:18. “Hijitos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.”
Romanos 8:37-39. “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”.
Auto dominio.
Formar un carácter capaz de dominar los impulsos propios de nuestra forma de ser para hacer la vida más amable a los demás. Este valor nos ayuda a controlar los impulsos de nuestro carácter y nos estimula a afrontar con serenidad los contratiempos y a tener paciencia y comprensión en las relaciones personales. El apóstol Pablo recomienda a la iglesia de los Corintios, que tengan ese autodominio o control:
“Cada atleta ejercita el auto control en todas las cosas. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.” 1 Corintios 9:25.
El autodominio debe comprenderse como una actitud que nos impulsa a cambiar positivamente nuestra personalidad. Cada día que buscamos ejercer ese señorío sobre nosotros mismos, automáticamente nuestro carácter comienza a madurar por la serenidad y paciencia que imprime este valor. Auto controlarse es lo mismo que tener dominio propio y en consecuencia ser hábil para hacer huir de nosotros los deseos e inclinaciones malas. 2 Timoteo 1:7. “Porque Dios nos ha dado un espíritu no de miedo, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
Auto estima.
Como expresé en la presentación de esta importante obra de superación moral, la autoestima es uno de los valores que quiero enfatizar en una forma más amplia, porque si analizamos bien, un hombre sin autoestima, no puede crecer en ninguno de los valores, pues no se interesa por superarse, porque no se auto reconoce, ya que autoestima es un sentimiento de valoración personal, que impulsa a la persona a considerarse lo que es y valorar sus atributos y cualidades y no sentirse inferior a los demás. No basta tener seguridad en nuestras capacidades, si el valor de dichos conocimientos, no está influenciado por el valor de la autoestima y en un profundo conocimiento de nosotros mismos. El apóstol Pablo previno a los creyentes de Roma para que no cayeran en un auto engaño reprobable:
“Que nadie tenga de sí más alto concepto que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura” Romanos. 12:3.
Hoy en día se habla de la autoestima como una herramienta para generar seguridad en sí mismo, evitando así, sentirnos menospreciados y reafirmarnos como personas capaces de alcanzar metas ambiciosas; pero existe el riesgo de cerrar los ojos a la realidad de nuestra persona, convirtiéndonos en seres soberbios pensando únicamente en vivir de los demás y sobresalir por encima de ellos. La vida de la persona de baja estima transcurre entre logros y fracasos. La autoestima es el valor que nos hace tener plena seguridad en nuestras capacidades, además, da la fortaleza necesaria para superar los momentos difíciles de nuestra vida, evitando caer en pesimismo y el desánimo. Para que la autoestima sea realmente un valor, debemos tener un fundamento sólido sobre el cual queremos edificarla. Si solamente pensamos en ella como un producto del éxito, aunque todo lo anterior aporta y contribuye, este valor se sustenta en la sencillez con que apreciamos nuestras capacidades, sin considerarnos mejores o peores que los demás. Recordemos que una persona vale por lo que es, y no por lo que aparenta ser.
Es conveniente señalar que con este valor se construye y edifica en nuestro interior, pues existe la tendencia a pensar que el nivel de autoestima únicamente depende del actuar de las personas y de la forma como se presentan los acontecimientos y las circunstancias, surgiendo una evidente confusión entre lo que es la autoestima y nuestros sentimientos.
Pocas cosas son tan difíciles como la valoración de un ser humano, pues nada hay más complejo y contradictorio que la personalidad de cualquier hombre o mujer. En cualquier caso pueden observarse cualidades positivas, valores indiscutibles, rasgos de carácter admirables. No podemos perder de vista que toda persona tiene una dignidad original, pues es el hombre la creación más sublime de Dios, quien lo hizo pensante y desea llevarlo a estar con Él en sus moradas. Por eso lo creo a su imagen y semejanza.
Pero al mismo tiempo a menudo, en la misma persona, se observan características pocas o nada loables. Nuestros semejantes nos juzgan por lo que ven en nosotros, y ello nos mueve a aparentar lo que en realidad no somos o tenemos. Incluso cuando nos juzgamos a nosotros mismos, nos cuesta ser sinceros y vernos tales como somos, con lo que damos una falsa imagen que dificulta nuestras relaciones con quienes nos rodean. No obstante, también podemos fijar de modo obsesivo nuestra atención en nuestros defectos y carencias.
Nada más falso y repulsivo que las ínfulas de superioridad con que se mueven los arrogantes. Su modo de hablar, sus modales, su afán incontrolado de sobresalir entre sus semejantes, su deseo de dominarlos. En su opinión, sus conceptos son siempre los correctos; sus sugerencias, las más acertadas; quienes les contradicen no pasan de ser pobretones ignorantes. La realidad, sin embargo, es otra.
El verdadero sabio entiende que el temor del Señor es aborrecer el mal, la soberbia y la arrogancia. Proverbios. 8:13.
Y no olvidemos la apreciación del mismo hijo de Dios cuando dijo: “cualquiera que se ensalzare será humillado…” Mateo. 23:12. Más tarde o más temprano, quien busca desmedidamente su propia elevación, acaba abatido por su vanidad. La arrogancia siempre acarrea la des estimación de Dios y el rechazamiento de los hombres. Cuánta verdad hay en las palabras del proverbista Salomón:
“Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra; mas con los humildes está la sabiduría.” Proverbios. 11:2.
El rey Uzías, cuando ya era fuerte su corazón, se enalteció para su ruina, entrando en el templo de Dios para quemar incienso en el altar. En su ensoberbecimiento, parece no tener suficiente con la corona real, por lo que usurpa una de las funciones reservadas exclusivamente a los sacerdotes. Y el juicio divino sobre él se manifiesta súbitamente con una lepra que desfigura repulsiva mente su rostro
2 Crónicas. 26:16-21.
En el Evangelio de Lucas encontramos la figura del fariseo engreído que oraba no a Dios, sino a sí mismo: “te doy gracias, oh Dios, porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros. Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano”. Mientras que el publicano cobrador de impuestos, de pie y a bastante distancia, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
“Dios, sé propicio a mí, pecador.” Lucas. 18:11-14.
El primero, en su narcisismo religioso, rebosaba satisfacción, pero la aprobación de Jesús fue otorgada al segundo.
Esta apreciación que estoy dirimiendo sobre la autoestima, me lleva a invitar al lector para que tenga una medida propia de lo que es y no piense más allá de la valoración de sus condiciones, ni tampoco se considere un ser incapaz, por debajo de las personas que le rodean.
Todos los hombres tenemos unos valores innatos y otros adquiridos, mediante el esfuerzo y empeño durante nuestro anhelo constante de superación.
1 Corintios. 4:6. “Si algo tengo, si algo me eleva y dignifica, todo es en último término un don de la gracia de Dios, porque ¿quién te distingue o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieses recibido?”
Muchas personas se ven atenazadas por paralizantes sentimientos de inferioridad, con frases como No valgo nada, Para nada sirvo, soy un fracasado, Cualquiera es más inteligente que yo. La persona que hace ese tipo de declaraciones no se conoce bien a sí misma.
Estas personas de baja autoestima, no comprenden que son una obra de la creación y que tienen la misma oportunidad para crecer y superarse, como otros que conforman el núcleo social donde viven. Ellos no entienden que por el solo hecho de ser hombres, tienen las mismas oportunidades de superación igual a sus semejantes.
Si solamente te consideras un hombre más en el planeta tierra, seguramente, jamás te estimarás, ni lo harás con otro, porque el valor que tú le pongas a los demás, por lo menos, debe ser el cincuenta por ciento del concepto que tengas del valor de ti mismo.
Aprendizaje
El vocablo Aprender proviene del latín “apprehendere”, esta palabra era relacionada con la acción de perseguir y atrapar algo; y en efecto el hecho de aprender es adquirir conocimientos diversos.
Esta acción se da mediante el proceso de aprendizaje. Dichos conocimientos son obtenidos a través del estudio o la experiencia de distintas situaciones vividas. La conducta del ser humano es adquirida mediante el aprendizaje, al igual que sus valores, destrezas y habilidades, ya que estos son hábitos obtenidos a través de la educación y la evolución de cada persona. El poder aprender siempre cosas nuevas, es una de las funciones más importantes de nuestro cerebro, ya que en él podemos fijar información nueva de manera constante, la cual permanecerá en nuestra memoria y así podremos recordar siempre lo que hemos aprendido.
Mientras nos enseñan acerca de cualquier tema adoptamos la actitud de imitar o repetir para poder aprender. Los seres humanos estamos sometidos a cambios constantes que nos llevan a una etapa de adaptación, para poder subsistir en sociedad, dicha adaptación la obtenemos imitando la actuación de aquellos que están a nuestro alrededor, o de aquellos a quienes nos gustaría parecernos.
La acción de aprender está acompañada de situaciones distintas para poder lograr su propósito. De allí que todas las acciones y hechos que podemos percibir mediante la observación son materia para el aprendizaje. El estudiar, bien sea por medios propios o a través de la enseñanza y práctica, se podría decir que es aspecto más importante de este proceso, ya que ejecutar las acciones observadas y estudiadas, nos llevan a obtener mayor destreza de aquello que se desea aprender y así aplicarlo en la vida cotidiana.
Individualmente cada sujeto tiene su modo o manera de aprender cada cosa, para algunos es más fácil o difícil que para otros, todo depende de la disposición y la experiencia de cada quien. Lo cierto es que todos aquellos conocimientos adquiridos, en nuestro pasado y presente, serán el fundamento de nuestra valoración intelectual, moral y hasta espiritual.
Este valor nos ayuda a descubrir la importancia de adquirir conocimientos a través del estudio y la reflexión de las experiencias cotidianas. También tiene como finalidad la búsqueda habitual de conocimientos a través del estudio, la reflexión de la experiencia; conocer las cosas a través de la razón, la formación básica del conocimiento y adquirir experiencia a través de la investigación, estudio y análisis de las cosas. El adquirir conocimiento, nos lleva a compartirlo con los demás y ese intercambio origina una enseñanza que cada ser aprovecha para hacer crecer sus valores y profundizar en la esencia fundamental de la vida como principio de toda enseñanza y aprendizaje.
Yo en particular tengo la convicción que el porcentaje más alto de mis conocimientos, los he adquirido a través de la investigación y el constante estudio de los distintos fenómenos de la ciencia y el conocimiento, que me han agradado disertar sobre ellos, ya que dedico más de cuatro horas del día en la lectura y la escritura, es mi satisfacción diaria. Mis estudios en los establecimientos educativos, fueron únicamente la motivación para enfrentarme a la vida.
El aprendizaje debe procurarse y buscarse en todos los aspectos positivos que enriquezcan nuestros conocimientos y puedan ser útiles para nuestra formación.
La sabiduría y el conocimiento de Dios, origina libertad en los hombres que la buscan. Cuando el ser humano ignora el conocimiento de Dios, no sabe distinguir lo justo de lo injusto, más al conocer sus leyes, aprende la justicia y al saber de ella, aprende la rectitud y la perfección moral que la sociedad le exige.
“Entonces los judíos se maravillaban, diciendo: ¿Cómo puede este saber de letras sin haber estudiado”? Juan 7:15
Todo aprendizaje debe ser limpio, no viciado de ideas extraviadas de una buena formación moral, ya que hay personas que se dedican a leer libros dañinos para su valoración, que en vez de aportarles conocimientos útiles, dañan su mente e influyen para que otros caigan en la misma situación, leer, por ejemplo, libros de superstición, brujería y magia que en nada ayudan a la sociedad o grupo donde actúan, más bien causan estragos morales.
Para una mayor comprensión de nuestro papel de persona honesta, debemos entender buscar crecer en sabiduría y ciencia en el temor de Dios y el respeto a los hombres. Debemos ver más importante el aprendizaje de las cosas de Dios que el oro y la plata y reconociendo ser criatura de Él le pide entendimiento. El entendimiento sobre los preceptos de Dios y sus prácticas sobre pasa toda riqueza material.
“En la noche te desea mi alma, en verdad mi espíritu dentro de mí te busca con diligencia; porque cuando la tierra tiene conocimiento de tus juicios, aprenden justicia los habitantes del mundo. Aunque se le muestre piedad al impío, no aprende justicia; obra injustamente en tierra de rectitud, y no ve la majestad del Señor. Isaías 26:9-10.”
La anterior reflexión y apreciación de Isaías, nos lleva a la comprensión que aunque busquemos aprender el conocimiento humano, debemos anhelar, ante todo, el conocimiento de Dios y desearlo como lo más útil de nuestra vida.
Aprovechamiento.
Hay una gran diferencia marcada entre los seres humanos y el resto de la creación, ya que el hombre como ser superior de todo lo creado por Dios, tiene unas metas distintas y variadas frente a los demás seres. El hombre siempre procura vivir sobre unos objetivos que la vida le traza, de acuerdo a sus necesidades y circunstancias, con características marcadas y definidas.
Una de las características que nos diferencian es la percepción de nuestra existencia; mientras un animal simplemente busca lo necesario para sobrevivir, y poder crear a la siguiente generación, los seres humanos buscamos razón a nuestra existencia y procuramos que esta trascienda más allá, que incluso cuando muramos seamos recordados. Por tal motivo, el hombre trata de aprovechar los días de su existencia para obtener logros, bien sea en lo económico, el aspecto social, cultural, intelectual y espiritual. Hay unas aspiraciones marcadas de acuerdo a la valoración que cada ser humano de a su existencia.
Quiero seguir apoyando todas mis afirmaciones en las Sagradas Escrituras, para fortalecer más mis conceptos y disertación sobre la valoración moral del hombre, es por ello que tomo las afirmaciones del apóstol Pablo sobre el aprovechamiento en la búsqueda del entendimiento.
En Efesio 5.15 encontramos: “Mirad, pues, con diligencia cómo andáis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”
“Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Efesios 5.1
Arrepentimiento.
Valor que consiste en sentimiento de reconocimiento que nos hace ser capaces de levantarnos de la caída hasta conquistar el mérito perdido y remediar el daño ocasionado a nuestro ser moral y a quien fue objeto de ofensa.
La palabra arrepentimiento viene del francés “repentir”, término este derivado a su vez del latín “poenitere” que significa ser penitente, es la retractación de acciones cometidas que han herido nuestra conciencia por haberse sentido culpable, frente a la tipificación de acciones pasadas que son vistas como ofensivas contra Dios, el prójimo o contra nosotros mismos.
El uso de esta palabra suele referirse al cambio que hace una persona respecto a su conducta o comportamiento, pasando del error a un cambio positivo, donde pasa de un acto bochornoso o inmoral a la valoración moral o espiritual, con respecto a sus acciones u obras previas.
En el ámbito espiritual, autores como Watchman Nee afirmaban que el significado original de “metanoeo”, palabra griega traducida como arrepentimiento, significa cambio de mente e implica un cambio de perspectiva respecto al pasado, y una evaluación general de muchas cosas hechas previamente, lo que conlleva a la comprensión de la culpa personal y el reconocimiento de haber hecho algo mal. En el mismo sentido, se suelen considerar la necesidad de un cambio de conducta, de actitud, de orientación y de dirección como indicios de un arrepentimiento verdadero.
Hechos 2.38. “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de vuestros pecados.”
El término arrepentimiento es traducido del hebreo que significa literalmente “volver” o “volverse”. Así mismo, literalmente significa dejar el pecado atrás, dejar de pecar, rechazar la maldad, para volverse al camino de Dios y guardar sus mandamientos, volverse lejos de la maldad y la mentira, hacia la santidad y la verdad. Implica recuperar su valor moral ante Dios, significa volver del mal camino para guardar sus mandamientos y estatutos.
1 Pedro 3.21 el bautismo que ahora nos corresponde nos salva, no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una nueva conciencia hacia Dios.
El término arrepentimiento en la Biblia da la idea de un cambio de mente, un cambio de actitud, un cambio de rumbo y estilo de vida. Si se iba por un camino malo, ahora se va por el buen camino y ya no se regresa al antiguo. El arrepentimiento no es solo dar una media vuelta, sino apartarse completamente del camino pecaminoso por el cual se estaba viviendo y tomar un camino totalmente diferente: cumplir la doctrina de Jesucristo para salvación, una dirección completamente nueva en la vida del individuo que rechaza todo indicio del viejo hombre, bajo la guía de Dios. Además también resalta el sentido de negación personal de las personas arrepentidas.
Por ejemplo en…
Salmo 51.1-3 “Ten piedad de mí; oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado, porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí.”
Otro caso ejemplar, es el reconocimiento del hijo pródigo, frente a la falta cometida a su padre, al gastar su herencia en diversiones y vicios.
Lucas 15. 17-19. “Y volviendo en sí dijo: ¡cuántos jornaleros en la casa de mi padre, tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre ¡Me levantaré e iré a mi padre y le diré: padre he pecado contra el cielo y contra ti! Ya no soy digno de ser llamado tu hijo, hazme como uno de tus jornaleros”
El verdadero arrepentimiento debe hacerte sangrar la conciencia, con profundo dolor, como lo hace una herida mortal en la tu cuerpo, para que puedas buscar la verdadera cura en la reparación del daño moral causado a Dios, a ti mismo o a tu prójimo.
Autoridad.
Prestigio, importancia e influencia de que goza en el reconocimiento general de las personas un individuo, un sistema de opiniones o una organización, en virtud de determinadas cualidades y méritos. El abuso de autoridad puede llevar, en último término, a que desaparezca la fe en ella o a la ciega subordinación que se convierte en culto a la personalidad. Hay autoridad dada por Dios y la llamamos autoridad Divina o celestial. La establecida por los hombres o terrenal. No toda autoridad que hable de Dios es Divina o eclesiástica. Algunos grupos, hombres y organizaciones usurpan la autoridad de Dios, diciendo que Él los envió, pero eso no es cierto. Los hombres que Dios elige tienen autoridad moral, son fieles y verdaderos enseñando las leyes de Dios. Durante los tiempos que ha existido pueblo de Dios sobre la tierra, ha estado dirigido por la autoridad divina, entregada a sus santos profetas, Jesucristo y sus apóstoles.
Para mayor comprensión de nuestras ideas, analizaremos varias clases de autoridades, según la percepción de los estudiosos. Esto de acuerdo a la connotación que implica su aplicación:
La autoridad tradicional: en este tipo de autoridad los subordinados consideran que las órdenes de los superiores son justificadas, porque esa fue siempre la manera como se hicieron las cosas. El dominio patriarcal del padre de familia, representa el tipo más puro de autoridad tradicional. El poder tradicional no es racional, puede transmitirse por herencia y es conservador.
Autoridad carismática: aquí los subordinados aceptan las órdenes del superior como justificadas, a causa de la influencia de la personalidad y del liderazgo del superior con el cual se identifican. Para entender mejor este concepto definamos que es carisma y lo entendemos como cualidad extraordinaria e indefinible en una persona. El poder carismático es un poder sin base racional, es inestable y adquiere características revolucionarias. No puede ser delegado, ni recibido como herencia.
La autoridad legal, racional o burocrática: Se da cuando los subordinados aceptan las órdenes de los superiores como justificadas, porque están de acuerdo con un conjunto de preceptos o normas que consideran legítimos y de los cuales se deriva el poder de mando.
El grupo gobernante es elegido y ejerce autoridad sobre sus subordinados, siguiendo ciertas normas y leyes. La obediencia se debe a un conjunto de normas y reglamentos legales, previamente establecidos.
Autoridad Moral para el alza y regulación de cada uno de valores morales, encontramos la autoridad moral, la cual es la encargada de inducir nuestra conciencia a la reflexión para medir nuestro estado de valoración moral y se refiere al prestigio y la confianza que proporciona una persona en sí mismo, por haber estado y permanecido siempre en lo correcto, actuando sin ningún remordimiento de ser cuestionado moralmente.
Es la voluntad de hacer lo que es correcto aun cuando es difícil. Es determinar previamente lo que no es negociable. Cuenta con ello, llegará el día en el que el progreso vendrá a comprometer tus convicciones. En ese momento, lo que está en la balanza es tu autoridad moral.