Todos creen que no los entiendo, pero lo que no saben es que sí, sí lo hago.
Mi dueño se llama Tom.
Tom grita mi nombre, una y otra vez, como lo quiero.
Me soba la panza, me hace cariño y cada cierto tiempo me da de comer, como no quererlo.
Me encuentro acostada, esperando a que mi dueño regrese a nuestro hogar.
-Mía, Mía, ven aquí bonita- por fin está aquí, comienzo a correr, corro tan rápido, corro deprisa y es ahí cuando siento que vuelo.
Tom me carga y empieza a jugar conmigo.
¿Qué es lo que siento?, los humanos piensan que no sentimos, pero lo hacemos.
El cariño que le tenemos a nuestros dueños es indescriptible, felicidad, amor, comprensión son algunas de las cosas que siento por Tom, ¿lo ves?, lo hacemos.
Tom cada noche me lleva a pasear, me encanta salir con él.
Nos encontramos en la oscuridad, en la fría oscuridad que envuelve las calles.
Y de repente estoy eufórica, entonces comienzo a correr, brincar, correr, brincar, sin parar, sin detenerme y sin querer me alejo, me alejo de Tom.
No veo a Tom, mi dueño no está, me siento indefensa en la soledad de la noche gris. No percibo su olor porque me alejé y no sé si lo volveré a ver.
Estoy caminando por las calles, mis cuatro patas manchadas y mojadas por la lluvia, tiemblo por el frío que inunda mi pequeño cuerpo.
No sé cuanto he caminado, pero ya estoy cansada, no sé qué hacer, ni adónde ir, mi vida depende de ti.
Tom mi querido Tom, ¿qué he hecho?, ahora no sé si te volveré a ver.
En una esquina de la calle, todavía oscuro, he de quedarme dormida, caí en un profundo sueño.
Y al despertar te veo, me conscientes, me acaricias, me dices cosas bonitas.
Vuelvo a despertar, no te veo, pero no me encuentro en la calle, a mi alrededor hay cientos de perros como yo.
-Volveré con mi dueño, volveré con mi dueño, volveré con mi dueño- me lo repito una y otra vez para no perder la fe.
Siempre he sido fiel a Tom, nunca quise alejarme de él.
¿Qué he hecho?
…
Estoy en el veterinario, el doctor no para de decirme que pierda las esperanzas con Mía, me dice que nunca volverá a despertar, pero mi perrita es más fuerte que eso. Ella lo logrará, lo sé.
Estaba por un mal momento cuando en mi cumpleaños número 20 me la regalaron, hace ya siete años que tengo a Mía y parece loco pero mi mascota me comprende mejor que mi familia, ella es todo para mí.
Se llama estupor y coma en perros, es consecuencia de la vejez, son mínimas las posibilidades de que despierte y todavía no estoy preparado para despedirme.
A-d-i-o…. no puedo, no lo haré. Mía despertará, en eso estoy seguro.
Lleva un poco más de un mes y nada, nada de nada, no se despierta, me hace falta Mía.
…
Creo que es el momento de decidir.
¿Volveré con Tom o moriré en mis recuerdos?
No lo sé
. …
Imposible… Mía despertó
Angiecarolina Martínez