Un sancocho de pescao. Autor: Virgilio Leon Puppio, el poeta de la 106 de Calicanto @Maracay

in maracay •  7 years ago  (edited)

Un sancocho de pescao.

No voy a dejar de reseñar el buen gesto de Antonio Maselli y Roberto Rossi Rabazzi cuando ayer Domingo andaba rodando en la bici por los barrios del Sur, matando el agobio de un día monótono, pocos instantes antes de sonar el móvil, pasaba por una calle y en la parte frontal de una casa tenían montado un sancocho, ya el agradable olor y la humareda se percibían apenas asome en la esquina, coño me dije: Eso es lo que me falta a mi, un totumazo de ese caldo con bastante vituallas (como le dicen los gochos), deteniendo la bici frente aquella humareda mientras hablaba con Roberto, atravesó la calle en shorcitos, aquella carajita de franelilla cortica, asomando las teticas con una paila de sopa, la llevaba con cuidado, estaba muy caliente, sin embargo se dio por aludida de que la estaba buceando (mirando), ella como de veinte dejando asomar la punticas de las nalgas como diciéndome, aquí las llevo y no te las doy, que meneao mas sabroso, hasta me atrevería a decir que esta mas buena que el sancocho. Sacándome de mi admiración, Roberto me grita de aquel lado de la linia (como en el es usual >gritar<, mira! TIRANOSAURIO donde estas? en el Sur de la ciudad por Santa Rosa le digo, vente a la casa de Antonio, esta haciendo un sancocho de pescao, precisamente, le contesto, me cayo del cielo porque si tu vieras el pescao que estoy viendo ahora te caerías de culo, de que coño me estás hablando, mejor olvídalo, también LE GRITO:

Voy subiendo >pal< El Limón y cuelgo

Medio día. Maracay en estos días de preámbulos de lluvia el calor arremete con furia, subía a hacia el Norte de la ciudad a una hora muy negativa, iba fatigado, la bici con que andaba era la del uso diario, no era la hora ideal para subir a la montaña, sin embargo en veinte minutos había pasado la ciudad y toda la Universidad, solo me quedaba atravesar el trayecto del Limón para llegar con una fuerte pendiente a la casa del sancocho de pescao, la casa de Antonio y llegue, el sancocho hervía, me estuve entreteniendo, atizando el fogón mientras campaneaba una Cuba libre con un toque de Limón. Muy sabroso ese sancocho, hasta tres platos con limón y casabe deleite, recuerdo que eran dos corvinas traídas por ellos una semana ante de los lados de Barlovento. Qué se repita, panales.-

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