Con el título con el que presentamos este artículo solo es una idea de lo que en realidad deseamos exponer. Por lo que, el nombre de este trabajo que mejor recogería nuestra intención sería: La visión del matrimonio en las Leyes de Platón, dentro de su carácter ontológico desde el planteamiento, así como su desarrollo ético-social. Con ello intentamos mostrar como desde el pensamiento de Platón, ya anciano, en materia del matrimonio tenía una visión de comunidad madura. Por medio de su dimensión ontológica encontramos sus rasgos más característicos de la familia. Esta última idea en la ética social contemporánea se ha perdido por un afán de la llamada libertad de conciencia y la famosa frase: inclusión social. Por eso, en nombre de estos dos clichés se vienen destruyendo los fundamentos últimos de la familia. Así se hace necesario no solo volver al pensamiento de los antiguos, sino desde ellos dar las bases a la familia para que ella recupere su ser y su obrar en nuestro mundo actual.
De esto planteamos brevemente que Platón y la esencia social del matrimonio; ya que es en las Leyes, Platón ya anciano, por lo tanto, con un pensamiento final de su vida, nos quiso dejar unas recomendaciones claras sobre la familia y el matrimonio. Por lo que, es conveniente que analicemos los criterios que nos brinda Platón en su última obra. Por eso, para concretar lo que venimos señalando indiquemos la recomendación que fundamenta el planteamiento del Ateniense con respecto al matrimonio.
Luego tópicos así, son visto con la vocación que en esta institución precristiana dan puesta en la primacía de su sitio y del mundo personal, así como de la sociedad.
San Josemaría Escrivá de Balaguer nos enseñó a “soñad y os quedareis cortos” cuando nos animaba a trabajar apostólicamente y pensando en el bien que se haría a muchas almas con el paso del tiempo. El Padre Juan Armas, uno de los capellanes de la Universidad de Piura en el campus Lima, en el siguiente artículo recuerda cómo se empezó a ayudar a la parroquia san Josemaría en Ventanilla, Callao.
Hasta los años que volví hacía la lejana Ventanilla, me sirvieron para la experiencia poderosa del Emmanuel, el Dios-con-nosotros. Y desde esa vivencia está que cuando llegamos por vez primera a Pachacútec, una comunidad de 134 mil habitantes al norte de Lima (Perú), había solo una pequeña capilla de madera, construida hace muchos años.
Comenzamos por ello con un nuevo impulso apostólico.
Siguiendo las recomendaciones del último Congreso general de la Prelatura (reflejadas en la carta pastoral del prelado con fecha 14 de febrero de 2017), a lo largo del presente semestre se han puesto las bases para mejorar el impulso y la coordinación de las labores apostólicas del Opus Dei, teniendo en cuenta las circunstancias actuales: prioridades pastorales, disponibilidad de personas, contexto globalizado y facilidad de comunicaciones.
En muchos casos, este proyecto se manifiesta en la reorganización de algunas estructuras y circunscripciones de la Prelatura, tal y como se refleja en varios de los decretos que el lector podrá ver en las siguientes páginas de Romana.
Mons. Fernando Ocáriz explicó el proyecto en un mensaje del pasado 30 de enero, que se incluye también en este ejemplar. «Aunque el bien que se hace es abundante en muchos sitios —afirma el prelado— desearíamos que el Señor pudiera contar con más brazos para colaborar a que la alegría del Evangelio llegue hasta el último rincón de la Tierra».
Entre los objetivos se encuentra la «reducción del número de estructuras», con el deseo de que permita una «mayor agilidad y eficiencia en el trabajo y, también, más atención al cuidado de las personas, al apostolado de cada uno en el propio ambiente profesional, familiar y social, junto a las actividades formativas promovidas en y desde los centros de la Prelatura».
En la misma carta del 30 de enero, Mons. Ocáriz concluía: «Me apoyo en vuestra oración y en el compromiso e iniciativa personales de cada una y de cada uno, para hacer vida el mensaje de san Josemaría en nuestro tiempo. Encomendemos este proyecto a la intercesión materna de santa María, y también —especialmente en este año— a la de san José».
A todos los que lean estas líneas va dirigida la petición de acompañamiento y oración por la intención de favorecer el dinamismo apostólico que, fruto del Espíritu Santo, ha de extenderse entre todos los fieles y amigos del Opus Dei. Se busca así reforzar lo que, en palabras del fundador, constituye parte esencial de su misión: «Hacer del mundo entero una gran catequesis».
El descubrimiento de la vocación, junto a las reflexiones sobre la vocación y el discernimiento a partir de las enseñanzas de san Josemaría Escrivá de Balaguer. Porque del mismo modo que tantos en la obra, uno desde su vivencia pos seminario y siendo:
Catequista, profesor, agente de Teología Espiritual y otras ramas de la catolicidad, dentro de las dinámicas de amigos y hermanos de la Universidad de Navarra.
Pero claro, los carismas maristas, de la rcc, del ser franciscano, dominico, jesuita, y salesiano; andan rodeándolo a uno.
El concepto del discernimiento es una realidad tan amplia como fundamental. El tratamiento que el clásico Dictionnaire de spiritualité ascétique et mystiquehace sobre el “discernement des esprits”[como el discernimiento de espíritus que está en la tradición de la iglesia mucho antes de lo que refieren a los conocidísimos ejercicios espirituales ignacianos, afirmado por el mismo Ignacio de Loyola; oh... querido padre Espiritual] comprende aspectos variados como los motivos de las elecciones y actuaciones, las posibles influencias sobre esas motivaciones, los signos de los tiempos, los carismas, las inspiraciones y mociones interiores, el acompañamiento espiritual, etc.
En todos los casos, se evidencia que el ser humano no está determinado, y se enfrenta con la tarea de discernir sobre sus convicciones y resoluciones. Así pues, la relevancia del discernimiento deriva de su relación con la libertad, que a su vez depende de la comprensión sobre la verdad práctica (“qué es lo que conviene hacer”).
Mucho se ha escrito sobre el discernimiento espiritual [2], esto es, el discernimiento asociado a la vida del espíritu y más específicamente a la vida cristiana [3]. El papa Francisco ha empleado el término en numerosos discursos y documentos, en contextos diversos. De modo particular, ha acudido a él para referirse a la vocación de personas jóvenes, especialmente en la reciente Exhortación Apostólica Christus vivit; dice, por ejemplo: “Una expresión del discernimiento es el empeño por reconocer la propia vocación” [de la vocación particular o segunda; al decir de Ignacio de Loyola; porque la primerísima es a la santidad].
Saludos cordiales. Y que sean los corazones aquellos que inician el camino del proceso mismo que aterrice como declare el caminante de Ad maiorem Dei Gloriam Suam Patris...
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