Queridos amigos, la frase de hoy es como un anzuelo que se clava en el corazón e incluso Steven Hayes hizo una excelente metáfora basada en este tema. Él explica en su metáfora que cando te hacen daño te clavan un anzuelo en el corazón y el dolor es extremadamente grande, pero más grande, pero no más que el rencor. Te explico, El rencor te hace sentir un deseo inmenso de que la persona que te hizo daño viva este mismo dolor o aun peor, y no logras descansar hasta que la venganza no llegue a su fin.
Pero pasa algo, quieres que la persona sea herida con el mismo anzuelo, pero no te das cuenta que tú tienes el anzuelo todavía incrustado, el rencor te lleva a desear cada noche la venganza, ¡el anzuelo presionando! Pierdes la paz y las oportunidades de empezar de nuevo, sellas tu corazón al amor, la cordialidad, la esperanza, te sientes amargada y muchas veces prefieres morir.
Reflexiona, como dice Haya, saca primero el anzuelo de tu corazón porque si la persona que te hizo daño es herida con el mismo anzuelo tú quedarías entre él y la punta del anzuelo eso significa que tú no puedes salir porque él está en el medio esclavizándote al mismo destino.
Sé que no es fácil perdonar, pero conservar el rencor te hace más daño ya que todos los seres queridos, amigos y allegados que nada tienen que ver con esa herida van a sufrir las consecuencias. Perdona, perdona, perdona… parece ser una palabra difícil pero seguro te sentirás libre cuando lo hagas y muchísimas puertas se abrirán para ti.
Proverbios 17: 9 dice “El que insiste en el rencor, divide a los amigos”.