Cuando comencé a escribir esta publicación llegó a mi mente una escena de una de mis películas preferidas, "comer, razar, amar". Sentados en una mesa unos amigos se describen y las ciudades de donde vienen tan solo con una palabra. Entonces empezó mi busqueda.
Yumarci: es mi nombre, mismo que decidió mi mamá antes de que naciera, así que ¿cómo eso podría definirme?
Hija: Si es uno de los roles que más disfruto pero no es todo.
Hermana: he intentado ser de las buenas. Aplicando una mezcla de algo de mamá (soy la mayor), amiga, consentidora, cómplice y confidente.
Prima, sobrina, tía, amiga: en estos y todos los anteriores no sé querer de poquito, no caben los tonos grises, soy intensa y entregada. Como tía me derrito al verlos sonreir, así que hago lo posible porque lo hagan a menudo.
Novia, esposa y madre; en ese mismo orden son papeles que aun estoy descubriendo.
Profesional: me coloco retos huyendo de la incomoda comodidad que ofrece la zona de confort
Desde muy pequeña las artes han llamado mi atención, siendo el teatro y las letras a los que mayor tiempo les he dedicado. Diría tiempo y pasión.
Cuando tenía 16 años y tocó escoger una carrera, en aquel entonces decidir lo que harás el resto de tu vida, (leelo con voz de suspenso, recuerdas que te dije que era intensa, no?). En realidad sonaba a una cadena en el pie derecho junto con un grillete, pero no sé si sería por la edad o ese toque de rebeldía que siempre me ha acompañado que escogí Comunicación Social.
10 años después de haberme graduado puedo confesarte que no me equivoqué, comparto con el resto de los periodistas esas ganas locas de contar el mundo como lo ven, como lo sienten, como lo viven. Sin ánimos de ser alabados, sólo por la sencilla razón de ser escuchados, porque las letras salen de cualquier manera, codificando mensajes que vamos destilando por el camino. Así que vamos coleccionando historias, haciéndolas nuestras, editándolas, entrelazándolas sin ser protagonistas. Aprendiendo de todas y cada una, porque como nos enseñaron en la universidad "cada persona tiene algo que contar" por lo que debe ser escuchada y seguramente tiene potencial para ser publicada. Entonces está en nuestras manos convertirlas en arte para que el mundo se enamore de ellas, obtenga la moraleja, se identifique y se crea posible.
Descubrí que ser periodista es un estilo de vida, que si bien es cierto tu carrera orienta tu enfoque para explorar el mundo, no es un para siempre, con el tiempo y sobretodo con las experiencias te das cuenta del abanico de posibilidades que se te presentan cada día. Así que aquí estoy trabajando en algo que nunca imaginé pero las letras me siguen guiñando el ojo a diario y yo sigo cayendo en su encanto. En algunas oportunidades capturo ideas, revivo recuerdos, tomo prestadas historias, frases de canciones o películas y las convierto en microcuentos.
Aun sigo descifrando quien soy. Aprendo, desaprendo y reaprendo. Me reinvento, me enamoro de esa persona y decido que es momento de crecer, de cambiar. Empleando la sabiduría popular cuando reza: en la vida se gana o se aprende pero nunca se pierde.
Un placer desnudar mi alma en letras para que conozcas un poco quien soy. Gracias por leerme