Era ya pasada de la medianoche y luego de disfrutar una noche de fiesta y muchos tragos, caminaba de regreso a casa acompañado por mi mejor amigo, para acortar el camino decidimos irnos por un sendero intrincado, era oscuro y tenebroso.
Diez minutos de andar sentí que alguien había cruzado nuestro camino, puede ver la silueta de algo que no era humano, enseguida sentí mi piel erizarse y tratando de acelerar el paso le dije a mi amigo, ¡No mires atrás y apuremos el paso! - sorprendido por mi actitud me preguntó ¿Te pasa algo? ¿Viste algo? A lo que nuevamente le digo – ¡Apuremos el paso!
De pronto sentí que caminaba solo, escuché un grito ensordecedor que me dejo paralizado.
Gire lentamente y vi mi amigo agonizando en el suelo, intenté correr hacia él pero mi desesperación hacía que cayera al suelo una y otra vez, era como si algo me impedía continuar, gritaba con todas mis fuerzas, pero nadie podía escucharme, sentí que alguien me tomaba por los hombros y me arrojaba al suelo, pude sentir mi columna partirse en mil de pedazos, quede paralizado, ¡No podía moverme!, ¡No podía gritar!
En medio de mi agonía, sentí como aquello que no podía ver, porque la oscuridad me lo impedía, clavaba sus enormes colmillos en mi cuello, el dolor era insoportable, mi cara ardía, ¡No podía gritar!... Era tanto el dolor y la desesperación que olía mi sangre y sentía como era succionada poco a poco, con cada gota que salía se me iba la vida.