SIRENAS
No podíamos advertir del silencio de sirena, porque al igual que al astuto Ulises, se nos ocurría pensar: estabas cantando. Sin embargo ese silencio se esparcía a través de las olas y no sabíamos con certeza si acercarnos, era la forma inicial del deseo: “¿Acaso conocerte no era solamente eso: conocer del deseo?” (Barthes)
CAROTU
BAMBÚES
¡Déjame escuchar el sonido del bambú! Ellos se despliegan buscando la luz en una ciudad sonora. Los poetas le cantan a orillas de ríos tumultuosos. Ellos son la única estación y los únicos amigos capaces de abrir los filos de la muerte. La lluvia, el atardecer y el viento se hermanan en una sola estrella:
“En el camino
estaban ebrios
de
la eternidad del sol”
CAROTU
Árbol que nos ata por igual al imaginario de lo permanente ¡Cómo sus ramas recuerdan el cielo africano contado por los tambores del sueño! Una mujer lo abraza en un trance místico, mientras otra tendida en la arena es el verdor naciente del mar.