EL LOBITO ABANDONADO
Erase una vez, una abuelita que tenia que cruzar todos los días por el bosque, cierto día, en su caminar escucho unos aullidos: Ahuuuu, Ahuuuu, Ahuuuuu, en principio se asusto demasiado, pero al seguir caminando el sonido se hacia más fuerte.
De pronto algo se movió entre las ramas debajo de los arboles, cras cras, tras el sonido, Ahuuuu, Ahuuuu, Ahuuuuu, fue tanta su curiosidad, aunque con mucho miedo la abuelita se acerco, descubriendo al causante de los sonidos, ¡un lobito, muy pequeño¡ La abuelita lo vio y quiso seguir su camino, pero el lobito empezó a juguetear con ella y recostando su cuerpo peludito por las piernas de la abuela.
Ella tenía que seguir, pero le dio mucha lastima dejar a ese lobito tan pequeño solo en el bosque y decidió llevárselo, metiéndolo en una pequeña sesta que llevaba siempre para hacer sus compras en el mercado.
_ Vamos lobito, vamos a casa debes tener mucha hambre.
Al llegar a casa la abuela le preparo al lobito una cajita para que fuese su refugio. El lobito movía su colita de felicidad, agradecido con la abuela.
_ La abuelita le dijo al lobito espérame aquí lobito voy a prepararte algo de comer y se dirigió a la cocina. Desde allá decía:
_Lobito te voy a preparar algo ricooo, Avena con Papelón, Mmmm Mmmm te va a encantar.
_ Lobito ¿Tengo que decirte algo importante?, los niños y los animalitos no deben estar cerca de la cocina, por que se pueden quemar.
_ Voy a regar el jardín mientras está tu rica avena y salió.
A lo que el lobito aprovecho para meterse en la cocina. Tomo una silla y la acerco a la cocina, levantó la tapa de la olla y metió una cuchara para probar la rica avena. De pronto se escucho un gran ruido, plass, detrás del aullido del lobito ahuuuu ahuuuu ahuuuuu. Este tomo la cuchara con avena con papelón y estaba tan, pero tan caliente que se quemo la lengua.
La abuela salió corriendo hacia la cocina al escuchar el ruido encontrando al lobito en el piso con su lengua afuera, ha ha ha y aullando, ahuuuu ahuuuu ahuuuuu.
_ lobito cálmate ya te voy a curar, busco su tarro de azúcar y le dijo saca la lengua, le hecho azúcar y el lobito se calmo.
Luego espero que se enfriara su avena con papelón y lo dos tomaron el delicioso manjar. A partir de entonces el lobito prometió jamás volver estar cerca de la cocina, y así después de ese feo episodio, como todos los días, disfrutan juntos en el jardín de su rica avena con papelón. Y fueron felices para siempre.
Moraleja: Se tiene que tener mucha precaución si tenemos mascotas y hijos. Y mas aun cuando esta la cocina encendida.
Nota: Las imágenes fueron editada de google
Salut 🙂
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