En una coyuntura cualesquiera, lo más importante será...
Las preguntas pragmáticas, no menos relevantes, serán: ¿Cómo coordinará este ministerio con las otras instituciones públicas que realizan investigación científica?
Ahora bien, nosotros pensamos en las universidades, el Instituto Nacional de Salud, los hospitales, el Instituto Peruano de Energía Nuclear, etc. ¿Centralizará todas las investigaciones? ¿Solo las supervisará? ¿Recogerá los logros de las investigaciones de los distintos sectores? ¿Es la que dará el financiamiento? Además, ¿Cómo coordinará este ministerio con los demás ministerios para que se sirven de los conocimientos logrados? Casi todos los ministerios requieren de conocimientos científicos para tomar buenas decisiones, no solo son suficientes los criterios políticos para el buen gobierno.
¿Tendrá iniciativa política (o legislativa) este ministerio? Es decir, que los expertos hagan propuestas en los rubros de sus competencias. ¿O solo será un ente subordinado al poder de turno? ¿Cómo van a participar los prestigiosos académicos peruanos que existen en otros países? Otro asunto será el financiamiento: ¿Cuánto se otorgará del presupuesto nacional a este ministerio? ¿podrán participar en el financiamiento de investigaciones las empresas privadas? ¿bajo qué condiciones?
Muchos asuntos deberán aclararse en el camino, pero es bueno empezar a andar. No obstante, como ocurre con la política nacional, los asuntos sustanciales tienden a quedarse en el camino, por lo que será tarea de las universidades y los investigadores de incentivar el debate en torno a la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Por eso hay muchas cosas todavía pendientes.
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