La Virgo Pía

ENTRA AL LUGAR PÍA. ES UNA EXUBERANTE MUJER, NO POR SU CUERPO, SINO, POR SU ACTITUD DETERMINADA Y SU FORMA DE ARREGLARSE. VISTE ELEGANTEMENTE SENCILLA, DEJANDO MOSTRAR ALGO DE CARNES COMO DEJANDO UN POCO MÁS PARA LA IMAGINACIÓN. VIENE SUMAMENTE MOLESTA Y PIDE UN TRAGO EN LA BARRA.

PIA: ¡Dame uno seco! (Pausa) ¿Qué? No me mires asi. Yo sé que no es lo que acostumbro a tomar. Pero es que con la rabia que cargo encima… mira, es que se me sale lo marginal… (Se toma el trago) ¡Dame otro! ¡Y lo de costumbre! Coño, es que esto no es una rabia, chico, es una arrechera. Con todas sus letras. Y con todo el sentido integro de la palabra y el significado que le quieran otorgar en la Real Academia de la Lengua Española. Esto me pasa a mí por pendeja, sinceramente. (Se toma el otro trago) Una no aprende, mi amor. Por más traspiés que le hagan llevar en la vida, una no aprende, mana. Porque una es terca. Una es asi: PUTA. Claro, que estamos unas que lo agarramos de profesión. Aunque ahorita también están las que lo hacen bajo perfil, te diré yo. Y no son esas que llevan una doble vida, mi cielo, que de día son «Amalia» y de noche «Amaranto». ¡No, mi amor! Que va. De esas yo conozco muchísimas y son igual de profesionales que yo. Me refiero a ese pequeño grupo de carajitas de hoy día, que son más chulas que un latinlover y que en su cuenta de Instagram ponen «Bendecida y afortunada», «… con mi Diosito, todo, sin él, nada». ¡Nojoda! Como si ahora hubiese una marca de preservativos que se llama “Diosito”. Esas carajitas si son bien putas, mi hermana. Los tipos no se las llevan en esas camionetas exuberantes, de rumba en rumban, porque ellas son una Julieta cualquiera y ellos quieren ser su Romeo. ¡Qué va! El hombre no es asi no más que no más. El hombre para dar, tiene que recibir. Y eso está bien, porque ellos son hombres. Pero en caso de ser una mujer, todo el mundo la cataloga de prostituta. Porque es que una siempre tiene que agarrar todo lo malo que no le achacan al hombre. Por eso es que yo le digo a toda la historia universal: “el coñísimo de tu madre”. Porque el hombre siempre se ha impuesto sobre la mujer. Y una siempre de pendeja que se dejaba, y aun se deja, montar la pata encima. ¡Coño, porque una es asi! ¡Puta y media! Porque, ¿Qué es lo que pasa? Nada, que aun en este país quedamos personas que pensamos que esta vaina se puede mejorar, que creemos que el mundo se puede cambiar. Y hay mujeres que se nos olvida que tenemos más capacidad de análisis y de visión que el hombre. A nosotras se nos olvida, que maduramos mucho más rápido que esos güevones. Y como una cree que aún se puede confiar en los hombres, en los héroes de esta patria grande, pues mi amor, terminamos con los platos en la cabeza… (A un espectador) ¿Qué me ves tú? Yo soy bien cara, mi amor, un trabajito que yo te haga, no te lo hace cualquiera. Ni siquiera esas carajitas que se la pasan «bendecidas y afortunadas». Esas niñitas no saben cómo carajo darle duro a un hombre. Y sé lo que estás pensando, querido: «bueno, si los panas se las pegan es por algo, ¿No?». Y si, es por algo. Porque las coño e’ madres son tan, pero tan putas, que apenas ven camioneta cuatro por cuatro y ya se están subiendo la faldita para que se las maltiren. Y digo faldita, no porque sean unas niñas, no mi amor, lo digo por una modestia, por no atentar contra la correcta jerga de este establecimiento. Porque hoy esas chamas lo que se ponen es un macro-cinturón. Que vaina más vulgar en este mundo, nojoda. (Pausa) ¿Y para qué? ¿Ah? ¿Para qué? Para que se las maltiren. Porque eso es mentira que esos tipos cuando están puyando piensan en el placer de ellas, no mi amor. Lo de esos carajos es a lo «ropa sucia»: puro meterlo, estregarlo, sacarlo, enjuagarlo, secarlo y guardarlo. O como dicen en el mundo: un simple “mete-saca”. Y claro, esas carajitas, que son más brutas que el coño, no saben cómo les gustas que les metan los fósforos en esta cajita. Ellas creen que tiran mejor que la Marilyn Monroe; y por andar montadas en esas camionetas, llevando más huevo que una torta tres leches, creen que se están tirando al Presidente de la República. (Transición) Pero esta que está aquí, no mi amor. Yo no me creo, ni me la tiro de nada. Y hablo muy bien de mi trabajo porque yo estoy segura de lo que se hacer. La experiencia no te la venden pesada por kilos, ni te viene dentro de una lata de leche, ni te la dan en una universidad. Eso se gana a punta de trabajo y esfuerzo. Por eso es que yo cobro lo que tengo que cobrar, porque yo sé lo que vale mi trabajo. Y crease o no, mi amor, yo ejerzo esto con dignidad. Como tiene que ser. ¿Qué estoy vendiendo mi cuerpo? Sí, es así. Y lo disfruto. Porque el sexo da vida. Rejuvenece. ¡Ay, mi amor! Sobre todo, cuando llegan esos carajitos de quince o veinte. Nojoda, que te lo confirmen este poco de cuarentonas que están aquí. Estas las maricas, después que se divorcian, empiezan a tomar puro whiski y a coger carajitos de veinte en los lugares nocturnos más concurridos de las zonas “bien” de la ciudad, con toda la plata que le quitaron al marido en el divorcio. Estas carajas se la pasan en un solo celo después que se divorcian, porque son “veinte años en esa calamidad de vida que me estaba matando”, y luego no las mata el malacama del marido, sino el alcohol. (Pausa) Yo te digo una cosa, nosotras “las mujeres de la vida alegre”, somos un tanto asi como las esposas. Claro, la única diferencia es que nosotras somos empleadas por tigrito y ellas tienen contrato fijo… aunque, bueno, a veces le salen a una unos tigres, mi amor, que más que tigres parecen gatos siameses: mariquisimos. Por uno de esos es que yo venía caliente, arrecha. Porque, bueno, una en este medio, si quiere ser fructífera y productiva, tiene que hacer de una misma, una marca… un sello original, digamos, para que los hombres la prefieran a una entre las muchas tantas que hay. Eso, además de dar un buen servicio, claro está, ¿No? Entonces, esta noche me contrato un imbécil que quería un trabajito tempranero y yo acepte, porque una es asi: puta y media, pero laboriosa. Y cuando estamos en el momento definitivo para meter el gol, el muy cabrón viene y me dice: «no, no, no, no, asi yo no puedo, a mí no me gusta de esta manera». Y yo le dije: “Bueno, ¿Tú eres marico o qué? ¿No te gusta asi? Nojoda, eres único en tu especie…”. (Pausa) Porque, yo no soy como las demás, y eso hay definirlo muy bien, yo de cierta forma también soy única en mi especie. Es que yo… soy virgen… ¡Virgen, si! Cero kilómetros. Una vaina única que solo se encuentra en la Maternidad Concepción Palacios. ¡Ah, vaina! Es enserio. Por algo me dicen «la virgo Pía». Coño, pero es que ¿A qué hombre en este mundo de perdiciones y perversiones, no le gusta que una le dé “el chiquito”? Y te digo una cosa, no es por nada mi cielo, pero soy la mejor, sobre todo con la lengua. Y bueno, yo soy puta de atrás. Pero ese virgo mío no me lo toca nadie. ¡No mi amor! Yo pase un trauma muy grande cuando me desarrolle, la pinga. Cuando me llego la primera menstruación, yo estaba en el liceo. Atrasada me llego, de paso. Y de repente comienzo a sangrar por ahí, en medio de la clase de educación física y eso parecía una cascada de marea roja. Yo creía que me iba a desangrar. Las profesoras trataron de calmarme y explicarme que era aquello; no entendían por qué yo no sabía sobre eso. Hasta que llego mi mamá al colegio con un ataque de histeria porque quién sabe que le habían dado a su niña que se estaba desangrando por ahí… que, de paso, era más religiosa que el carajo. Cuando llegamos a la casa me hablo tanto de Dios y de la biblia, y de lo dolorosamente horroroso que es que salga de tu vagina un saco de carne con huesos de tres kilos y medio, y de cómo se hacían los bebés, y de como el hombre saciaba sus ganas y de lo salvajes que son; que desde entonces yo decidí no entregarle ese virgo a nadie, mi amor, a nadie. Y bueno… cuando me empezó la curiosidad por los hombres ‒que una es puta por naturaleza, eso no te lo quita ni el poder omnipresente de Dios‒, empecé a averiguar formas y modos de hacerlo, y encontré dos orificios aparte del vaginal: uno que duele gozosamente y otro que es gozo y solo gozo. Y, además, que mi mamá me jodió con este nombre del carajo que me puso: Pía. (Pausa) «Pía» … que, según la Real Academia de la Lengua: hace referencia a la piedad, a ser piadoso. Una persona pía… es una persona que practica la piedad, ¿Me entiendes? Entonces yo decidí ser piadosa con mi totona y no hacerla pasar por ese sacrilegio forzoso de perder el virgo. ¡No, mi amor! Eso conmigo no va. ¿Qué soy única en mi especie? Pues si, por eso es que yo soy sumamente productiva en este medio. Porque como hay que ver que a los hombres les encanta el chiquito. Les fascina, mi amor. Mujer que no entrega el chiquito, es una mujer infeliz y amargada, mi cielo. ¡Por eso es que yo me la paso de un feliz…! (Pausa) Pero como en todo… siempre hay sus excepciones: el imbécil ese que me busco para hacerle un trabajo. Como de costumbre, yo hice todo el preámbulo: una tocadita por aquí, otras más allá, una mamadita, una lamidita, practicar el instrumento musical gaitero-decembrino (Hace el gesto del furruco). ¡Ay, tu sabes! Lo normal, pues, con profesionalismo, gracia y distinción. Porque si una es puta, tiene que serlo con todas las de la ley. Entonces, cuando ha llegado el momento crucial, mi amor, el muy marico me dice eso es antihigiénico, que no le parecía que una mujer estuviese en esos oficios. Después que mi lengua hizo todo lo que le dio la gana y el retorciéndose como un gusano en esa cama, viene y me dice que no le parece una mujer en esos oficios. Y no basto con cortarme la nota, sino que, el muy cabrón me quiso hasta evangelizar. El tipo ha empezado a darme un sermón: que si la vagina, que si esto, que el hombre y la mujer, que si la procreación, que si Dios, ¡Y el gran coñísimo de su madre! ¡Nojoda! Y para colmo, se empato en una de no querer pagarme la mitad del servicio. Le metí un carajazo, me pare de esa cama arrecha y me fui. Pero antes de salir de la habitación le dije: “tú no eres el único cliente que tengo, papito, me sobran. Quédate con tu plata y tu sermón. Quédate tú con tu Dios, que yo me quedo con mi virgo. Yo me quedo con mi vida en paz, que a mí me seguirán diciendo la Virgo Pía…”. No, mi amor, yo no aguanto plata, menos le voy a estar aguantando vainas a hombre. (Empieza a recoger sus cosas para irse) Esta vaina a mí me pasa por pendeja, chica, por pendeja no, por pendejísima… yo me voy a trabajar, mi vida, que va. Que la situación no está para andar flojeando (Va saliendo del bar). Hay que seguir trabajando por este país, mi amor, que una, de puta y todo, aporta más a esta vaina que cualquier político, y hasta más que los mismos policías… (Desaparece por la entrada del bar).