Como decía Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mis circunstancias”.
Leyendo Homo Deus de_ Yuval Noah Harari_ encontré que en psicología existen dos yo: el yo narrador y el yo experimentador. Y aunque es un tema bastante amplio el que va formando nuestro cerebro, genoma, en general lo que nos hace ser un individo-persona… intentaré resumirlo lo mejor que pueda: nuestro yo experimentador percibe cuanto dura nuestras experiencias negativas; lógicamente cuanto más largas peor serán. En cambio el yo narrador promedia nuestras experiencias, de esta forma elegirá una experiencia menos mala pero más duradera frente a una experiencia muy mala y mucho más corta. Es este yo narrador el que se encarga de nuestras decisiones (aunque Harari comenta que no existe el libre albedrío), así de esta manera muchas mujeres aunque describieron el dolor del parto como el peor dolor de sus vidas, más tarde dijeron que fue una experiencia maravillosa. De esta forma la gente cuando es preguntada por qué toma cierta decisión afirma que lo han razonado, es el yo narrador quien les lleva hasta esa determinación y no a todas las experiencias vividas, lo que algunos dirían que es una decisión pasional. Sin embargo, están obviando que el yo narrador es el que ha asimilado todo el torrente de experiencias del yo experimentador para hacernos llegar a través del yo narrador, a la que creemos que es la mejor opción.
Con esto quiero llegar al punto de que nosotros ya estamos sesgando sin darnos cuenta lo que percibimos a raíz de nuestra vida pasada. Y cualquier otra persona, que es única y que ha vivido su propio camino, experiencias, emociones, etc. verá lo mismo que tú de otra manera. Por eso es importante siempre escuchar lo que ronda por la cabeza de otras personas, tanto para bien como para mal.
Obviamente a todos nos molesta que nos digan que hacemos algo mal, o que estamos fallando en un objetivo… pero tenemos que ver el lado bueno, alguien se ha preocupado y nos está advirtiendo que tenemos que poner más foco en ese aspecto. Las críticas nos hacen observar lo bueno y lo malo. Así que, la próxima vez que escuchemos una crítica, paramos unos segundos, respiramos y nos fijamos en la crítica. Intentamos no estar dolidos en nuestro ego y lo anotamos. Y más tarde lo miramos y apreciamos si estamos flaqueando. Hay que intentar vivir positivamente, así que ¿por qué no aprovechar cuando nos critican? No saltemos de una a la defensiva o nos hinchemos por escuchar una crítica positiva. Aprendamos a ser humildes y continuar aprendiendo de este camino que es la vida. Y comprender que todos somos distintos y hemos vivido una vida irrepetible y que ningún otro ser humano ha vivido por lo que nuestras reacciones a los estímulos pueden ser muy variadas.
Un abrazo.