El joven estaba frente a la vidriera de la perfumería francesa, pensaba que tipo de perfume le podría gustar a Elizabeth, la niña que lo traía medio trastornado, en un rincón de la tienda observó la frase de Blaise Pascal, que decía: “EL hombre tiene ilusiones como el pájaro alas, eso es lo que lo sostiene” La ilusión del enamorado chiquillo era cautivar con una fragancia a la niña de los ojos azules. Había escuchado a la vendedora de flores, cuándo aconsejaba a otro comprador, que si se atina con el aroma de la fragancia, se inicia con buen pie.
Ingreso al almacén impregnado por mil olores variados; cada perfume famoso contaba con un exhibidor individual y en él, un probador y una frase de algún famoso; algo juvenil -dijo a quién se le acercó- para una chica encantadora; ¿cómo es ella? -preguntó el dependiente- ¡oh, es bella, de tez morena como una diosa, ojos azules, cabello negro! -ya regreso, objetó el vendedor- el muchacho observó otra frase: “La mejor fragancia es el aroma del agua, la fragancia de rocío y la lluvia que cae sobre las plantas, el agua es el elemento esencial, una fuente de vida y energía” -Paco Rabanne- escribió esta frase tan natural, dijo con asombro.
Llegaron a un acuerdo por una fragancia pequeña, la cual le pareció costosa al joven, ¿está de moda? -el vendedor le argumento que un perfume no debe estar asociado a las modas de temporada; cuando un aroma es aceptada por la piel, siempre pasa a ser parte de la misma- Luego de estar en la calle, lejos de los seductores olores, el joven pensó que había invertido una fortuna, a su corta edad, ¡pues que todo sea por la compañía y el amor de una bella mujer!
*Nota: Está publicación pertenece al mismo autor del blog:
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