Nanovacuna contra el COVID-19 creada en México

in nanovacuna •  4 years ago 

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La Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene contabilizados al menos 143 proyectos en desarrollo de vacuna contra el virus SARS-CoV-2 en fase preclínica. De este universo 31 se prueban en seres humanos alrededor del mundo: se explora con vacunas atenuadas o inactivadas y las novedosas vacunas genéticas.

Más de 140 laboratorios del orbe desarrollan vacunas, aunque únicamente seis de ellas —en países como Estados Unidos, China, Reino Unido o Rusia— se encuentran formalmente ya en la tercera y última fase de ensayos, en la que se aplican a miles de personas en busca de posibles efectos secundarios adversos.

Sin embargo todavía no existe una vacuna que demuestre a plenitud su efectividad contra el coronavirus.

La propia OMS considera que después de los necesarios ensayos en el ser humano la esperanza es que —quizás a lo largo de los doce próximos meses— una o más de estas vacunas candidatas demuestren ser seguras, efectivas y de bajo costo para responder a la pandemia.

Aunque requieren millonarios recursos en México se desarrollaban hasta hace poco cuatro proyectos de vacuna antiCovid-19. Uno es el que lidera la doctora Laura Palomares (UNAM-Cinvestav). Avimex e IMSS procesan una vacuna junto con los investigadores Constantino López, William Lee y Samuel Ponce de León. El ITESM y la Universidad Autónoma de Baja California promueven la vacuna ADN. Y el investigador Juan Joel Mosqueda, de la Universidad Autónoma de Querétaro, impulsa una vacuna con base en péptidos.

Por fortuna ahora se suma un quinto ensayo, con tecnología única en el mundo: el doctor Luis Alfonso Vaca Domínguez y sus colaboradores del Instituto de Fisiología Celular (IFC) crean una nanovacuna en fase preclínica dirigida a inmunizar 100% a la población contra el virus SARS-COV-2.

El investigador de la UNAM detalla a Vértigo el posible alcance mundial de este antígeno diseñado con una tecnología exclusiva de la Máxima Casa de Estudios (propietaria de la patente); esta última se desarrolló hace 20 años en sus laboratorios y se usa en vacunas contra virus en animales.

Doctorado en Ciencias Biomédicas cuenta cómo a marchas forzadas se generó “una vacuna con nanopartículas del tamaño del nuevo coronavirus, pero no es un virus. De hecho no infecta al organismo: solo engaña al sistema inmune para hacerle creer que se trata del SARS-CoV-2”.

La denominada “nanovacuna UNAM representa una aproximación muy diferente de todos los enfoques usados en este momento en México y el mundo. El sistema inmune no es capaz de diferenciar entre nuestras nanopartículas y los coronavirus y monta una respuesta inmune contra el virus. Debido a que las nanopartículas no llevan material genético del virus (son exclusivamente proteína) no inducen enfermedad pero sí la generación de anticuerpos que pueden neutralizar al coronavirus”, resalta.

Con esta tecnología Vaca Domínguez desarrolló partículas que se autoensamblan y son del tamaño de un virus. Decoran estas partículas con proteínas del coronavirus (como si fuera un disfraz) y al entrar al organismo el sistema inmune la reconoce como un agente extraño y produce anticuerpos neutralizantes de la enfermedad.

Reitera: “En realidad no es un microorganismo infeccioso sino un virus artificial que tiene la geometría y tamaño exacto del virus del SARS-CoV-2. Se trata de una secuencia pequeña de aminoácidos, que llamamos péptido, diseñada con nanotecnología para que se autoagregue y se ensamble como si fuera una partícula viral”.

Virus disfrazado

A decir del experto la nanovacuna UNAM se distingue de los otros proyectos en curso por no utilizar un virus atenuado, como la vacuna rusa Sputnik V; tampoco es un virus recombinante o quimérico, como el antígeno diseñado por AstraZeneca. La propuesta universitaria, por el contrario, “es puramente proteína: no tiene ningún material genético, ni ácidos nucleicos y no puede infectar”.

Otro beneficio del innovador antígeno es que no necesita refrigeración. Hoy cualquier vacuna requiere temperaturas muy bajas: a esto se le conoce como cadena fría. “Desde el momento en que se produce y se distribuye en las farmacias hasta aplicarse al paciente debe estar refrigerada y esto eleva su costo”.

Si una vacuna convencional pasa unas horas a temperatura ambiente se descompone y pierde su efecto. Solo dura en refrigeración entre tres a cinco meses. Y cuando caduca la dosis se debe retirar de las farmacias.

“Nuestro sistema no es como las vacunas tradicionales sino muy estable. De hecho tenemos previsto que las nanovacunas se puedan mantener a temperatura ambiente cinco o diez años y el producto seguirá siendo eficiente”, asegura.

Según Vaca Domínguez “con la misma tecnología se procesan cinco diferentes vacunas. Quisimos tener un amplio repertorio y apostar a varias porque no sabemos cuál funcionará. Trabajar por una era demasiado riesgoso. Por ejemplo, AstraZeneca se la jugó por probar nada más una vacuna y ahora naufraga por dos casos de personas con síndrome neurológico”.

Dice el estudioso que “parece ficción pero en realidad es ciencia”, porque “cuando el sistema inmune de un individuo ve esto no sabe diferenciar entre un virus verdadero y este nanovirus sintético. Ocurre que el agente externo desata una respuesta inmune y estos anticuerpos pueden estar listos para cuando posteriormente la persona vea al virus verdadero: ya tendrá anticuerpos”.

Aún faltan algunos pormenores para poner a punto la nanovacuna. No se ha definido cuál será la vía de administración y se prueba en ratones de laboratorio con inyecciones subcutánea e intramuscular y también nasal. “La secuencia patentada la hemos mejorado y vamos en la versión ocho o nueve. Podemos producir virus de diferentes geometrías y tamaños, algo espectacular cuando uno lo ve en el microscopio, porque son estructuras muy geométricas, muy bonitas, como cristales”.

Tras intensos días de investigación sostiene: “La producción de una vacuna tiene varios pasos desde que empieza a nivel experimental hasta que se distribuye en farmacias. En el proceso se debe obtener un registro sanitario y demostrar que la vacuna es eficiente y no causa algún daño. Es muy importante decir que una fase de escalamiento, es decir, que se pueda producir la vacuna a escala mayor y abarcar a todos los mexicanos, requiere del concurso de un gobierno visionario que sumara a un grupo de empresas de la industria farmacéutica con la infraestructura tecnológica y financiera más idónea para garantizar la máxima calidad”.

El escenario es complejo porque se estima que para tener protección contra el Covid-19 se tendría que inmunizar a 60% de la población, lo que en México se traduce en alrededor de 76.8 millones de habitantes.

RECUADRO

Carrera mundial

Estados Unidos Patrocina con fondos millonarios el desarrollo de varias vacunas, sobresaliendo las de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson. Lo que interesa a la potencia del norte es asegurar el suministro de vacunas para su población. Se opone a la petición de la ONU de convertir este compuesto en un bien público mundial.

Rusia En tiempo récord se erige como el primer país en lograr la vacuna contra el Covid-19: la Sputnik V. Sin embargo prevalece la desconfianza de la comunidad científica mundial porque no se conocen los resultados de las pruebas clínicas que avalan su efectividad.

China El país de donde surgió el virus SARS-CoV-2 desarrolla cinco vacunas, tres de ellas en la última fase de investigación: Sonovac Biotech, CanSino Biológica y Sinopharm.

Reino Unido Con apoyo del gobierno la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca desarrollan una vacuna en la etapa final de investigación. No obstante el activo británico tuvo un tropezón: dos participantes en los ensayos clínicos presentaron enfermedades neurológicas, lo cual propició una pausa y enormes dudas sobre su viabilidad.

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